Viaje al vientre del terror
Ella fue una (de aquellas sacrificadas mujeres de dieciocho, veinte o veintidós años que se encontraron de golpe con el terror. De las que pasaron de un entusiasmo juvenil exagerado a la profunda oscuridad de las cárceles superpobladas del franquismo. Juana Doña, militante comunista hasta el fin, con una constancia sorprendente en sus convicciones, reconstruye en este libro amargo la historia casi desconocida ole aquel mundo femenino, sacrificado, ignorante casi de sus humillaciones más profundas, que sufrió, con mayor dureza, la represión de la posguerra.Detenida por la policía a finales de 1939, tras sesenta días interminables de interrogatorios y torturas, la protagonista de esta simple -en cuanto a la técnica de escritura- novela-testimonio se enfrenta con la atrocidad de la cárcel, que habría de prolongarse a lo largo de dieciocho años. Es muy cierto, como ella misma ha recalcado repetidas veces, que Juana Doña no era feminista cuando en 1966 comenzó a redactar este relato alucinante. Si entonces lo hubiera sido, tal vez se encontraría más rencor en sus páginas contra la situación doblemente angustiada de aquellas presas, muchas de las cuales pasaron años de cárcel por el simple hecho de ser mujeres, madres, hermanas de militantes de izquierda.
Desde la noche y la niebla (mujeres en las cárceles franquistas)
Juana DoñaEdiciones de la Torre, 1978. Madrid
Abnegación y privaciones
Pero Juana Doña no era feminista. Por eso ahí están los rasgos increíbles de abnegación de sus compañeras, sustituyendo los alimentos, que las familias se encargaban de pasarles por madejas de lana para tejer ropa de abrigo a aquellos guerrilleros. Ahí los cientos de privaciones en aras de una causa ole las que se sentían vagamente colaboradoras mas que protagonistas. Y también la aceptación sencilla del silencio, ese firme silencio que se cernía sobre sus experiencias.Dieciocho años de cárcel son más que suficiente como para acumular un conocimiento profundo de los diferentes penales españoles destinados exclusivamente a las mujeres. Las cárceles de Las Ventas, Guadalajara, Albacete, historias difíciles de creer de puro dramáticas y enloquecidas. En 1947 Juana Doña fue condenada a muerte y se salvó por muy poco de que esta sentencia fuera ejecutada. Aun así, la amarga sensación de espera, el ruido de cerrojos que se descorrían dando paso quién sabe a qué horas finales, le han dejado una huella que asoma en algunas esquinas de un relato formalmente eficaz, sencillo, sin concesiones a nada que no sea la tremenda realidad de unos años no del todo desaparecidos.
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