Carter retrasa indefinidamente su fabricación
El presidente Carter anunció ayer que ha decidido retrasar indefinidamente la fabricación de la polémica bomba de neutrones, aunque advirtió que no se trata de una decisión definitiva y que la construcción de la nueva arma atómica estará condicionada por la actitud de la Unión Soviética y por las amenazas que ésta pueda representar en el futuro para Estados Unidos y Europa Occidental.
La decisión de Carter, que podría calificarse como «salomónica», parece destinada a contentar tanto a los partidarios de la bomba de neutrones, que ven abierta la posibilidad de su fabricación en el futuro, como a sus detractores, que ven por el momento detenerse el programa de construcción en serie del arma atómica táctica y su despliegue en Europa.En un breve comunicado distribuido por la Casa Blanca, el presidente Carter anunció que dio órdenes al Pentágono para que siga trabajando en el perfeccionamiento del misil táctico Lance y de la artillería de ocho pulgadas, dejando abierta la posibilidad de instalar en estas armas cabezas neutrónicas.
«Estados Unidos mantiene consultas con sus amigos de la Alianza Atlántica sobre esta decisión y continuará discutiendo con ellos las medidas apropiadas de control de armamento a tomar con la Unión Soviética», añadió la declaración presidencial, que concluyó asegurando que «continuaremos modernizando nuestra capacidad militar, tanto nuclear como convencional, y que haremos todo lo necesario para garantizar nuestra seguridad colectiva y la defensa de Europa».
Elemento negociador
El condicionamiento hecho por Carter de la fabricación de la bomba a la actitud que mantengan los soviéticos, es un claro indicio de que Washington está decidido a utilizar la bomba de neutrones como un elemento negociador en las conversaciones con Moscú sobre limitación de armamento, y muy probablemente Estados Unidos pedirá a cambio de no reanudar el programa de la bomba neutrónica el que los soviéticos detengan su desarrollo del proyectil móvil SS-20.
Según todos los indicios, la decisión de Carter es el resultado de las intensas presiones a que fue sometido, tanto por algunos aliados europeos como por sectores de la propia Administración estadounidense que favorecen el desarrollo de la nueva bomba. Antes de iniciar su viaje por Africa y Latinoamérica, Carter parecía decidido a suspender la fabricación de la bomba de neutrones, pero ahora optó por retrasarla indefinidamente.
«Halcones»
La solución de compromiso hallada por Carter no servirá, sin embargo, para acallar las críticas de los «halcones» norteamericanos, que ven en este gesto una nueva vacilación del presidente. Su antecesor en la Casa Blanca, Gerald Ford, definía el jueves a la bomba de neutrones como «altamente esencial» para la defensa de Estados Unidos, y llegaba a decir que «a seguridad de Europa occidental y la preservación de la cultura occidental dependen de la bomba de neutrones».
Ford fue el presidente que aprobó, en noviembre de 1976, el programa de esta nueva generación de armas atómicas, si bien la decisión se mantuvo en secreto y la opinión pública sólo conoció la existencia de la bomba de neutrones cuando el diario Washington Post lo reveló en junio del año pasado. Después, Carter pidió al Congreso la aprobación de fondos para el programa, pero retrasó tomar una decisión definitiva sobre la nueva bomba en varias ocasiones y trató de que los Gobiernos aliados de Europa apoyaran la fabricación en cadena de la bomba.
Destinada esencialmente a ser empleada en Europa contra los tanques del Pacto de Varsovia, la bomba neutrónica sería disparada con cañones de ocho pulgadas o con el proyectil Lance, que tiene un alcance de unos cien kilómetros. La radiación producida por la bomba, elimina a los seres vivos, pero apenas emite calor y tiene un poder explosivo mucho menor que las bombas atómicas de la primera generación, con lo que provoca menos daños en el entorno físico y permite una relativamente rápida ocupación del territorio donde ha sido disparada.
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