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El Gobierno USA restringe su ayuda a regímenes represivos

La decisión del Gobierno norteamericano de reducir su ayuda exterior a Uruguay, Argentina y Etiopía, como consecuencia de las violaciones de los derechos humanos producidas en esos países, supone una importante ruptura con la política internacional seguida anteriormente por Washington. A la vez, es la primera consecuencia lógica del reiterado interés por la defensa de los derechos del hombre de que ha hecho gala, desde su llegada al poder, el presidente Carter.

El recorte de la ayuda norteamericana a los tres países citados es el primer signo convincente de que el interés de la nueva Administración por el respeto a los derechos humanos no se limita exclusivamente a la Unión Soviética y a los países del Este europeo.El secretario de Estado, Cyrus Vance, anunció ayer la reducción de la ayuda estadounidense a Argentina, Uruguay y Etiopía durante una audiencia ante un subcomité del Senado.

Nuevos anuncios de reducciones en la ayuda exterior se producirán presumiblemente en los próximos días, a partir de un estudio, país por país, elaborado por el Departamento de Estado. Sin embargo, Vance reconoció que, en ocasiones, los intereses estratégicos de Estados Unidos podrían privar sobre las preocupaciones ideológicas. Concretamente, citó el caso de Corea del Sur, que no sufrirá reducción de la ayuda norteamericana, a causa de su importancia estratégica y pese a que se han denunciado constantes violaciones de los derechos humanos por parte del régimen de Seúl.

Preguntado por EL PAIS, sobre qué posibilidades existían de que España pudiera verse afectada por una medida similar, un portavoz del Departamento de Estado manifestó que Vance había citado concretamente a tres países, y que no se tenía noticia hasta el momento, de que se fuera a reducir la ayuda exterior a ningún otro.

El portavoz reconoció que el Departamento de Estado ha elaborado un informe sobre la situación de los derechos humanos en España, pero dijo que ese tipo de informe se ha hecho en todos los países que reciben ayuda de Estados Unidos y que, por tanto, no tenía ninguna especial significación.

Las reducciones en la ayuda norteamericana que sufrirán Argentina, Uruguay y Etiopía no son muy importantes, pero en Washington se resalta el valor simbólico de la medida.

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Durante la anterior Administración, el poder ejecutivo se negó a seguir las recomendaciones del Congreso de cortar la ayuda económica y militar a regímenes represivos, como por ejemplo Irán, Filipinas, Corea del Sur, Argentina y Chile.

El pragmatismo que dominó la política exterior norteamericana desde la segunda guerra mundial, con el único interés de hacer frente al comunismo, y sin conceder importancia a las características de, los regímenes aliados, parece haber llegado a su fin.

Además, esta decisión del presidente Carter se considera una prueba de que su interés por los derechos humanos no es sólo una excusa para criticar a los países socialistas y, especialmente, a la Unión Soviética. Desde su toma de posesión, la Administración demócrata inauguró una política inusual de comentar abiertamente los acontecimientos mundiales.

La defensa de los firmantes de la Carta 77, en Checoslovaquia, y de los disidentes Sajarov y Ginsburg, en la URSS, así como el anuncio de la visita de Bukovski a la Casa Blanca la próxima semana, hicieron pensar que las preocupaciones de Carter tenían un interés político claro.

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