Luis García Montero recibe el XX Premi Blanquerna: “Barcelona forma parte de mi familia”
La Generalitat reconoce al poeta granadino por su trayectoria. El president Illa elogia a director del Cervantes: “¿Qué hace un poeta con sus versos? Buscar la verdad más profunda. Defender la verdad es defender la democracia”


Los aplausos resonaron en las paredes del Palacio Neptuno la tarde de este martes, cuando Luis García Montero subió a recoger el XX Premi Blanquerna de manos del president de la Generalitat, Salvador Illa. Tras ocho años sin que se celebrara el certamen, el poeta y director del Instituto Cervantes ha sido reconocido por ser “difusor de la literatura catalana, como poeta, crítico y profesor, así como su compromiso con todas las literaturas del Estado desde la dirección del Instituto Cervantes”, aseguró la periodista Àngels Barceló —integrante del jurado— mientras le guiñaba un ojo y le dedicaba una sonrisa al premiado.
Las palabras de agradecimiento de García Montero fueron, en su mayoría, reconocimientos a sus amigos poetas catalanes, quienes viven con él, pero no puede llamar por teléfono, bromeó. “Compartir las ilusiones poéticas con amigos catalanes en Barcelona, en Valencia o en Mallorca. Barcelona fue Àlex Susana, Miquel de Palol o Joan Margarit. Fue una forma de amor a la libertad”.
En sus palabras también habló de su admiración a nombres previos a su carrera, como Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Joan Maragall, Salvador Espriu, Mercè Rodoreda, Gabriel Ferrater, Joan Vinyoli o Vicent Andrés Estellés.
Barcelona es su familia, dijo, porque allá viven tíos y sobrinos, porque allá vivieron amistades que emigraron en los años sesenta y setenta, y porque la Editorial Tusquets fue una compañía fundamental para él y su esposa, la también escritora Almudena Grandes, fallecida en 2021. Para él ha sido una suerte “habitar una cultura española diversa, orgullosa de sus lenguas y de sus tradiciones literarias que dialogan entre sí como un signo de identidad de las ilusiones democráticas”.
El granadino de 66 años ha protagonizado el escenario literario español de las últimas décadas. Su carrera iniciada en los años ochenta es una extensa lista de publicaciones, como los poemarios Habitaciones separadas, con el que ganó el Premio Loewe y Nacional de Poesía en 1994; o La intimidad de la serpiente que le significó el Premio de la Crítica en 2003. También ensayista —en sus escritos destacan El sexto día, Los dueños del vacío e Inquietudes bárbaras—, y autor de novelas como Mañana no será lo que Dios quiera, Alguien dice tu nombre o No me cuentes tu vida. Pero su carrera no se ha limitado a la cultura, sino también a la política, con su militancia primero en el Partido Comunista y luego en Izquierda Unida, donde en 2015 encabezó la lista para las elecciones regionales de Madrid.
Justamente, la intervención del presidente de la Generalitat versó sobre política, con un tinte conciliador sobre la relación entre Cataluña y el resto de España, y sobre las crisis sociales actuales en las que enumeró la guerra en Ucrania y Palestina, la discriminación al migrante y la necesidad de memoria a 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco. Illa inició sus palabras reconociendo en García Montero “uno de los poetas más importantes de la lengua castellana”, para después preguntarse: “¿Qué hace un poeta con sus versos? Buscar la verdad más profunda. Defender la verdad es defender la democracia”, y citó las palabras del poeta: “Necesito no ser injusto desde la verdad para seguir luchando contra la mentira”.
Tras los respectivos abrazos y fotos mostrando el galardón, la celebración siguió con un número musical de Paco Ibáñez, quien se declaró feliz de cantarle a su amigo. El cantante cantó y el público lo siguió con aplausos en A galopar, con el texto de Rafael Alberti, y Érase una vez, sobre el poema de José Agustín Goytisolo. Minutos antes, el actor Josep María Pou leía el poema Epístola, de García Montero, traducido al catalán.
En el acto también habló la académica y directora del Aula Poética de la Universitat de Barcelona, Noemí Montetes-Mairal, quien propuso la candidatura: “[García Montero] es un filólogo consciente de que todo conflicto lingüístico es en sí mismo un conflicto político y que, para desentrañar las cuestiones lingüísticas, primero se deben desentrañar las políticas. Esta fue una de las señas de identidad clave de su trayectoria”. Para Montetes-Mairal el poeta simboliza puntos de encuentro, ganas de esforzarse por mejorar las relaciones entre ambas lenguas.
Más allá de los discursos, las amistades, los galardones y las canciones, para conocer la relación del poeta con Cataluña simplemente bastaba escuchar su poema Pasear contigo: “Cruza la gente y habla en un hermoso idioma que me cuesta trabajo comprender. Y sin embargo esta ciudad es mía, pertenece a mi vida como un puerto a sus barcos”.
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