Squeeze, la banda de culto de la ‘new wave’ británica que nunca tocó en España (hasta ahora)
Los dos líderes del grupo, que actúa este fin de semana en Barcelona, repasan las vicisitudes de una trayectoria de 50 años discreta en cuanto a éxito pero de reconocida calidad

El tiempo pone a cada uno en su sitio; menos a Squeeze. El grupo de Londres, que despuntó en la segunda mitad de los setenta en la escena new wave con sus canciones complejas pero no por ello menos pegadizas, jamás disfrutó del éxito masivo. Si alguien pensó que los años lo pondrían en el lugar que le corresponde, se equivocó: después de una carrera discográfica que abarca casi medio siglo, continúa siendo una banda de culto. En su condición de ilustres secundarios tal vez ha influido el que apenas hayan tocado en directo fuera del Reino Unido, Australia y Estados Unidos; de hecho, en España nunca ha habido ocasión de verlos en directo, omisión que quedará reparada este sábado cuando actúen en Barcelona en el evento Feroe 2025, junto a Nick Lowe, The Jayhawks, The Tallest Man on Earth y otros. Lo que prueba que siguen en el ajo.
De Squeeze se han dicho muchas cosas buenas, y la mejor es un claro sinsentido. En los ochenta se comentó que sus líderes y compositores, Glenn Tilbrook y Chris Difford —ambos guitarristas y cantantes— eran los herederos del trono de Lennon/McCartney. Apreciación absurda, en tanto en cuanto John y Paul solían componer por separado, al contrario que estos dos gentlemen —es el aspecto que transmiten a través de la cámara de Zoom— que allá por 1973, cuando tenían grupo pero no conciertos ni discográfica, establecieron un método de trabajo que persiste a día de hoy: Difford se ocupa de las letras y Tilbrook de la música.
“Somos compositores diferentes [de Lennon y McCartney]”, dice Tilbrook (68 años), risueño y parlanchín. “Cuando conocí a Chris yo tenía 15 años, él 19, y enseguida comenzó a pasarme letras a las que yo ponía música”. Se encontraron gracias al anuncio que Difford puso en el escaparate de una tienda; en su primer año juntos escribieron cerca de cien canciones. “Puede decirse que encajamos extremadamente bien”, apunta Difford (71 años), desde Brighton, flemático pero con gracia. Durante tres años no dejaron de componer. “No teníamos otra cosa que hacer. Visto ahora, pienso que escribimos tantas canciones buenas que nos convertimos en leyendas para nuestros amigos… ¡Y para nadie más!”, bromea Tilbrook desde su casa de Londres.
En la capital británica, a mediados de los setenta, si pestañeabas te perdías algo. El pub rock estaba dando paso al punk. Pero la estridencia de este estilo, nuevo entonces, no fue del interés de este par de estilistas. “La agresividad del punk no estaba en nuestra personalidad. Escuchábamos música más sofisticada”, afirma Difford. “Cuando salió el punk rock me sentí un poco…, no sé, desconfiado”, confirma Tilbrook. Pero fui a ver un concierto de Generation X [la banda punk en la que despuntó el cantante Billy Idol], capté su energía y me di cuenta de que era música para gente de mi edad, cuando yo era adolescente. Me encantó lo que hacían y eso alimentó lo que creamos en Squeeze inicialmente”.

Aquella mezcla de pop gourmet y vibración eléctrica quedó plasmada en sus primeros álbumes: Squeeze (1978), que pasó inadvertido; Cool for cats (1979), que contenía clásicos de su repertorio como Slap and tickle, Up the junction y Cool for cats; Argybargy (1980)… “Una de las claves de Squeeze —dice Tilbrook— es que siempre hemos tenido la habilidad como compositores para tocar exactamente lo que queremos. Al principio teníamos influencias muy evidentes: Kraftwerk, The Beatles, jazz, Sergio Mendes… Todo estaba ahí y era parte de la mezcla que éramos”.
Y, sobre todo, en su cuarto disco, East Side story, de 1981, coproducido por Elvis Costello. “Él consiguió que ganásemos confianza, lo que posibilitó que grabáramos muy rápido y ese disco suene más espontáneo”, aclara Tilbrook. “Tener un productor como Elvis Costello nos abrió muchas puertas musicalmente. Fue una inspiración”, concede Difford. Aquel álbum incluía varios sencillos memorables, como Is that love, Labelled with love o Tempted, el cual, de hecho, entró en la lista de los diez más vendidos en Estados Unidos. Caso singular, toda vez que Tempted no estaba cantada por Tilbrook ni por Difford, sino por el teclista Paul Carrack.
“Yo no la habría cantado como Paul”, admite Tilbrook. “Por eso la cantó él. Es una canción maravillosa. Le dimos muchas vueltas, y cuando la cantó Paul quedó perfecta”. La relativa fama de Squeeze se basa también en el hecho de que por su formación han pasado músicos de posterior renombre, como los teclistas Jools Holland (hoy famoso presentador de televisión) o Paul Carrack (estrecho colaborador de Roxy Music, Nick Lowe y componente de Mike + the Mechanics).
Sin embargo, la abundancia de trabajo y tal vez otros excesos llevaron al grupo a la separación en 1982. “No creo que las drogas y el alcohol influyeran en el declive de la banda en los ochenta”, sostiene Difford. “No puedo hablar por otra gente, pero para mí fue una etapa muy dura. Estábamos cansados musicalmente, habíamos estado en la carretera mucho tiempo, habíamos sacado muchos discos…”. Los líderes fundaron a continuación el dúo Difford & Tilbrook, de escasa repercusión, tras lo cual, en 1985, Squeeze volvió a las andadas.
La reputación de Difford y Tilbrook como compositores se ha mantenido intacta hasta nuestros días. Sin tratarse de autores convencionales, sus canciones, a menudo complicadas, son fáciles al oído. Un buen ejemplo es Is that love, con ese acorde al final del estribillo que remite a la música clásica. “Me encanta esa canción”, dice Tilbrook. “En esos días me gustaba introducir pequeñas bromas en la música, y The Move grabaron una canción titulada Night of fear (1966), que tenía mucho de Beethoven. Así que se me ocurrió meter mi parte clásica también. El estribillo está inspirado en la Obertura 1812, de Tchaikovski. ¡Esa fue mi broma! Y me encantó hacerla, porque funciona bien musicalmente”.

Curiosamente, ambos coinciden en la canción de su catálogo que más les satisface. “Si tuviera que escoger una favorita de las mías sería probablemente Some fantastic place: es asombrosa y me encanta”, dice Tilbrook. “¿Mi letra favorita? Cambia cada día, pero hoy diría que es Some fantastic place. Es una canción hermosa. Está basada en un amigo nuestro que tenía leucemia”, conviene Difford.
A pesar de su unánimemente aceptado talento, Squeeze nunca tuvieron un número uno en listas de ventas. Dos de sus canciones, Cool for cats y Up the junction, alcanzaron el segundo puesto en la clasificación de Reino Unido. Sus álbumes más vendidos son antologías. “No estamos en la misma liga que otras bandas que han tenido mucho éxito. Pero el éxito es lo que haces con tu banda y con tu vida, realmente”, dice Difford.
“Para nosotros —prosigue Tilbrook— no era difícil tocar estilos diferentes, y nunca tuvimos una fórmula. De ahí que todos nuestros discos sean distintos entre sí, y eso dificulta que la gente perciba quién eres. No es que rechace hacer música simple; la que hago es la que me sale. No trato de parecer más listo, ni nada. Para mí, componer siempre guarda relación con lo que me atrae. Estoy orgulloso de nuestro repertorio, y muchas de nuestras canciones han soportado bien el paso del tiempo. Pero el éxito nunca ha sido importante para nosotros; nos hemos centrado en hacer discos y tratar de dejar huella”.
Preparan dos nuevos discos, uno de ellos con canciones escritas en 1974 (se titulará Trixies y verá la luz el próximo marzo). Pero sus temas de siempre se siguen escuchando, ahora a través de plataformas de streaming que llegan incluso a oyentes muy jóvenes. “El streaming no da dinero”, dice Tilbrook, “pero tiene una cosa que me encanta: si nuestra música solo estuviera disponible en discos, todos esos chavales de veinte años jamás habrían oído hablar de nosotros. Pero mediante el streaming nos encuentran. En los últimos diez o quince años ves los datos de la audiencia, y es cada vez más joven, lo cual resulta asombroso”.

Aseguran que nunca han discutido por una canción. “Trabajo con las letras que me gustan. Por suerte, Chris escribe muchas y no pongo música a todas. Así que no puedo quejarme de ninguna”, dice Tilbrook. Así lo explica su compañero: “Escribo primero la letra y después Glenn compone la música. Es como Bernie Taupin y Elton John, pero sin su cuenta corriente”, dice esbozando una sonrisa. “Cuando lo conocí —añade—, me quedé pasmado por Glenn y por nuestra forma de componer. Funcionamos muy bien como compositores e hicimos mejorar al otro bastante bien. Ha seguido pasando a lo largo de nuestra carrera. Nos hemos apoyado mutuamente como autores”.
Y, pese a ello, no se consideran amigos íntimos, sino más bien compañeros de trabajo que hacen buenas migas. “Sinceramente —interviene Tilbrook—, la relación que tenemos es profesional. La parte buena es que somos capaces de concentrarnos en lo que hacemos juntos y no preocuparnos de enviarnos tarjetas de Navidad”. Para Difford, “nuestra relación es profesional, y está basada en establecer una forma de componer. En una ocasión, Pete Townshend [guitarrista de The Who] dijo que nunca había recibido una tarjeta de Navidad de Roger Daltrey [cantante de The Who], y se trata más de eso, de ir a trabajar y salir de vez en cuando con un compañero”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.






























































