Gary Louris, cantante de The Jayhawks: “España es un país donde pides un cigarrillo y te dan la cajetilla entera”
El músico repasa sus creaciones más conocidas, su agotamiento por las noticias, su vínculo especial con el público español y con Hemingway antes de su actuación en las Noches del Botánico en Madrid
Ventajas de acumular muchos años de oficio. Faltan apenas tres cuartos de hora para que Gary Louris (Toledo, Ohio, 69 años) se suba al escenario del festival Noches del Botánico al frente de The Jayhawks, pero no hay un átomo de inquietud en su mirada. Se ha repantingado en el jardín para disfrutar del benévolo sol de la tarde, comparte con ostentosa placidez una copa de vino blanco con su mujer, Stephanie Stevenson —se casaron hace cinco años y la considera su único “gran amor verdadero”— y se entrega a la conversación con gusto y sosiego, como si tuviese vacía la página de su agenda. Pero más de 2.000 personas le esperan para corear con él Waiting for the Sun, Stumbling Through the Dark o Angelyne, entre otros títulos indispensables para cualquier amante del género americana.
Pregunta. Ahora que celebra cuatro décadas al frente de su banda, ¿ya ha descubierto cómo nace una canción?
Respuesta. Tienes que partir de un deseo de crear, de una motivación existencial. Y has de estar con la antena subida, abierto a lo que suceda a tu alrededor. En realidad, casi siempre ando canturreando nueva música en la cabeza, pero la mayor parte de las veces no suele ser muy buena, que digamos…
P. Fue arquitecto antes que rockero…
R. Y me vino bien, porque el proceso de escribir una canción guarda cierto parecido con el de diseñar una casa. Son procesos creativos que has de completar de principio a fin, intentando que cada parte quede lo más perfecta posible. Y eso es complejo, porque el 90% de las ideas son basura y has de adquirir confianza en ti mismo para no desanimarte a la espera de ese 10% restante.
P. ¿En este momento de su vida solo le salen canciones de amor?
R. Una detrás de otra, porque es la primera vez que estoy enamorado de verdad. Nunca me atrajo la idea de escribir muchas canciones políticas, porque prefiero abordar cuestiones universales y que no se queden desactualizadas con el tiempo. Me interesa la política, que conste, pero intento no llevarla mucho a mi obra. Supongo que es una forma de escapismo por mi parte, pero los boletines de noticias me parecen ahora mismo burbujas en la superficie. El ruido suele ocultar cuestiones más profundas e importantes.
P. Quizá por eso mismo haya que seguir informándose.
R. ¡Sin duda! Le sucede a mi esposa, que es una yonqui de las noticias, pero a mí me resulta agotador. Vivimos un ciclo político en el que todo es división y no hay manera de escuchar noticias, sino solo opiniones. La división entre izquierda y derecha se ha convertido en negocio: unas cadenas alimentan a su sector del electorado como predicadores ante el coro, y eso no es saludable. Hay canales que se salvan, pero no me gustan ni la CNN ni Fox.
P. ¿Le preocupa qué suceda en las elecciones de noviembre?
R. Mucho. Trump no es un político, sino un fenómeno mediático. Sería un personaje divertido desde el punto de vista del entretenimiento, pero es tan peligroso... Ahora residimos a las afueras de Montreal, junto a la montaña, hacemos mucho ejercicio y eso me ofrece una perspectiva más sosegada, pero en EE UU sí que vivimos Bad Times [Malos tiempos, el título de una famosa canción interpretada por The Jayhawks].
P. ¿Por qué cree que su banda, más bien minoritaria, goza de tanto predicamento en España?
R. Fue un flechazo mutuo desde la primera gira, 20 años atrás, un viaje memorable que patrocinaba la revista Mondo Sonoro y nos permitió hacer buenos amigos; entre ellos, [el productor] Paco Loco, que se ha convertido en una parte inseparable de mi vida. Nos falta debutar en Italia o Grecia, pero el carácter mediterráneo me fascina. España es un país donde pides un cigarrillo y te dicen: no, no, llévate la cajetilla entera. Y luego está el factor Hemingway…
P. ¿Hemingway?
R. Uno de los mejores amigos de Stephie es su compañero de instituto Patrick Hemingway, familiar directo del escritor, y España sale mucho en la conversación. Solo resulta incómoda de entender aquella fascinación de Hemingway por los toros. Yo fui una vez a una corrida y puedo comprender la emoción, pero te deja mal cuerpo. Tenía que experimentarlo, pero no volvería en ningún caso.
P. ¿Es consciente de la devoción del público español por su canción Save It For A Rainy Day?
R. ¿Se quiere creer que no recuerdo cómo nació? Es curioso, se me quedan en la memoria los nombres de las personas que me presentan, pero no muchas cosas que me atañen directamente a mí. Las ideas te están rondando y tú no las juzgas, no escuchas tu voz, simplemente dejas que revoloteen. Luego ya regresas a ellas y les das forma. Pero no recuerdo el día o circunstancia en particular.
P. Se lo pone usted difícil a su biógrafo…
R. ¡Bueno, hay excepciones! Blue salió del tirón, me emocioné muchísimo y me fui corriendo a visitar a su apartamento a Mark Olson, entonces compañero de grupo, para enseñársela. O All The Right Reasons, que se me vino a la cabeza en un día libre entre conciertos en un hotel de Rotterdam. Hoy sé que me la inspiró Stephanie, aunque entonces aún no nos conociéramos...
P. ¿Van a celebrar juntos de alguna manera especial su 70 cumpleaños?
R. Ella quiere que hagamos una gran fiesta, pero en el fondo estoy viviendo ahora mi año 70, así que tampoco deberíamos darle tanta importancia. Manejas una edad mental, interior, y me siento como si tuviera 35 años, solo que frente al espejo descubro que el pelo se me ha vuelto grisáceo. Para animarme, pienso en que Chrissie Hynde está fantástica y mi buena amiga Lucinda [Williams] también es mayor que yo, así que ellas pueden verme aún como un jovenzuelo.
P. Por cierto, ¿qué fue de Marina, la protagonista de Save It…?
R. Marina era una fotógrafa y la utilicé porque me gustaba el nombre, pero la canción no trata sobre ella. Soy un autor muy poco biográfico. A veces me gustaría ser capaz de escribir más sobre mí, pero me atrae más el sonido de las palabras. Y que ellas mismas terminen encontrando su propio significado.
P. Nunca he sabido si esa era una canción triste o alegre…
R. Me gustan las canciones de melodías luminosas y agradables que cuentan historias melancólicas. Eso genera un contraste hermoso.
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