José Daniel Barquero: “¿Lo más caro que he comprado? El Ayuntamiento de Moià”
El economista y coleccionista presenta una exposición de los relojes más curiosos que han pasado por el Ministerio de Trabajo
A mediodía del día 10, en el Ministerio de Trabajo, un hombre trajeado presentó una exposición en el hall del Ministerio de Trabajo. Y un libro, prologado por la vicepresidenta Yolanda Diaz: Los relojes del Ministerio de Trabajo y Economía Social. No es ningún spoiler decir que el libro y la exposición iban de lo mismo: carillones, relojes de salón, de péndulo, prototipos eléctricos y demás reliquias (los más antiguos datan de comienzos del siglo XIX) que han pasado por esos pasillos desde hace décadas. José Daniel Barquero (Barcelona, 57 años) es el autor del libro, además de coleccionista de todo tipo de cosas, lobbysta, doctor economista, escritor, director del Museo Internacional de Alta Relojería de Bolsillo, cónsul honorífico de Armenia y alguna cosa más que lo convierten, quizá, en uno de los hombres más polifacéticos de España. En la muñeca leva un Seiko, por cierto, aunque se lo cambia cada día.
P. Oiga, una cosa que trae a muchos de cabeza: ¿por qué demonios algunos relojes ponen IV y otros IIII?
R. Bueno, en Roma se utilizaba el IIII en vez del IV porque se correspondían a las primeras letras de IVPITER, el Dios más venerado. Como se puede imaginar, era considerado una blasfemia utilizar las iniciales de su Dios para describir un mundano número IIII. Y la tradición se hereda.
P. ¿Cómo nace su pasión por coleccionar relojes?
R. Yo nací coleccionista. Mi pasión se desencadenó cuando mi madre me regaló un antiguo reloj de bolsillo de mi bisabuelo que, según me cuentan, yo había roto a los dos años. Mi encuentro con él fue inolvidable: la atracción hizo que los estudiase hasta la extenuación. Hoy mi museo en Madrid alberga unos 2.000.
P. En la exposición hay algún un reloj de Carlos Coppel. Tengo entendido que, además de relojero, era un espía.
R. Sí, era alemán. Lo mandó a Madrid el Segundo Reich. Se puso a vender relojes en el centro, eran relojes muy buenos y baratos. Tuvo tanta fama que acabó vendiendo relojes al Congreso y a los Ministerios.
P. ¿Y cómo se espía desde un reloj?
R. Piensa en la época, no era como ahora: un reloj necesitaba mantenimiento, un relojero que reparara piezas, que lo pusiera en hora, que se asegurara de que sonaba a las horas en punto… era una presencia habitual de los ministerios y la gente no interrumpía sus conversaciones delante de él. Como quien hoy entra en un taxi hablando por teléfono.
En un ministerio, nadie interrumpía sus conversaciones delante del relojero. Por eso era un buen espía”
P. ¿Y qué más colecciona usted?
R. Todo tipo de cosas. Manuscritos de personajes significativos como Federico García Lorca, Pablo Neruda, Sigmund Freud, Albert Einstein, Eleanor Roosevelt, Rafael Alberti, el Che Guevara, Fidel Castro... Pero otras muchas cosas: mariposas, escarabajos…
P. ¡Coleópteros! Como el propio Neruda.
R. Bueno, soy el mayor coleccionista de originales de Neruda de Europa. Tengo originales suyos que no han sido publicados, y un libro firmado por él y por Lorca.
P. Siga, siga: ¿qué más atesora?
R. Colecciono arte religioso, ciertas piezas de taxidermia…
P. ¿Colecciona taxidermia?
R. De hecho, hice mis pinitos como taxidermista, con el método de Aquilino Pérez. Pero hace muchos años; ya no.
P. ¿Qué es lo más caro que ha comprado?
R. El Ayuntamiento de [el municipio barcelonés de] Moià.
P. No me diga que también colecciona ayuntamientos.
R. No, no, es el edificio de la antigua sede del Ayuntamiento, pero has preguntado que qué era lo más caro. Es muy interesante: Moiá fue el primer pueblo de Europa con una industria manufacturera de relojes. Pero tras entrar los carlistas a quemarlo todo, solo quedan 35.
P. Alguno lo tendrá usted, ¿no?
R. Así es.
P. ¿Cuál es el objeto que guarda con más mimo?
R. Me pones en un compromiso… quizá un reloj de bolsillo utilizado en investigaciones polares. Era tal su fragilidad que el termómetro que llevaba incorporado en la esfera hacía que se rompiera fácilmente.
Es justo reconocer que entre nuestros clientes están algunas de las grandes fortunas de Europa”
P. ¿Y el que más le gustaría poseer?
R. Un reloj que sale mañana en una subasta online europea, pero no diré el reloj ni la subasta.
P. Además de coleccionista, es otras muchas cosas. cónsul honorífico de Armenia, por ejemplo. Y economista. También administra fortunas. ¿Cómo es eso?
R. Dirijo SER (Strategic Economic Relations), que es mi empresa de relaciones económicas con sedes en Londres, Madrid y Barcelona, que básicamente presenta oportunidades de negocio a mis clientes. Somos especialistas en lobby, mercados y públicos. Es justo reconocer que entre nuestros clientes están algunas de las grandes fortunas de Europa.
P. Trabaja con la baronesa Thyssen; es CEO de la Carmen Thyssen Collection. ¿Cómo se coleccionan cuadros que valen millones?
R. Pues sabiendo mucho, siendo el primero en enterarte y conociendo a la perfección al pintor. Es fácil.
Babelia
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