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Italia tiene derecho a confiscar el Atleta Victorioso de Lisipo, expuesto en un museo de California

El Tribunal de Estrasburgo sentencia que Roma puede pedir el retorno de la estatua de bronce griega, de 2.000 años de antigüedad, en posesión de la Villa Getty de Malibú y que Roma sostiene que fue objeto de contrabando

La estatua del 'Atleta Victorioso' en la Villa Getty, de Malibú, California, en 2018.
La estatua del 'Atleta Victorioso' en la Villa Getty, de Malibú, California, en 2018.Mario Tama (Getty Images)
María R. Sahuquillo

El Atleta Victorioso —o Atleta de Fano—, una estatua de bronce del periodo griego clásico (300-100 a.C.) atribuida por los estudiosos al artista Lisipo y expuesta en un museo de California, tiene que volver a Italia. Tras una larguísima e intensa batalla legal, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha fallado este jueves que Italia tiene derecho a confiscar la obra —que representa a un joven atleta que se toca la corona de olivo que luce en la cabeza con la mano derecha, y que es una de las pocas figuras de bronce griegas a tamaño real del mundo— al museo Villa Getty de Malibú, que además actuó con “negligencia” o “mala fe” al comprar la pieza, pese a que conocía que Italia estaba tratando de recuperarla, dicen los jueces europeos.

Roma, que emprendió hace tiempo una lucha para recuperar bienes expoliados, asegura que el Atleta Victorioso fue sacada de contrabando y vendida ilegalmente hasta terminar en manos del fondo que gestiona el museo estadounidense. Este puede ser el final del camino para la estatua, en el centro de una polémica mucho más amplia sobre la restitución de patrimonio histórico. Sin embargo, Getty ha insinuado que recurrirá la sentencia.

La estatua del Atleta Victorioso fue hallada por unos pescadores en 1964 en el mar Adriático, frente a la costa de Pedaso (Marcas, Italia), vendida un año después a un desconocido y subastada en Múnich (Alemania) por una empresa con sede en Liechtenstein, según detalla la sentencia europea. Se abrieron entonces dos investigaciones en Italia, una por la recepción y manipulación de un objeto arqueológico robado perteneciente al Estado, y otra por exportación ilegal. En 1977, el Getty Trust, que gestiona el centro de arte, compró la estatua mediante un contrato firmado en el Reino Unido por 3,95 millones de dólares. El Atleta Victorioso llegó a Villa Getty, al norte de Los Ángeles, en marzo de 1978.

Tras conocer la venta, las autoridades italianas iniciaron el proceso para recuperar la pieza, relata la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, a través de instituciones, órdenes de Interpol, varias investigaciones penales internas, una carta de solicitud al Gobierno del Reino Unido —por donde transitó la estatua— y otra carta de solicitud a las autoridades estadounidenses. Todo sin ningún resultado. El Atleta Victorioso terminó en Villa Getty.

Detalle del 'Atleta Victorioso' en la Villa Getty de Malibú, California, en 2018.
Detalle del 'Atleta Victorioso' en la Villa Getty de Malibú, California, en 2018.Mario Tama (Getty Images)

El Ministerio italiano de Patrimonio Cultural y Medioambiental empezó entonces un periplo diplomático con el Gobierno de Estados Unidos, donde esgrimió la convención de la Unesco sobre los medios para prohibir y prevenir las importaciones, exportaciones y transferencias de propiedad ilícitas —de la que son signatarios tanto Italia como EE UU—. Pese a que se logró que la estatua formara parte de un acuerdo de devolución con otros tesoros arqueológicos, el Getty se negó a retornar la pieza alegando que los presuntos delitos habían prescrito y que Getty Trust había actuado de buena fe al comprar la estatua. En 2010, los esfuerzos diplomáticos se transformaron en un periplo judicial que ha terminado en Estrasburgo.

El museo de Villa Getty, en Malibú.
El museo de Villa Getty, en Malibú.Alamy Stock Photo

El ministro italiano de Cultura, Gennaro Sangiuliano, se ha mostrado “enormemente feliz” por la sentencia, por unanimidad, del Tribunal de Estrasburgo, según ha publicado en sus redes sociales. Sangiuliano ha explicado que solicitará formalmente la ayuda de EE UU —que no forma parte de los convenios del Tribunal de Estrasburgo— para confiscar la estatua. Su Gobierno, el de Giorgia Meloni, ha incrementado los esfuerzos jurídicos y diplomáticos para la restitución del patrimonio cultural y amenaza con suspender las colaboraciones con los museos que se niegan a acatar las órdenes de restitución emitidas por los tribunales italianos.

Getty, que fue quien recurrió al Tribunal de Derechos Humanos en 2019, tiene tres meses para recurrir el fallo del alto tribunal europeo. Si no lo hace, la sentencia será firme. “Creemos que la posesión pública por parte de Getty durante casi 50 años de una obra de arte que no fue creada por un artista italiano ni encontrada en territorio italiano es apropiada, ética y consistente con el derecho estadounidense e internacional”, ha dicho la institución en un comunicado en el que asegura que seguirá los cauces legales “procedentes” para defender que tiene derecho a quedarse con la figura.

Los jueces europeos aseguran que la estatua es italiana no solo porque la insignia del barco pesquero que la localizó era italiana; sino también porque ha habido una “una continuidad entre la civilización griega, que se había expandido en territorio italiano, y la posterior experiencia cultural romana”.

“El Tribunal ha considerado que las autoridades italianas han demostrado razonablemente que la estatua había formado parte del patrimonio cultural de Italia y también había pertenecido legalmente al Estado cuando los tribunales italianos dictaron la orden de confiscación”, dice el tribunal de Estrasburgo en su fallo. Los jueces europeos detallan en la sentencia que Italia tiene derecho a recuperar la pieza en virtud de varios instrumentos internacionales para proteger los bienes culturales, bienes robados y la devolución de bienes culturales sacados ilegalmente de un Estado. La lista de leyes y reglamentos que avalan la confiscación y que incluye la sentencia es larga.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.
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