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CRÍTICA ÓPERA | MANON
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Manon’ en el Liceo: Nadine Sierra honra a Victoria de los Ángeles

Marc Minkowski dirige la ópera de Massenet, en el centenario de la soprano barcelonesa, con refinamiento, ligereza y pasión, aunque la producción escénica de Olivier Py resulta excesiva y confusa

Nadine Sierra interpreta a Manon en la ópera homónima.
Nadine Sierra interpreta a Manon en la ópera homónima.David Ruano

Jules Massenet tuvo un pálpito, en octubre de 1881, mientras visitaba en su biblioteca a Henri Meilhac, uno de los libretistas de Carmen, de Bizet, y La bella Helena, de Offenbach. “Un título me impactó casi como una revelación. ‘¡Manon!’, exclamé, señalando el libro a Meilhac. ‘Manon Lescaut, ¿es Manon Lescaut lo que quieres?’ ‘¡No! Manon a secas”, rememora el compositor en Mes souvenirs, la recopilación de recuerdos que publicó, en L’Écho de Paris, entre 1911 y 1912, sus dos últimos años de vida.

Prosigue narrando la redacción del libreto, a partir de la famosa novela del Abate Prévost, que realizó Meilhac en colaboración con Philippe Gille. Pero también explica su proceso compositivo. Le ocupó todo el año 1882 e incluyó una fetichista estancia en la misma habitación que había ocupado el autor de Manon Lescaut, en La Haya, en 1731, mientras escribía ese polémico relato final de sus Memorias y aventuras de un hombre de calidad.

No obstante, Massenet dedica los párrafos más interesantes a la búsqueda de la cantante ideal para estrenar su nueva ópera. Comenzó probando con Marthe Duvivier, se fascinó con la voz de Marguerite Vaillant-Couturier y finalmente contó con Marie Heilbron. “Esa es mi vida”, exclamaría esta última soprano, entre lágrimas, tras escuchar al compositor canturrear su ópera al piano. Massenet se convirtió con Manon en el principal operista francés de su tiempo, y llegó a conocer hasta 740 funciones en la Opéra-Comique parisina. Pero no olvida citar en su texto a las mejores intérpretes de su personaje. Un listado que destaca a Geneviève Vix, que había debutado en el Liceo de Barcelona cantando Manon, en 1916, al tiempo que se convertía en amante del rey Alfonso XIII.

Un momento de la representación de 'Manon'.
Un momento de la representación de 'Manon'.David Ruano

Manon fue uno de los títulos más frecuentes en el Liceo, desde 1894. Y el teatro de la Ramblas llegó a decorar su proscenio, años después, con un panel de Ramiro Lorenzale sobre la ópera. En su escenario lo cantaron muchas de sus principales intérpretes, con Victoria de los Ángeles a la cabeza. La soprano barcelonesa participó en tres producciones liceístas, en 1945, 1956 y 1967, y su grabación discográfica en París, con Pierre Monteux, sigue siendo una referencia. Por ello, el teatro barcelonés ha querido conmemorar el centenario de la cantante programando su título fetiche y dedicándole todas sus funciones, desde el pasado 20 de abril hasta el próximo 3 de mayo.

La ópera de Massenet no se veía en el Liceo desde 2007. Entonces se programaron en el teatro barcelonés varias óperas inspiradas en la novela de Prévost, que incluyeron el estreno en España de Boulevard Solitude, de Henze. En aquella ocasión, la protagonista de Manon fue la soprano francesa Natalie Dessay y ahora lo ha sido Nadine Sierra, que esta temporada fascinó al público del Teatro Real como Amina en La sonnambula.

La soprano norteamericana volvió a ser lo mejor de la noche. Salió dispuesta a despuntar con su admirable registro sobreagudo, añadiendo una lustrosa fermata en las carcajadas de su aria inicial, Je suis encore tout étourdie. Pero el confuso movimiento escénico no le ayudó mucho. Cosechó sus primeros aplausos con la bella Adieu, notre petite table, en el segundo acto, que cantó con un tono cremoso y una exquisita musicalidad. Y enloqueció al público con su proverbial plasticidad vocal en el aria de la escena de Cours-la-Reine, en el tercer acto, Je marche sur tous les chemins. La coronó con un espectacular re sobreagudo opcional y prosiguió alternando ovaciones con una refinada y virtuosística gavota.

Nadine Sierra y Michael Fabiano durante la obra.
Nadine Sierra y Michael Fabiano durante la obra.David Ruano

El tenor norteamericano Michael Fabiano, que reemplazó al inicialmente previsto Javier Camarena, fue un buen Des Grieux. Su actuación mejoró mucho en el cuadro de Saint-Sulpice, tras el descanso. Aquí escuchamos su mejor intervención, en el aria Ah! Fuyez, douce image, que inició arriesgando la entonación en un verdadero pianísimo y culminó luciendo metal en el agudo. Su bello dúo final con Manon, del quinto acto, fue otro momento relevante de la noche y donde desplegó tanto su media voz como su registro más dramático.

Entre los secundarios destacó el Lescaut del barítono parisino Alexandre Duhamel con tono melodioso y bien timbrado, en Regardez-moi bien dans les yeux, su aria del primer acto en defensa del honor familiar. El barítono francés Laurent Naouri dibujó un aristocrático y musical Conde Des Grieux, aunque algo tenso en el agudo, en su aria del cuarto acto, Épouse quelque brave fille. Buen trabajo del resto de los secundarios, tanto el firme Brétigny de Tomeu Bibiloni como el repulsivo Guillot de Albert Casals, pero también del trío de jovenes actrices de Inés Ballesteros, Anna Tobella y Anaïs Masllorens. Y el coro aseguró con claridad los momentos más complejos, como el cantado por las beatas en Saint-Sulpice: Quelle éloquence!

Aparte de Sierra, el principal atractivo de esta nueva Manon liceísta era la dirección de Marc Minkowski. El francés volvía al foso barcelonés, tras dirigir el año pasado la trilogía Mozart-Da Ponte y hace pocos meses una excelente Alcina, de Handel. Su lectura de la ópera de Massenet cumplió con la difícil combinación de ligereza, transparencia y pasión, a pesar de las limitaciones de la Orquesta del Liceo, donde destacaron algunos solos de madera y cuerda. Minkowski exhibió una comprensión ideal de los variados planos orquestales de Massenet, que manejó con tempos vivos y colores cálidos, aunque destacó especialmente en el pastiche dieciochesco de la escena de Cours-la-Reine del tercer acto.

La producción escénica de Olivier Py fue lo más problemático y menos interesante. Se estrenó en Ginebra, en 2016, y convierte la acción de Manon en una combinación de Eros y Thanatos que ubica en la época de Massenet. Pero todo en ella resulta excesivo. El dramaturgo francés debutó en el Liceo, en 2010, con una producción de Lulu, que guarda algunas similitudes con lo visto ahora en Manon. Pero aquel virtuosismo escénico encajaba mejor con el lenguaje expresionista de Alban Berg que con el refinamiento y la sensualidad de Massenet.

Imagen de la representación de 'Manon'.
Imagen de la representación de 'Manon'.David Ruano

Toda la profusión de letreros de neón, de bolas de espejos y bailarines con poca o ninguna ropa dificulta la acción. Tampoco ayuda la compleja escenografía de Pierre André Weitz, que alterna con rapidez exteriores e interiores de prostíbulos. Y no digamos ya el problema dramatúrgico que supone encadenar los tres primeros actos, con leves cortes en la partitura, a la hora de seguir la evolución de las peripecias y la psicología de los personajes. La calma llega, tras el descanso, en el cuadro de Saint-Sulpice, a pesar de un innecesario ballet erótico de sombras chinas. En el acto del hotel Transilvania volvemos a la estética predominante de neones, juego y prostitución. Pero Py reserva lo mejor para la escena final que convierte en la representación de una quimera. Manon muere vestida de plata y abrigada con joyas bajo un cielo estrellado que dibuja su nombre.

Manon

Música de Jules Massenet. Libreto de Henri Meilhac y Philippe Gille. Nadine Sierra (soprano), Michael Fabiano (tenor), Alexandre Duhamel (barítono), Laurent Naouri (barítono), Inés Ballesteros (soprano), Anna Tobella (mezzosoprano), Anaïs Masllorens (mezzosoprano), Albert Casals (tenor), Tomeu Bibiloni (barítono) y Pau Armengol (barítono). Coro y Orquesta de Gran Teatro del Liceo. Dirección musical: Marc Minkowski. Dirección de escena: Olivier Py. Reposición: Daniel Izzo. Gran Teatro del Liceo, 20 de abril. Hasta el 3 de mayo.

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