El nicaragüense William González gana el Hiperión de Poesía con una obra que rinde homenaje a las migrantes
El jurado destaca el tratamiento de “las desposeídas que viven en las afueras de la historia” que hace González en su libro ‘Inmigrantes de segunda’
El joven poeta nicaragüense William González (Managua, 23 años) se ha alzado este martes con el premio Hiperión de Poesía por su obra Inmigrantes de segunda, que ahonda en la vida de las mujeres migrantes y sus esfuerzos extenuantes para sacar adelante a sus familias en España. El jurado del premio ha destacado que González “insiste y amplía su temática en el mundo de los desposeídos, y muy en especial de las desposeídas, mujeres inmigrantes con las que convivimos sin prestarles apenas atención y cuyas vidas no tienen eco en el mundo de la poesía”. Se trata de un retrato íntimo y autobiográfico, en el que González hace un homenaje a su madre, migrada de Nicaragua y quien llegó a inicios del 2000 a España para trabajar como empleada del hogar. “Es un reconocimiento a ella y a las mujeres migrantes latinoamericanas, que son explotadas laboralmente”, dice González en entrevista telefónica. Esta es la primera vez que un poeta centroamericano se alza con el premio Hiperión de Poesía, que se entrega desde 1986 a obras inéditas de creadores menores de 35 años.
El jurado, compuesto por los poetas y escritores Ariadna G. García, Benjamín Prado, Jesús Munárriz, Francisco Castaño y Ben Clark, ha destacado que la de González es una “poesía necesaria, porque nace de la necesidad de dar voz para hacer visibles a quienes quedan en el ángulo muerto de nuestra mirada satisfecha, que nunca se pregunta cómo es que están limpios el hospital donde me atienden, la oficina en que trabajo, la casa que habito. Como tampoco qué hay más allá de las luminosas calles comerciales, las amplias avenidas, las plazas con palomas. Quién vive y cómo en las afueras de la historia”.
El joven poeta ha recibido la noticia del galardón “con mucha satisfacción”, porque, dice, es un “reconocimiento muy grande para Nicaragua, Centroamérica y Latinoamérica”. González define su poesía como social, porque aborda en ella los problemas que afectan a los migrantes. Al ser él mismo hijo de migrantes, González se ha interesado por las difíciles condiciones en las que estos trabajan en España. “El eje fundamental es mi madre, empleada del hogar, quien llegó a principios del 2000 a limpiar casas. El libro ahonda en las empleadas del hogar, la pobreza, la marginalidad de los barrios y la muerte, porque mi madre se ha enfrentado a un trabajo muy físico que ha hecho que sus huesos envejezcan, a pesar de que está en la cincuentena, sus huesos son los de una mujer de 80″, explica el poeta. “Es un trabajo físico muy mal pagado”, agrega. En el libro, cuenta González, rompe esquemas literarios porque inicia con tres citas de mujeres latinoamericanas que denuncian los malos tratos laborales.
La marginalidad es un tema que el joven poeta ya había tratado en su ópera prima, Los nadies, al sumergirse en una denuncia sobre los problemas que enfrentan las migrantes, los repartidores de comida a domicilio, vendedores callejeros y jóvenes empobrecidos que deben resistir día a día en un país europeo que les da la espalda. El libro, que obtuvo el premio de Poesía Joven Antonio Carvajal, tiene como “principal acierto el esquivar tanto el documento prosaico como el desgarro patético para entregar un testimonio lírico cargado de futuro”, se afirma en una crítica publicada por Luis Bagué Quílez en Babelia.
González explica que la migración ha sido “muy dura”. Un desarraigo doloroso, a pesar de haber llegado a España de niño: tuvo que dejar a sus amigos, la escuela e iniciar de cero en un país extraño. Además, en soledad, porque su madre salía de casa cada día a las siete de la mañana y no regresaba hasta entrada la noche, con trabajos también sábados y domingos “para llegar a fin de mes”. Él se refugió en la poesía, dice, con Rubén Darío y Ernesto Cardenal como figuras titulares. “La poesía es mi vida, no un desahogo, es mi día a día”, afirma. “La poesía siempre ha estado ahí como representación máxima de la belleza del lenguaje”, agrega.
La noticia del premio ha generado reacciones entre los dos más destacados escritores nicaragüenses, Gioconda Belli y Sergio Ramírez. “Un notición hoy Día de la Poesía: William González, de Nicaragua, ha ganado el prestigioso premio de poesía Hiperión. Felicidades a William por su segundo premio importante en España, donde llegó a los diez años”, ha escrito en Twitter Belli. “El Hiperión, uno de los premios más importantes de poesía en España ha sido ganado por el nicaragüense William González. Qué alegría y qué orgullo”, ha dicho por su parte Ramírez.
González dice que continuará escribiendo poesía de denuncia, que pone su atención en los desprotegidos. “Lo hago desde el raciocinio, desde el sentido común. Lo hablo desde mi origen, porque veo a mi madre sufrir. Hay que vivirlo para contarlo. No voy a alejarme de la realidad, porque mi poesía siempre va a estar ligada a lo que he vivido”, afirma el joven poeta.
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