Miguel Lázaro, editor de Cabaret Voltaire: “Ernaux lo cuenta todo sin floritura”
La editorial, formada por tres personas, está especializada en literatura actual en francés y ha publicado en España a la premio Nobel de 2022
En un amplio piso del viejo Madrid está la editorial Cabaret Voltaire, enfocada en la literatura francesa, aunque no solo. Son solo tres: los editores Miguel Lázaro y José Miguel Pomares (residente en París) y la responsable de prensa y comunicación, Marta Sebastián, que recibe sonriente e informa con pasión. Lázaro (Madrid, 53 años) responde a las preguntas en el salón en el que celebraron el reciente Nobel de una de sus autoras: Annie Ernaux.
Pregunta. ¿Cómo se recibe un Nobel?
Respuesta. No es una cosa que esperes, pero con Annie teníamos la intuición de que podía pasar. En los últimos años el interés ha sido creciente en Europa y América. Estaba sonando como favorita, había recibido un montón de premios…
P. O sea, que estaban atentos.
R. Sí. De hecho, teníamos de visita en Madrid a una de nuestras autoras, la marroquí Meryem Alaoui, y nos pusimos en directo la rueda de prensa del Nobel, a ver qué pasaba. Y lo celebramos todos aquí, pegando saltos con nuestra otra autora. Es una alegría tremenda.
P. ¿Cómo afecta a su editorial?
R. Ya teníamos dos obras de Patrick Modiano cuando ganó en 2014, pero en aquel caso Anagrama era el editor principal. En este caso somos los editores que hemos publicado más libros de Ernaux en España.
P. Pero supongo que tendrán que imprimir más libros, atender a más peticiones…
R. Era un trabajo que con Ernaux ya estábamos haciendo, porque desde 2015 las ventas estaban creciendo mucho. De cinco años a esta parte estábamos reeditando todo el rato. Estábamos preparados.
P. ¿A qué achaca ese interés creciente?
R. Lo hemos hablado mucho con ella. Yo creo que se debe al tipo de literatura que hace, la autoficción, contar su vida, con estilo literario muy desnudo… En Francia tuvo muchas críticas, le decían que se limitaba a contar su vida, que eso no llegaba a literatura. También desde el lado misógino, tanto desde la derecha como de la izquierda un poco divina francesa, por su falta de pudor, por contar su sexualidad sin ningún tapujo. El odio que siente hacia sus padres por esa conciencia de clase que adquiere, o esa educación castrante. Todo lo cuenta sin floritura.
P. Y ahora…
R. Ahora ha conectado con lectores muy jóvenes. Es su momento. Lo que hace pensar que, si tiene más de 80 años y conecta con gente de 20, es que ha sido muy moderna para su tiempo.
P. Son tiempos en los que la juventud está muy concernida de su intimidad, sus procesos internos, su identidad, su biografía. Pero también se ha dicho que la literatura del yo está en declive.
R. Bueno, es que ella lo lleva haciendo siempre. Tú puedes considerar toda su obra como un solo libro. Todos están relacionados, como una misma vida. Hay otro fenómeno curioso: la publicó Galba en 1976, pero enseguida la dan a conocer grandes editoriales, en España empezó Seix Barral, luego Tusquets, pero luego la van abandonando. Entonces se empiezan a ocupar las editoriales más pequeñas e independientes. En Italia pasó algo parecido, como en Inglaterra o Estados Unidos. Así volvió a la vida, en el tejido de las editoriales y las librerías independientes.
P. ¿Cómo es Ernaux en persona?
R. La conocimos en 2019, cuando le otorgaron el premio Formentor, y a partir de ahí hemos tenido más contacto: ha estado en España, la hemos visto en Francia y hasta hemos viajado juntos a la Feria de Guadalajara (México). Una relación cordial y muy fluida. Nos preguntamos cosas por wasap, ella es muy atenta. Una mujer muy comprometida: ¡Yo creo que prefiere hablar de política que de literatura!
P. ¿De dónde viene el afrancesamiento de su editorial?
R. El otro editor vive en Francia, yo viajo mucho, me gusta mucho la literatura francesa… Otra de nuestras escritoras, Leila Slimani, ganó el Premio Goncourt. No es casualidad, es que estamos muy atentos a las novedades, a lo que allí se publica.
P. Hablamos de literatura francesa casi como un género… ¿Hasta qué punto son homogéneas las literaturas nacionales?
R. Actualmente no existe un estilo que puedas definir como francés. Ahora está todo bastante mezclado, es heterogéneo. Antes hubo estilos dominantes en Francia: los simbolistas al final del XIX, el surrealismo, la nueva novela…
P. ¿Cómo llevan el negocio?
R. Tengo la ventaja de ser economista y haber ejercido como tal antes de montar la editorial.
P. Uy, normalmente se critica que cuando las gentes de la cultura montan editoriales o compañías de teatro no tienen demasiada idea de la parte económica.
R. Yo he visto a algunos colegas editores que empezaban con pocos recursos, pero a lo grande, alquilando un local, comprándolo todo. Pero es que los libros empiezan a generar cuando ya hay una masa crítica (a no ser que tengas la suerte de tener un best seller entre tus primeros lanzamientos). Una editorial independiente tiene que empezar con una estructura muy pequeña.
P. Hay que saber de números.
R. A algunas les pasa que empiezan muy fuerte y se quedan sin pulmón económico para sobrevivir. La edición tiene un punto muy romántico, pero no deja de ser un negocio.
P. ¿El romanticismo de la lectura también se pierde al ser editor?
R. He perdido la libertad de leer lo que quiero. Bueno, leo lo que quiero, pero pensando siempre en la editorial. No leo casi nada que no pienso en publicar. En verano a veces leo otras cosas, siento como que leo a escondidas.
P. Habilidades de un editor.
R. Cierta sensibilidad, corazonadas, intuiciones…
P. ¿Pero en la práctica?
R. La traducción me importa mucho. Que el libro esté bien hecho: no deja de ser un producto que estará en la librería compitiendo con otros, tiene que entrar por los ojos. Aunque lo fundamental es que interese el libro, el autor. Cuando tienes contacto con los lectores en la Feria del Libro, se ve que hay gente que se fija en el libro como objeto, pero muchos otros directamente por el autor.
P. En España se lee poco, pero se publica mucho.
R. Se lee más cada vez, pero también se publica más que en otros países europeos, como Francia, con más lectores. La tecnología ha dado muchas facilidades y abaratado los costes. Este bum no es bueno para nadie. La bibliodiversidad es favorable, pero puede llevar al fracaso a muchos proyectos, no se garantizan las ventas ni la distribución. El mercado selecciona, vale, pero es una pena que se pierdan tantos esfuerzos. Para los libreros, la rotación es una locura, y los libros apenas tienen presencia, no duran.
P. Es un engranaje muy loco.
R. Sí, porque luego tienen que venir los autores de promoción a toda prisa… En fin, en Francia los libros están expuestos un año.
Los libros empiezan a generar cuando ya hay una masa crítica. Una editorial independiente tiene que empezar con una estructura muy pequeña.
P. Desde el bum de las editoriales independientes, hace más de 10 años, el editor ha ganado protagonismo. Vivimos en la época de los seleccionadores: los editores, los comisarios de arte o los DJ.
R. Para mi gusto, demasiado. Cuando vienen los autores son ellos los que ponen la cara, es muy raro que yo presente. Me gusta permanecer en la sombra. Hay editores que casi son más conocidos que el sello Yo prefiero que la editorial sea conocida por otras cosas: los autores, el diseño…
P. La lectura cada vez parece una práctica más íntima.
R. Ya no se ve a gente leyendo en público, la gente en el metro lleva el móvil, la lectura queda para momentos más tranquilos. Se requiere una atención que muchas veces es incompatible con el mundo de las redes sociales. Muchas veces preferimos estar mirando las redes, pasar rápido las cosas, sin concentrarnos en nada. Pero no creo que se lea menos.
P. Esa adicción a los móviles, qué horror.
R. Yo creo que el enganche a los móviles va a ser una moda. Las próximas generaciones no estarán tan enganchadas, pasará el bum de las redes sociales, todo se normalizará.
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