‘Jurassic World: Dominion’: los dinosaurios se extinguen en las salas de cine

Muchos de los niños que crecieron en la década de los ochenta tenían en Star Wars una fuente fundamental de inspiración a la hora de ponerse a jugar. El cineasta Colin Trevorrow (Oakland, 45 años) no fue distinto. En su caso hay que sumar a la ecuación sus muñecos de dinosaurios, con los que le gustaba fantasear. Así que cuando con 17 años vio en el cine Parque Jurásico se quedó maravillado. Ambas producciones estuvieron presentes en su vida entonces, y también lo están en el presente. En cuanto a la aventura galáctica, se quedó a las puertas de filmar el noveno y último episodio de la saga —que acabó por liderar J. .J. Abrams—, aunque el destino le llevó finalmente a los dinosaurios, convirtiéndose en director de la primera parte de la nueva trilogía, Jurassic World, y de la tercera, Jurassic World: Dominion, que se estrena en todo el mundo este jueves.

El cineasta, que atiende la entrevista por videollamada, presenta en esta nueva entrega un mundo donde estos reptiles gigantescos ya están integrados en el paisaje. Y este era uno de los principales puntos que quería plasmar, cómo sería la convivencia de los humanos con ellos y “cómo se pueden establecer vínculos como si fueran mascotas, y presentarlos como seres con sentimientos y no solo como monstruos que buscan devorar cosas”. A este planteamiento se añaden además temas como el desabastecimiento de alimentos, el mercado furtivo o la crisis de identidad.

Al igual que en el resto de las entregas, los dinosaurios no dejan de estar presentes en la película y suponen el principal atractivo. Pero en este caso, además, se reparten los focos con los protagonistas de Parque Jurásico —interpretados por Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum—, que vuelven a la acción junto a las nuevas caras de la franquicia, Chris Pratt y Bryce Dallas Howard: “Juntar a todos era una oportunidad y a la vez algo que podría desaprovecharse muy fácilmente al caer en la nostalgia, pero no creo que sea lo que el público viene a ver. Por mucho que veneremos a estos personajes como iconos, no queremos ver copias de los que interpretaron en la primera película. Queremos ver cómo han cambiado y crecido con el paso del tiempo y cuál es su perspectiva en este nuevo mundo”. El más difícil de integrar ha sido el de Dern, la paleobotánica Ellie Sattler, ya que, al tener un trabajo tan específico, tuvieron que buscar una catástrofe mundial en la que ella pudiera intervenir de manera justificada.

La nueva dirección que debía tomar la franquicia es a lo que Trevorrow ha dedicado su vida durante estos 10 años. Y aunque no estuvo al frente de la segunda entrega, que cayó en manos de Juan Antonio Bayona, ha estado presente tanto en la coescritura del guion de la nueva tríada de películas como en la producción de las dos últimas. El estadounidense confiesa que estar en el rodaje de Bayona fue una de sus experiencias más enriquecedoras como cineasta: “Ver cómo dirigía, como fan del cine, fue un regalo increíble. Pero también pude aprender mucho sobre nuestra propia franquicia y nuestra propia historia viéndola a través de los ojos de otro cineasta al que respeto. Así que sé que aporté mucho de lo que aprendí a Jurassic World: Dominion. Y estoy muy orgulloso de esa película, de esta y de cómo encajan entre ellas”.

Amor por los dinosaurios

Trevorrow suscribe que siempre ha sentido fascinación “por todo tipo de criaturas que existieron en el planeta antes que nosotros”, y afirma que ha elegido todos los dinosaurios que aparecen en pantalla en los últimos 10 años, “una de las partes que más ha disfrutado de su trabajo”. Así que la saga le ha devuelto en parte a su niñez, “algo que todos necesitamos en algún momento”, y le ha recordado “el poder que tiene el cine” para conseguirlo. “Como niño, crecí y me crie en Oakland, donde teníamos una casa en el patio trasero, que era como un bosque. Allí nunca nieva, aunque recuerdo que nevó una vez en toda mi infancia. Salí corriendo con mis figuras de Star Wars para poder jugar en la nieve como si fuera Hoth [un planeta helado], pero fue muy triste porque se estaba derritiendo y solo tuve unos 45 minutos. Así que me puse a jugar con mis dinosaurios, y ahí empecé a pensar en cómo sería una idea de los dinosaurios en nuestro mundo”, cuenta el cineasta.

Todavía tiene en mente la saga galáctica de George Lucas, aunque con un sabor agridulce tras su desamor con la novena parte, de la que se quedó con la miel en los labios: “En ese caso se trataba de personas que querían contar una historia y no eran capaces de encontrar un camino compartido a través del bosque. Y eso ocurre a menudo. Es parte de la naturaleza de ser creativo en el negocio del cine”. Pero Trevorrow, que ve el vaso medio lleno, utiliza la experiencia para aprender de lo ocurrido y aplicarlo en su trabajo en Dominion: “No solo me dio la oportunidad de aprender un montón de lecciones, sino de validar realmente ciertos instintos que tenía sobre cómo tratar a los personajes y la historia en la tercera versión de una trilogía basada en algo más grande que todos amamos cuando éramos niños. Hay un espejo real entre Parque Jurásico y Star Wars. Y ahora me siento como si tuviera un doctorado a la hora de abordar estos esfuerzos tan desafiantes”.

De cara al futuro, Trevorrow trabaja ahora en una trilogía sobre Atlantis, la ciudad submarina, hace 12.000 años, antes de que se inundara. Y lo que pase con Jurassic World lo deja en manos del público. Está tranquilo con el trabajo que ha hecho —“Creo que no he estrellado el Ferrari”, bromea— y se ha encargado de plantar algunas semillas en las películas por si otros directores quieren continuar con la saga. Los dinosaurios continuarán su andadura en las plataformas, con la serie de animación Jurassic World: Campamento Cretácico (Netflix), que estrena su quinta y última temporada en julio. Por el momento, se despiden de la gran pantalla.