_
_
_
_
_

La resaca de la gran fiesta neoliberal

Andrés Lima continúa su reflexión teatral histórica en torno al capitalismo con el estreno ‘Shock II (La tormenta y la guerra)’

Rocío García
Shock II La tormenta y la guerra
Una escena de 'Shock 2 (la tormenta y la guerra)'.Bárbara Sánchez Palomero (Centro Dramático Nacional)

Andrés Lima encontró en la remota tragedia griega Los persas, que escribió Esquilo, uno de los referentes que le permitió emprender su particular reflexión teatral sobre la historia y el capitalismo. La semana próxima con el estreno de Shock II (La Tormenta y la Guerra) culmina este proyecto que arrancó la temporada pasada con el montaje de Shock I (El Cóndor y el Puma). “Igual que hizo Esquilo, nuestra idea ha sido ponernos en el lugar del otro. El propio Esquilo participó en la batalla de Salamina y, sin embargo, narró la historia desde el punto de vista de sus oponentes, de los persas”, explica Lima, premio Nacional de Teatro 2019. El director considera que narrar en primera persona las tragedias sufridas como consecuencia de una guerra, y poniéndose en la piel de varios personajes históricos, permite alcanzar la emoción vital sobre el escenario. Y añade sobre su proyecto: “La historia de nuestro capitalismo es muy violenta. Siempre ha puesto su interés por encima de cualquier otro valor y se ha servido de todos los instrumentos para ganar. El capitalismo ha aprovechado cualquier crisis, para intervenir en la política de los países”.

Más información
El director Andrés Lima, ganador del Premio Nacional de Teatro, este jueves en su casa.
“Cada vez veo el teatro más defendido por el público”
El golpe de Pinochet revive en Madrid

Como ya hiciera en la primera parte del montaje, Andrés Lima (Madrid, 1961) utiliza un escenario circular que gira, y cuatro pantallas que salen al encuentro y al recuerdo de escenas reales y que ayudan a construir este espectáculo grandioso y documentado, con música, mucha fiesta y la atrocidad de la guerra. En Shock II (La Tormenta y la Guerra) siete actores, muchos de ellos los mismos que en el primer espectáculo, interpretan más de 40 papeles. El elenco está formado por Antonio Durán, Alba Flores, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa, Guillermo Toledo y Juan Vinuesa.

Las funciones se representarán en el Teatro Valle Inclán de Madrid desde el 27 de abril al 13 de junio. Con el fin de que el público pueda ver los dos montajes, el Centro Dramático Nacional ha decidido reponer la primera función, Shock I (El Cóndor y el Puma) e incluso hacer un maratón seguido con las dos obras.

Escrito por Albert Boronat, Juan Cavestany, Juan Mayorga y el propio Lima, este segundo espectáculo está basado en hechos reales y en textos de la periodista Olga Rodríguez y la documentalista Alba Sotorra. Si Shock I terminaba con la entrevista entre Margaret Thatcher con Pinochet en Inglaterra, cuando el dictador chileno iba a ser procesado por crímenes de guerra, el segundo montaje empieza en los años ochenta cuando gobernaba la premier británica. La revolución conservadora que Thatcher inició con la ayuda de Ronald Reagan en Estados Unidos es el punto de partida de la función que llega hasta la guerra de Irak y tiene un coletazo sobre la actualidad de hoy.

“La revolución neoliberal y capitalista la hemos interpretado como una gran fiesta de los ganadores, con la caída del Muro de Berlín y de los regímenes comunistas y la conversión de China a la economía de mercado. Cuando ya no hay enemigos a batir, solo queda victorioso el capitalismo. Pero es entonces cuando busca nuevos horizontes y aprovecha el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York, para iniciar la segunda ofensiva, que es la llamada Guerra contra el Terror. No se lucha contra un enemigo concreto, sino contra un concepto. Y esto es lo que sucede con Irak”, apunta Lima al final de un ensayo.

La función arranca con una reflexión escrita por Juan Mayorga a partir de los textos del jurista alemán Carl Schmitt, —“miembro del partido nazi, pero también admirado por gente de izquierdas”, aclara Lima— sobre si la política consiste en separar amigos y enemigos, en considerar la hostilidad como un hecho natural entre los seres humanos. “Esta es la finalidad del sistema capitalista. Pero la guerra es el fracaso absoluto del alma humana. Yo quiero pensar que la política puede estar basada no en el enfrentamiento, sino en la justicia y la libertad, otro de los términos tan malversados en estos tiempos en Madrid. Solo hay que ver el lema de Isabel Díaz Ayuso, la candidata del Partido Popular a la presidencia de nuestra Comunidad. Es el intento de hacer bandos excluyentes. Enarbolando la palabra libertad o malversándola, lo único que se consigue es una sociedad con una desigualdad cada vez mayor”, concluye Lima.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_