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Los César franceses se convierten en un grito de rabia ante el cierre de cines por la pandemia

‘Adieu les cons’, de Albert Dupontel, obtiene el premio a mejor película, en una gala celebrada en medio del desaliento que provoca que las salas hayan estado clausuradas 8 de los últimos 12 meses y que no haya fecha de reapertura

Silvia Ayuso
La actriz Corinne Masiero, poco antes de desnudarse para denunciar la precariedad de la cultura tras la pandemia durante la 46ª edición de los Premios César, presentada por Marina Foïs.
La actriz Corinne Masiero, poco antes de desnudarse para denunciar la precariedad de la cultura tras la pandemia durante la 46ª edición de los Premios César, presentada por Marina Foïs.Bertrand GUAY (AP)

La 46ª edición de los Premios César, la gran fiesta del cine francés, se convirtió la noche del viernes en un largo grito desesperado de la industria tras un año aciago de pandemia en el que las salas han permanecido cerradas 8 de los últimos 12 meses y sin visos de reabrir. El cine francés, que recompensó a Adieu les cons, de Albert Dupontel, como mejor película de un año en general para olvidar, tenía además el reto de demostrar que se abre una nueva etapa tras los César de la vergüenza de 2020, una gala marcada por las protestas contra el director Roman Polanski, tras nuevas acusaciones de agresiones sexuales, y por la falta de paridad y diversidad en una Academia de Cine que desde entonces ha sufrido una profunda renovación.

Desde el primer minuto, la presentadora, la actriz Marina Foïs, atacó la decisión del Gobierno —cuya ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, estaba entre los menos de 200 asistentes a una gala mantenida bajo estrictas normas sanitarias— de prolongar la clausura del sector. “Hemos cerrado los cines, los teatros, y prohibido los conciertos para abrir las iglesias, porque somos un país laico (…). Y como, gracias a Dios, las salas de espectáculo estaban cerradas (…), hemos podido organizar grandes flujos en las grandes tiendas y centros comerciales para que pudiéramos regalar en Navidad cosas que ya teníamos para revenderlas en eBay”, ironizó. Los cines franceses llevan 233 días cerrados desde el año pasado (162 durante 2020), con una caída de 70% de entradas vendidas, 65,1 millones, frente a los 213 millones de 2019.

Virginie Efira y Albert Dupontel, en 'Adieu les cons'.
Virginie Efira y Albert Dupontel, en 'Adieu les cons'.

Las tres horas y cuarenta minutos de ceremonia fueron una cadena de críticas al cierre de los cines. “Hay que encontrar una solución. Hay que reabrir los cines lo más rápido posible”, reclamó Isabelle Huppert al presentar el primer premio de la noche. El momento más dramático fue la performance de Corinne Masiero, que se desnudó en el escenario para mostrar el mensaje escrito sobre su piel: “Sin cultura no hay futuro”. “Ahora estamos así, desnudos”, lamentó, a la par que también denunció la situación de los trabajadores intermitentes del espectáculo, que desde hace una semana ocupan varios teatros en toda Francia para denunciar también su precaria situación.

Aun así, la ceremonia fue mucho menos agitada que la de 2020. “Nos despedimos un poco enfadados el año pasado”, reconoció, en tono conciliador, el presidente de la gala, el actor Roschdy Zem, al dar paso a una velada que repartió mucho los premios.

La gran vencedora fue Adieu les cons, con siete César. Además de mejor película, Dupontel, ausente de la gala, recibió también el César a mejor dirección y guion original. El filme, que aún no se ha estrenado en España, obtuvo asimismo los César al mejor actor secundario (Nicolas Marié), mejor decorado, fotografía y el César de Lycéens, otorgado por estudiantes de secundaria. La gran favorita, Las cosas que decimos, las cosas que hacemos, de Emmanuel Mourat, finalmente se llevó solo un trofeo, el de Émilie Deguenne como actriz secundaria, de los 13 a los que estaba nominada. Peor parada salió Verano del 85, de François Ozon, que no logró ninguna de las 12 estatuillas a las que aspiraba. Entre nosotras, de Filippo Meneghetti, la aspirante francesa a los Oscar, solo se llevó el César a mejor primera película.

Una de las sorpresas de la noche fue el documental Adolescentes, de Sébastien Lifshitz, recién estrenado en plataformas en España, que se llevó tres galardones: mejor documental, montaje y sonido. Laure Calamy logró el César como mejor actriz por Vacaciones contigo... y tu mujer, mientras que Sami Bouajila obtuvo el de mejor actor por Un fils.

Jonás Trueba, sin premio

El español Jonás Trueba, que competía por el César a la mejor película extranjera con La virgen de agosto, también se fue con las manos vacías, ya que el premio recayó en Otra ronda, del danés Thomas Vinterberg. Así, el acento español quedó reducido a la victoria en la categoría de mejor largometraje de animación de Josep, de Aurel, una producción francoespañola basada en la vida del pintor barcelonés Josep Bartolí (1910-1995) y que narra el sufrimiento de los españoles exiliados republicanos que llegaron a Francia en 1939.

Toda la ceremonia, celebrada en la sala Olympia de París y no en la tradicional Pleyel, fue una concatenación de señales deseosas de demostrar que el cine francés ha abierto una nueva era tras la tormentosa gala del año pasado.

Los guiños a esta nueva etapa más paritaria —aunque aún no lo suficientemente diversa, según algunas críticas— que se quiso inaugurar con esta 46ª ceremonia de los César comenzaron por la presentadora. Foïs fue una de las signatarias el año pasado de una famosa tribuna en Le Monde en la que más de 400 actores y directores acusaron a la Academia de Cine de funcionar de manera “opaca” y mediante un sistema “elitista y cerrado” que redunda en una estructura donde “la mayoría de sus miembros no se reconocen en las decisiones tomadas en su nombre y que no reflejan la vitalidad del cine francés actual”.

Desde entonces, la Academia de Cine ha hecho una profunda reforma y se presenta ahora con una asamblea paritaria —la componen 82 hombres y 82 mujeres elegidos democráticamente— desde sus bases hasta la cúpula, presidida por la antigua jefa de Arte Véronique Cayla y el director Éric Toledano. Estos además impulsaron, a finales del año pasado, la eliminación de las instancias de dirección de la institución de los 18 “miembros de derecho” por sus premios y recompensas, entre ellos Polanski. “Los nuevos estatutos han aportado ya democracia y paridad. Hay que continuar en ese camino, como en el de la diversidad”, dijo Cayla en una entrevista en Le Parisien. Una senda en la que todavía queda camino por recorrer: solo había dos largometrajes de realizadoras en las categorías más importantes, mejor película (Caroline Vignal por Vacaciones contigo… y tu mujer) y mejor dirección (Maïwenn, por ADN), y ninguna se llevó el galardón. Los dos únicos actores negros recompensados en la ceremonia fueron los de las categorías de actor revelación, Fathia Youssouf, por Guapis, y Jean-Pascale Zadi, por Tout simplement noir.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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