Mala Rodríguez: “Me veo en los logros de Rosalía”
Cuando se cumplen 20 años del mítico 'Lujo ibérico', vuelve la rapera con un nuevo álbum en el que se reivindica como figura clave del rap patrio
Por más que esté de estreno de imagen, renovadísima, y de sonido, Mala, su último álbum, es un destilado de sí misma, y a la vez un oportuno aterrizaje en un momento dulce para lo urbano, la Mala Rodríguez, María en las distancias cortas, sigue siendo la misma. Sigue sin entender qué le pasa a este país con el rap —“¿por qué estamos tan atrasados con respecto a todo?”, se pregunta— y cree que no hay mejor manera de contarse que a través del fraseo puñetazo que, en su caso, hibrida con el flamenco. “El MC —el rapero de profesión— es un maestro. Ha sobrevivido a un montón de cosas y nos las cuenta. Se mira al espejo y nos dice lo que ve. Se sirve de su música para crecer, mejorar, sanar”, dice.
Yo llegué en un momento en el que el público no estaba preparado
Nacida en Jerez de la Frontera hace 41 años y afincada en una localidad boscosa cercana a Barcelona desde hace más de una década, Mala —ya no es la Mala sino simplemente, dice, Mala— define su nuevo trabajo, el sexto de su carrera —y el primero en siete años— como “un masajito en los pies”. “Pensé que sería bonito acordarme de la artista, y no estar centrada, por una vez, en las canciones. Tengo la sensación de no haberme prestado la suficiente atención”, dice. Es un día de finales de junio, está bebiéndose una Coca-Cola y se ha quitado una mascarilla de tela repleta de superhéroes de Marvel. “¿Por qué ahora? No sé, siento que he dado una vuelta entera, una vuelta de campana. Entiendo muchas cosas, es un momento lleno de luz, confianza, poder”, añade.
La edición de Mala coincide con los 20 años del mítico Lujo ibérico, su primer y exitoso álbum, un antes y un después en la historia del rap en nuestro país, y en el universo latino en general. Ella abrió camino cuando no existía el camino, y así se siente un poco cuando piensa en el huracán Rosalía. “Me veo en sus logros. Yo llegué en un momento en el que el público no estaba preparado para lo que hacía. Rosalía ha utilizado el comodín del flamenco para distinguirse, y me gusta que esté llevando Andalucía por el mundo aunque no sea andaluza. Es un gusto ver la cantidad de poder que tienen las chicas hoy en día. Han cogido el relevo y están ganando mucho dinero. Dinero que antes, cuando había 40 raperos y una rapera, no había”, asegura, sin amargura.
‘Mami’ habla a la vez de la ausencia de mi madre, y de lo mucho que la necesitaba, y de mi propia ausencia en casa, de la culpa con la que lidia la madre
Consciente de su valía en tanto figura femenina que ha nadado siempre a contracorriente —y pese a ello, en un terreno tan árido como el hip-hop, ha conseguido el reconocimiento internacional (tiene dos premios Grammy Latinos) y patrio (fue Premio Nacional el año pasado)— quiere dejar claro, desde la epatante portada de Mala, que “seguimos en un mundo de hombres”. “Por eso estoy ahí con mis tacones, que son un símbolo del lugar en el que te ponen. Soy rapera, y esos son mis zapatos de rapera”, dice. ¿Cómo se lleva con el feminismo? “Me identifico con el movimiento porque es una lucha que no entiende de clases ni de razas, pero para mí, lo que yo siento honestamente, es que debe ser radical, y viviendo en un mundo capitalista, ser radical es una utopía”, contesta. ¿Entonces? “No sé, yo me hago muchas preguntas, me las vengo haciendo desde niña”, responde.
Todas ellas tomarán, si no lo han hecho ya, forma de canción algún día, porque su intención es la de escribir su biografía a base de rimas. En este álbum, por ejemplo, Mami, tema que lanzó durante el confinamiento, tiene a la vez pedazos de su pasado y su presente, e interpela por igual a madres e hijos. Trata de aquellas que no renunciaron a sus sueños cuando los tuvieron, y de las que sí, y también de cómo eso afectó a sus hijos. “Habla a la vez de la ausencia de mi madre, y de lo mucho que la necesitaba, y de mi propia ausencia en casa, de la culpa con la que lidia la madre, tan jodía, de lo que ves en los ojos de tus hijos, algo que no cambia, por más mujeres políticas que tengamos”, considera.
Hablando de política, ¿ha pensado Mala en postularse a algo, en pasar a la acción? “Alguien tendrá que hacerlo, aunque si lo hiciera me convertiría en la Cicciolina española”, bromea. Volviendo a la música, ¿qué piensa de cómo Lauryn Hill, uno de sus referentes, tiró la toalla? “No se entiende, se casó, tuvo 8.000 millones de hijos, y se acabó. La que sigue ahí es Missy Elliot, que hacía música de 2040 hace 20 años que ahora se entiende mejor que entonces. Las amo a las dos. Rihanna me encanta, es una gran performing artist, pero ¿dónde está su alma? Hay siempre algo más detrás de la música, que es lo que echo de menos en las figuras de hoy”, contesta.
Viviendo en un mundo capitalista como este, ser radical es una utopía
El estado de alarma la pilló ensayando para la presentación de Mala —disco coproducido por el jamaicano Walshy Fire, de Major Lazer―, y le supo mal tener que mandarles a casa, pero espera retomar la actividad en breve para poder empezar a girar en septiembre. “Aunque sean chiquititos, haremos shows, no voy a dejar colgada a mi banda”, dice. Y pese al buen momento que vive la música urbana —el rap, el trap, el reguetón— insiste en que este país sigue sin estar preparado para muchas cosas. “Nunca entendí por qué cuando Solo los Solo [grupo barcelonés de hip-hop de los noventa] publicaron su primer trabajo no reventó todo. Supongo que es España. Siempre se ha dicho que si Rocío Jurado hubiera nacido en Texas no la habría parado nadie”, concluye.
Babelia
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