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Paraguay despide al jesuita mallorquín que dedicó su vida al estudio del guaraní

El lingüista y antropólogo español, Bartomeu Melià, fue uno de los primeros catedráticos en denunciar los abusos contra los pueblos indígenas de Paraguay

Bartomeu Melià, en su oficina de Asunción, en 2016.
Bartomeu Melià, en su oficina de Asunción, en 2016.S.C.

Bartomeu Melià era un sabio que denunció por décadas en sus investigaciones, libros y poemas la deforestación en Paraguay y el racismo hacia los pueblos originarios, al tiempo que estudiaba la lengua guaraní, la más usada en este país sudamericano. Melià nació en Porreras, Mallorca, en 1932 y falleció en la madrugada de este viernes en Asunción, Paraguay, la ciudad que lo abrazó y el país en el que trabajó y disfrutó hasta sus últimos días. El lingüista y antropólogo español falleció a causa de una enfermedad hepática que lo mantuvo postrado en cama las últimas semanas. "No solo descifró la memoria del Paraguay, sino su futuro. No fue solo un científico positivista sino también un poeta, un chamán. Fue una persona apasionada por la historia del guaraní", señala el exministro de Cultura paraguayo Ticio Escobar.

"Era como un viejo sabio campesino guaraní”, asegura la historiadora paraguaya Milda Rivarola. La profesora recuerda que Melià no respondía al canón tradicional de académico preocupado por las referencias académicas y los informes científicos. "Era un religioso poco convencional, sin fe dogmática”, detalla. El sacerdote se sentaba a trabajar 10 o 12 horas por día, daba conferencias, seminarios, participaba de exposiciones. “Vivía trabajando como un poseso, pero también sabía celebrar la vida, como probablemente le enseñaron los guaraníes”, recuerda Rivarola.

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Una vida de entrega social

Melià llegó a Paraguay a sus 22 años, siendo ya sacerdote, en el comienzo de la que sería la dictadura más larga de América del Sur (1954-1989). Desde el principio se dedicó al estudio de los pueblos guaraníes de Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil. En 1969, con su tesis La creación de un lenguaje cristiano en las misiones de los guaraníes en el Paraguay obtuvo un doctorado en la Universidad de Estrasburgo y se convirtió en discípulo y colaborador del antropólogo paraguayo León Cadogan (1899-1973).

“Felices ustedes / los a-n-a-l-f-a-b-e-t-o-s / los que no leen siquiera el ABC / los que no fueron acorralados por la civilización ni marcados con las letras del amo / ni domados en una escuela”, dice una estrofa de su poema Ay del que enseña a leer al que no sabe, publicado en 1972.

Además de poeta, fue profesor de etnología y de cultura guaraní en la Universidad Católica de Asunción, y fue presidente del Centro de Estudios Antropológicos de la misma universidad. También dirigió las revistas Suplemento Antropológico y de Estudios Paraguayos hasta 1976, cuando fue expulsado del país por orden directa del dictador Alfredo Stroessner.

En el documental Diario-Guaraní, del director paraguayo Marcelo Martinessi, Melià contaba como aquel año la policía entró en su casa mientras estaba en el baño y que cuando salió le apuntaron con una pistola y le sugirieron que se fuera del país inmediatamente. ¿Su delito? Narrar una de las más atroces prácticas de la dictadura, las masacres sistemáticas del pueblo aché, uno de los pueblos guaraníes que habitan en Paraguay. El régimen de Stroessner pagaba a militares y mercenarios 70.000 guaraníes (unos 12 dólares al tipo de cambio actual) por cada aché asesinado y sus hijos eran secuestrados y esclavizados como empleados domésticos.

El informe de Melià sobre los aché llegó a oídos del presidente estadounidense Jimmy Carter (1976-1980), quien exigió al Gobierno paraguayo que esclareciera las circunstancias del genocidio. La respuesta del régimen militar fue negarlo todo y expulsar a los denunciantes. "Se inventaron que pertenecíamos a la línea Moscú, ¡yo todavía quiero que alguien me explique lo que era tal cosa!", exclamó Melià en Madrid en 2011, cuando recibió el premio Bartolomé de las Casas del Gobierno español. Frente a estas amenazas el antropólogo se vio obligado a salir del país hacia Roma y en 1977 se afincó en Brasil desde donde podía seguir trabajando con otros pueblos guaraníes.

Melià volvió a Paraguay 15 años después de su exilio forzado, en 1989, el mismo día que el régimen de Stroessner caía como llegó, por un golpe de Estado militar. Ya asentado en Asunción, Melià produjo medio centenar de libros y publicaciones académicas de etnografía, lingüística guaraní e historia social de Paraguay como El don, la venganza y otras formas de economía guaraní (2004), El Paraguay inventado (1997), o Elogio de la lengua guaraní (1995).

Recibió la ciudadanía paraguaya, integró la Comisión Nacional de Bilingüismo de Paraguay y la Academia Paraguaya de la Lengua Española. También fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito Comuneros por la Cámara de Diputados. Mientras que en España fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Pontifica de Comillas, Madrid, en 2018. Y en noviembre de 2019, el Senado paraguayo le rindió homenaje por toda su trayectoria. 

Perla Álvarez, una de las más conocidas luchadoras paraguayas por el derecho de las mujeres campesinas e indígenas refrenda su admiración por Melià. Ella comenzó a trabajar con el lingüista en la campaña de oficialización de la lengua guaraní en el Mercosur en 2005. “Melià decía que igual que deforestan nuestros bosques para la soja y la ganadería extensiva, también talan elementos lingüísticos, porque lo que no existe no se nombra”, explica la profesora.

"Melià es Paraguay y es paraguayo" opina Álvarez. “Nuestra historia se nos negó y él trató de que no la olvidemos y de que mantengamos nuestras raíces. Y ahí, la lengua juega un papel fundamental. Van mis homenajes a este gran maestro. Aguije, pa'i”, expresa. "Gracias, padrecito", en guaraní.

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