Alfredo Castro: “Siento terror y un goce enorme cada que puedo retornar al teatro”
El actor chileno, reconocido con el premio Starlight International Cinema Award del Festival de Cine de Venecia, se somete al carrusel de preguntas de este diario
Alfredo Castro (Santiago de Chile, 1955) supo “desde la tremenda infancia”, cuando era pequeño en la escuela, que lo único que podía calmarlo frente a las adversidades y comprender la realidad, era vivir imaginariamente bajo la mirada de una cámara de cine. Claro que, primero estuvo una de sus primeras pasiones, el teatro, y después la televisión. No fue hasta sus 50 años que dio el salto a la pantalla grande con Fuga, la ópera prima de por entonces un desconocido cineasta llamado Pablo Larraín. Más de una veintena de películas después, es uno de los actores más laureados de Chile. Ha cimentado su carrera participando en películas como No, El club y Desde allá, del venezolano Lorenzo Vigas, la primera cinta latinoamericana que ganó el León de oro en el Festival de Cine de Venecia.
Este año participó en películas como Perro bomba, Medea y Algunas bestias, además de Blanco en blanco y El príncipe, estas dos últimas reconocidas en la pasada edición del Festival de Venecia, donde también Castro se convirtió en el primer actor latino en recibir el premio Starlight International Cinema Award, entregado por el círculo de mujeres periodistas que otorga el evento cinematográfico de la denominada ciudad de los canales. El año 2019 también marca su retorno a las tablas con la obra Excesos, que se presenta hasta el 27 de octubre en Centro Gabriela Mistral –en Santiago de Chile–, en la que interpreta a un militar que se transforma en la mujer que ama, en un montaje que indaga en el deseo, la ausencia y el amor.
¿Qué siente cada que puede retornar a un escenario de teatro?
Un terror y el goce enorme de estar, no al frente, sino dentro de un organismo que está vivo, el público y yo, estremeciéndonos en una misma emoción.
¿Cómo afronta el desafío de cada interpretación?
Comprendiendo que mi trabajo consiste en no actuar, sino metabolizar esos sujetos, pasarlos directamente a la sangre, a la mía. Pensar como ellos, crear un tercer cuerpo, para sobrevivir a esos personajes una vez finalizadas las filmaciones y comprender que la ficción no existe.
¿Qué personaje teatral se asemeja a usted?
Segismundo. De La Vida es Sueño, de Pedro Calderón de la Barca.
¿Qué película le cambió la vida?
En mi época de escuela de teatro, El Perro Andaluz, después Muerte en Venecia, Teorema, de Passolini, Leaving Las Vegas, de Mike Figgis, con Nicolas Cage.
¿Quiénes son sus influencias actorales?
Anthony Hopkins y Klaus Kinski.
¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?
Cualquier playa con mar templado, sol y arena.
¿Qué le diría a su presidente Sebastián Piñera?
Que no recorte más los fondos para cultura en Chile. Y que se largue…
¿Su especialidad en la cocina?
Bavarois de frambuesas e improvisaciones varias con lo que exista en el momento.
¿Qué es un buen fin de semana?
No hacer nada, pero ¡NADA!
¿Qué le asusta?
Actuar, morir, enfermarme, perder a un ser querido.
¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?
Frente a mi terror del sonido del mar en las noches, mi madre me aconsejó preocuparme cuando no lo escuchara, ya que eso quería decir que el mar se estaba recogiendo para tomar fuerza y arrasar con todo en tierra.
¿Qué cambiaría de usted mismo?
Mi estatura, mis años, mis inseguridades.
¿Cuáles libros están normalmente es su mesa de dormir?
Siempre algo de Marguerite Duras, siempre poesía y siempre algún texto teórico de otros saberes que puedan iluminar mi trabajo como actor y director de teatro.
¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?
Pedro Almodóvar.
¿Qué representan los premios para usted?
Nunca los recibo de manera personal, sino por la película, por todo el equipo, por el proyecto. Me incentivan a hacer más, filmar más.
¿Cómo elige las películas en las que quiere participar?
Creo en el primer impulso emocional que un guion puede provocarme, después su función política, si es o no una verdadera obsesión y necesidad para él o la directora filmar ese guion y mi empatía con el o la directora.
¿La última música que escuchó?
Amor Eterno, de Juan Gabriel.
Babelia
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