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‘Medea’, una mirada crítica a la Costa Rica ultraconservadora

La ópera prima de Alexandra Latishev aborda temas como el aborto y la batalla política por el cuerpo femenino

Andrés Rodríguez
Fotograma de 'Medea', la ópera prima de Alexandra Latishev.
Fotograma de 'Medea', la ópera prima de Alexandra Latishev.

La directora Alexandra Latishev quería crear un personaje que viviera en un cuerpo ajeno, algo que entendía desde una inquietud muy personal. Tenía frente a ella el reto de traducir ese sentimiento al lenguaje audiovisual. ¿Cómo se ve vivir en un cuerpo ajeno? ¿Cómo se traduce a imágenes y sonidos? ¿Cómo se traduce en acciones? Fueron algunas de las preguntas que surgieron al momento de pensar en una película. Su malestar, y el de muchas mujeres de su generación, ante una Costa Rica –de donde es oriunda– a la que considera ultraconservadora, sin un Estado laico y donde el aborto no es legal, confluyó en la creación de Medea, una mirada crítica desde el cine que desafía al típico rol femenino construido e impuesto por la sociedad.

Su debut en el cine de larga duración llega después de Irene, L'Enfant Fatale y Sin aviso, sus cortometrajes que la llevaron por distintos festivales alrededor del mundo y la convirtieron en uno de los talentos emergentes del cine centroamericano. Con Medea, largometraje que también hizo su recorrido por importantes citas cinematográficas internacionales (Bafici, Lima, Horizontes Latinos en San Sebastián), continúa con la idea de mostrar a personajes femeninos fuertes y diferentes. “Creo que viene siendo un tema recurrente en mi cine, casi que una obsesión, pero más allá de eso creo que es una manera de sobrevivir a mi entorno”, afirma Latishev en una de sus respuestas enviadas por correo electrónico, ya que se encuentra en la Berlinale exhibiendo su filme.

La vida de María José, interpretada por Liliana Biamonte, transcurre entre la universidad, sus siempre distantes padres, el entrenamiento de rugby y sus aventuras con su mejor amigo Carlos. Emocionalmente desconectada de su entorno, un día se encuentra con Javier y trata de iniciar una relación con él. Pero sus esfuerzos por llevar una vida normal son en vano. María José carga con un secreto: un embarazo que todo el mundo se niega a ver. La actriz protagónica de la obra no teme al enfrentamiento, es combativa. Latishev, que también escribió el guion del filme, estaba cansada de ver a víctimas o personajes pasivos, que no se asemejan a las mujeres que ella conoce.

“Creo que estoy un poco harta de la construcción de personajes femeninos que veo en las películas, que curiosamente un grandísimo porcentaje son dirigidas por hombres. Las mujeres que conozco usualmente son confrontativas, fuertes, si es cierto que viven ‘al margen del poder’, pero manipulan ese sistema a su favor para sobrevivir”, afirma la directora tica.

El tema tabú

Para Latishev, hablar del cuerpo de la mujer en Medea es un tema con connotaciones políticas. “Considero que vivimos en cuerpos manejados por otros”, dice acerca de su interés por desarrollar ese eje en el filme y cómo en esas acciones evidencian el conflicto y principal campo de batalla en el que se vive con el otro. “Fue algo que nació de una inquietud bastaste personal, pero entre más profundizaba en el tema descubrí lo político y en boga que se encuentra en este momento el tema del cuerpo”, explica.

Lo que es irónico y “loco” para la realizadora es que, aún con el empoderamiento y el derecho a decidir sobre sus cuerpos que se le ha reivindicado a las mujeres en los últimos años, todavía sus elecciones dependen de otros colectivos. “Hace poco conversaba con una amiga que me decía: ‘Lo que pasa es que a la mujeres siempre les condicionan qué hacer, en cualquier espacio’. En cualquier tipo de colectivo, incluso a veces en los feministas, tenés que hablar de cierta forma, vestir de cierta forma y actuar de cierta forma para pertenecer, es curioso. Creo que estamos en una búsqueda pero es un proceso largo”, precisa la realizadora.

La realización de Medea fue un proceso duro, largo y de muchos años de fracasos y victorias cotidianas. Como casi para la mayoría de cineastas latinoamericanos, el principal desafío fue el financiamiento. Fue más difícil convencer a quienes daban esos fondos en Costa Rica, ya que uno de los ejes de la película, el aborto, es, quizá, “el tema más tabú de todos” en el país centroamericano. Aún yendo contra corriente, Latishev puso el asunto sobre la mesa ayudada del cine como herramienta. “En Costa Rica el entorno político está bastante polarizado, existen grupos fundamentalistas religiosos que están en este momento luchando en contra de la educación sexual en los colegios, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto pues ni se diga. Creo que es mi pequeño aporte en reacción a un momento histórico que estoy viviendo”, agrega la cineasta.

Latishev se enfrentó a un tema que le daba miedo, “su cuerpo”, como si fuera a enfrentar a su enemigo y salió airosa creativamente. Con una interpretación a la figura de Medea, que proviene de la mitología griega, la realizadora espera poder compartir esa idea de mujer autónoma e inusual y generar discusión sobre los temas que aborda cuando la película se estrene en marzo o abril en Costa Rica, mientras continúa con su recorrido por festivales internacionales.

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Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México

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