Recuperadas más de 3.700 piezas arqueológicas en una operación contra el expolio en Málaga
La Guardia Civil detiene a cuatro implicados en una red de comercio ilícito de bienes del patrimonio histórico
Una punta de palmela es un objeto que, hace 6.000 años, otorgaba a su propietario un alto estatus social. Este objeto punzante se acoplaba al extremo de las lanzas para dañar más fácilmente a las presas. Solo la utilizaban las élites, las únicas que podían acceder a un metal escaso y caro. Cuando el cazador fallecía, la pieza era enterrada como parte de su ajuar funerario. Para evitar que nadie la usara, se doblaba hasta quedar inutilizada. Por eso, ha sorprendido encontrar una en perfectas condiciones entre las algo más de 3.700 piezas arqueológicas decomisadas (prehistóricas, íberas, romanas, visigodas y medievales) por la Guardia Civil en la comarca de Antequera (Málaga). Los investigadores estiman que su valor en el mercado negro podría ascender a más de medio millón de euros.
Las operaciones Colum y Patred de la Guardia Civil comenzaron a finales de 2016 y han culminado con la detención de cuatro personas y otras nueve investigadas por supuestos delitos de receptación de material arqueológico procedente del expolio y de tráfico ilegal de bienes arqueológicos pertenecientes al patrimonio histórico español. Ambas actuaciones, lideradas por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), en colaboración con la Fiscalía de Medio Ambiente de Málaga, han destapado una red de comercio ilícito de bienes de interés arqueológico entre particulares con la participación de empresas.
Además de la punta de palmela —coetánea de la construcción de los dólmenes de Menga y Viera, hoy Patrimonio Mundial— los agentes se han incautado de piezas de gran valor. Una de ellas es un ánfora romana del siglo II antes de Cristo, que los investigadores creen que puede proceder del expolio de un pecio en la costa de Estepona o incluso de la antigua ciudad de Tarraco, actual Tarragona. También hay un hacha de talón (en forma de L) de la Edad del Bronce (de hace unos 3.500 años) en gran estado de conservación, una cantonera de una espada medieval o un asa de bronce de una lucerna con iconografía romana que, probablemente, debió ser elaborada entre los siglos I y II en el sur de Italia y que es única en España.
Destaca igualmente una colección de 2.446 monedas compuesta por dirhams andalusíes de los siglos XII y XIII y, entre otras, ases, semis y denarios de distintas épocas del Imperio Romano; una veintena de columnas romanas, ubicadas a la entrada de la casa de uno de los investigados junto a una fuente rematada con la mitad inferior de una estatua de Ceres, la diosa de la agricultura y la fertilidad, que ejercía como patrona de Sicilia.
Hotel rural
El recorrido hasta dar con este tesoro arqueológico comenzó en Ronda. La unidad territorial del Seprona detectó, en diciembre de 2016, una serie de piezas arqueológicas arquitectónicas de dudosa procedencia en un hotel rural a las afueras del municipio. "Al comprobar la documentación para acreditar su origen, muchos de estos objetos no contaban con la certificación", explica Pedro Luis Gemar, teniente jefe del Seprona en Málaga. Si la comarca rondeña era el punto de partida, el de llegada era Antequera. De allí procedía la mayor parte del patrimonio del establecimiento turístico. Los agentes realizaron varias inspecciones en comercios y otros establecimientos que tampoco pudieron justificar la tenencia de su amplio número de piezas. La Guardia Civil se incautó de un centenar de ellas, entre las que se encuentran molinos de origen íbero y romano. Fue el inicio de la Operación Colum.
Durante el análisis de la documentación del establecimiento rondeño —cuyas piezas encontradas son similares a las que existían en la antigua ciudad romana de Acinipo (Ronda) en el siglo I d.C.—, se supo que buena parte del material adquirido por el hotel procedía de un mismo vendedor: un constructor afincado en Antequera que decoró su casa con otras muchas piezas. De hecho, algunas estaban a la entrada de su casa y podían observarse a simple vista desde la calle, como la fuente con la estatua de Ceres. A raíz de este descubrimiento, los agentes realizaron un registro en el que hallaron unas 60 piezas, la mayoría de época romana, como fustes, capiteles o columnas. En esta operación hay cuatro detenidos y seis investigados.
Para que todas esas piezas fuesen vendidas, alguien tenía que localizarlas previamente en yacimientos arqueológicos expoliados. Por eso, el equipo del Seprona puso en marcha, de manera paralela, la Operación Patred, que apuntaba a los proveedores. "Supimos cómo varios individuos llevaban a cabo un comercio de objetos de menor tamaño", explican las mismas fuentes. La mayoría de estas personas, denominados "piteros", utilizan detectores de metales para encontrar piezas bajo tierra. Así, se practicó un operativo que ha acabado con tres personas investigadas y la incautación de más de 3.500 piezas. La mayoría procede de yacimientos de la comarca de Antequera, aunque algunas tienen su origen en Lucena (Córdoba). Además de las mencionadas, destaca una colección de pesas para balanza de época romana, una olla del siglo I después de Cristo que solía utilizarse en ritos funerarios en la provincia romana de la Bética y piezas de armamento de las legiones romanas.
"Hay algunas piezas que no tienen gran valor, pero extraerlas supone un grave daño a los yacimientos arqueológicos. Son como páginas de la historia que se han perdido", explica Manuel Romero, arqueólogo y director del Museo de la Ciudad de Antequera, que ha colaborado junto a su equipo e investigadores de la Universidad de Málaga y de la Universidad Hispalense de Sevilla en la identificación de los objetos. Romero espera que algunos de los más importantes pasen a formar parte de la colección permanente del museo de Antequera.
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