‘La educación del rey’, un filme sobre las personas que asumen un pleito ajeno
La ópera prima del argentino Santiago Esteves se estrena en dos semanas en su país, y compite en el Festival de Lima
El primer largometraje del argentino Santiago Esteves (Mendoza, 1983), La educación del rey, compite con otras 12 producciones latinoamericanas por el premio del público en el 23º Festival de Lima, que concluye este sábado. La historia filmada en Mendoza (Argentina) bien puede ocurrir en cualquier parte del continente: Reynaldo, un adolescente que se ha marchado de la casa de su madre, resbala cuando comete su primer robo y cae en la casa de una pareja de jubilados. Carlos Vargas, expolicía y antiguo transportista de caudales, le da una oportunidad y no lo delata, pero exige la reparación del invernadero que se trajo abajo.
Esteves, graduado en psicología y cine, empieza la historia con la desconfianza mutua entre Rey y Vargas. Cada quien habla con parquedad y con la distancia entre generaciones; sin embargo, el hombre deja el mal humor -con que lo describe su mujer-, al encontrar una tarea: educar a un chico en problemas. El debutante Matías Encinas encarna al menor, y Germán de Silva al jubilado.
El director trabajó como editor de cineastas argentinos, entre ellos Pablo Trapero; dirigió tres cortometrajes. En 2015 dirigió la miniserie La educación del rey, que transformó en este filme después de ganar en el Festival de San Sebastián el premio Cine en Construcción en 2016.
En paralelo a la buena intención de Vargas y su esposa (Elena Schnell) otra trama oscura se desarrolla: Rey cometió el robo para ayudar a su hermano mayor, quien anda con un delincuente juvenil apodado Momia. El joven es parte de una red criminal integrada por policías corruptos, uno de ellos el Gato Ibáñez, que caracteriza el actor Jorge Prado. Como Rey se quedó a medio camino del encargo, el resto de la banda lo persigue. Prado tiene todo lo que necesita un forajido.
La articulación y el mutuo beneficio entre el orden y el crimen son los méritos del guion de Juan Manuel Bordón y Esteves. “Quise plantear qué pasa en la sociedad si alguien se hace cargo, porque sí hay personas como Vargas [que creen que un chico puede salir peor si cae en prisión]”, comentó Esteves en un diálogo con el público de Lima la semana pasada al final de la proyección.
Vargas reconoce que vive en el declive de su vida, afronta la necesidad de ir al baño cada media hora y aprovecha el tiempo con el adolescente para transmitir lo que sabe. “Nunca le des la espalda a alguien armado”, le explica tras practicar tiro al blanco con unas latas viejas ubicadas al costado de la cabeza del chico, quien reacciona asustado, sin poderlo creer. “No hay que disparar asustado ni nervioso”, añade en otro momento. También le indica cómo usar bien un martillo, y a discriminar entre objetos que van o no van a la basura.
Pero Rey también tiene habilidades y ayuda a su preceptor cuando la esposa de Vargas no está en casa, por ejemplo, compone el viejo horno para que puedan cenar una noche en que la mujer salió al cine. “La policía utiliza chicos frágiles para cometer delitos. Queríamos un final que diese la impresión de la crudeza del mundo en el que esto pasa”, explicó Esteves.
La educación del rey, a estrenarse el 26 de agosto en Argentina, no presenta a Vargas como un héroe limpio, sino como una persona con grises, como todos. Tiene un amigo que administra informalmente un almacén con objetos de contrabando y que le debe un favor. Sale de casa sin decirle a su esposa siempre a dónde va, y el chico respeta los silencios y simulaciones.
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