El ojo de Merlina Acevedo en ‘Søren’
La palindromista mexicana se hizo cargo de la fotografía fija en el filme de Juan Carlos Valdivia
Merlina Acevedo asegura no ser escritora, aunque tiene dos obras recopilatorias de palíndromos y aforismos -consideradas por algunos críticos y autores como fugaces gemas de la literatura de la brevedad-. De igual modo dice que le gusta tomar fotos, pero afirma no ser fotógrafa. Eso no fue un inconveniente para que el director Juan Carlos Valdivia apreciara el ojo de la palindromista mexicana y la invitara a hacerse cargo de la fotografía fija de la película Søren.
Valdivia sigue la cuenta de Acevedo en Instagram. Fueron las imágenes plasmadas en esa red social las que hicieron que el director boliviano invitara a Acevedo a formar parte de su nuevo largometraje. “Yo no soy fotógrafa y mi cámara no es profesional, le dije. Él me respondió: Lo que me interesa es tu ojo, no tu cámara”, cuenta Acevedo.
En Søren, el director muestra cuatro variaciones sobre las relaciones, pero también cuatro visiones de un país que se entretejen para mostrar un mosaico de la realidad actual. “Paloma (Pamela Peró) y Amaru (Romel Vargas) vienen de mundos opuestos y mantienen una relación a pesar del tiempo y la distancia, en parte gracias a la intervención de dos personajes libres y transgresores, Søren (Willy Cartier) y Zuleika (Alejandra Lanza), tan reales como imaginarios”, da a conocer la sinopsis del filme.
Acevedo pasó más de dos meses en Bolivia, visitando distintas locaciones donde se rodó el filme como Rurrenabaque, el Salar de Uyuni, el Lago Titicaca y los cholets en El Alto, por mencionar algunos sitios. “Pude ganarme la confianza de los actores, porque la foto fija puede ser un poco invasiva, tomando fotos en todo momento, aún en los descansos de los actores”, agrega la escritora.
El desierto de sal más grande del mundo fue uno de los sitios predilectos de la también fotógrafa, al que define como “el lugar más bonito del mundo”. Valdivia y su equipo programó la visita al Salar de Uyuni en enero, durante la época de lluvias. “Yo hago palíndromos y me gusta mucho fotografiar charcos y reflejos. El charco más grande y el espejo más grande del mundo, me fascinó”, explica Acevedo.
Antes de empezar el trabajo, Acevedo dice que se puso a leer al filósofo danés Søren Kirkegaard, del cual el filme toma prestado su nombre, y le ayudó a comprender la visión de Valdivia sobre el filme: “Te hace pensar sobre las posibilidades de un amor diferente”.
La responsable de fotografía fija de Søren trató de retratar sobre todo los momentos en los cuales no se estaba filmando. Valdivia le dio libertad creativa, por lo que capturó imágenes opuestas a lo que hacía el director de fotografía. “Me era difícil estar al lado de él sin estorbar. Me gustan las fotos más libres cuando no se está filmando, tomas a las personas desprevenidas, como la fotografía callejera”, finaliza Acevedo.
Babelia
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