Un sabio español de los de antes
Profesores como Carlos García Gual son esenciales en la sociedad del ruido
En la FIL de Guadalajara, otro sabio español, Fernando Savater, dijo que un sabio es uno que quiere aprender. Y ahí está su vecino (de barrio y de sabiduría) Carlos García Gual entrando en la Academia (a la que Savater dicen que no quiere ir) y exhibiendo siempre su ignorancia como punto de partida. Aprendiendo siempre como si otra vez tuviera que examinarse de Latín y de Griego.
Es un sabio de estudiar, no de decir; un hombre que hasta hablando parece que calla, no sólo lo mucho que sabe sino lo mucho que no dice porque aún no está seguro de saberlo. Estos profesores que aman el saber y lo practican estudiando (Savater, García Gual, Emilio Lledó) son esenciales en la sociedad del ruido, porque hacen en silencio su tarea, y cuando sus palabras salen de sus bocas es que como si salieran también de almas exigentes, obligadas por la propia sabiduría a despreciar aquello que no tienen seguro.
Carlos García Gual ha puesto la antigüedad al alcance cotidiano de los estudiantes, y de los estudiosos, españoles, y lo ha hecho sin aspaviento alguno, avisando de que el olvido de lo que supimos es el muro del que parten todas las lamentaciones de la ignorancia actual. La vida clásica, su estudio, es su sacerdocio, que regala en charlas de café o en las clases que ha dado y sigue dando con la humildad del que aprende de los otros. Y, sin embargo, el Estado, el que debe cuidar de esto, ha arrojado esas disciplinas y esos estudios al baúl de lo inservible. Lástima de país, con tanta historia, con tanta literatura, con semejante filosofía, y tan ignaro ante sus riquezas.
El ingreso de García Gual en la Academia es una buena noticia para la sociedad, porque amplifica su mirada, esos ojos grandes, como de niño asombrado en un espacio vacío que él siente habitado por historias antiguas o por palabras que remiten a Homero y a Leonardo da Vinci. Un hombre abrazado a la belleza de aprender con la emoción de un estudiante que no acabar jamás de leerse la lección que luego va a dar. Carlos García Gual, un sabio español de los de antes.
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