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Disney veta a ‘Los Angeles Times’ y se retracta tras una ola de solidaridad de los medios

La productora había dejado al diario fuera de sus preestrenos por un artículo crítico publicado el pasado septiembre

Pablo Ximénez de Sandoval
Fotograma de 'Thor: Ragnarok', el último estreno de Disney.
Fotograma de 'Thor: Ragnarok', el último estreno de Disney.AP

La compañía Disney se echó atrás este martes en su decisión de vetar a los periodistas de Los Angeles Times en sus preestrenos. La decisión se toma en medio de una ola de solidaridad de la profesión. The New York Times y Washington Post anunciaran que no iban a acudir a las proyecciones de Disney y de que las asociaciones de críticos a nivel nacional en Estados Unidos amenazaran con boicotear las películas de Disney en solidaridad con el diario de Los Ángeles.

La tensión entre el gigante del entretenimiento y el principal periódico de California tiene origen en una investigación publicada a finales de septiembre en la que el Times cuestionaba la influencia de Disney en la política y la economía de Anaheim, una ciudad de 350.000 habitantes donde se encuentra Disneyland, uno de los pilares económicos de la zona.

El pasado viernes, el periódico publicaba una nota a sus lectores junto con su habitual suplemento de estrenos en la que explicaba que no había podido ver Thor: Ragnarok porque Disney había vetado a su crítico en el pase para la prensa. El Times afirmaba que Disney había decidido vetarlos en sus preestrenos porque consideraba injusta la pieza sobre Anaheim. El periódico seguiría cubriendo los estrenos, pero cuando las películas se pudieran ver en salas.

Disney confirmó que se trataba de una represalia en un comunicado a los medios estadounidenses. El Times, decía, “ha mostrado un total desprecio por los estándares periodísticos básicos”. “A pesar de que le dimos numerosos datos indiscutibles al periodista, varios editores y el dueño de la publicación durante meses, el Times siguió adelante con una serie parcial e incorrecta, totalmente guiada por cuestiones políticas”.

En cuestión de horas, el veto encontró la solidaridad de conocidos periodistas del espectáculo y fuera de él. La crítica de cultura pop de The Washigton Post, Alyssa Rosenberg, escribió una columna diciendo que no volvería a acudir a ningún preestreno de Disney hasta que se levantara el veto. Este martes por la mañana, The New York Times sacaba un comunicado sumándose al boicot: “Cuando una compañía poderosa castiga a un medio de comunicación por una historia que no les gusta lo hace para infundir miedo. Este es un precedente peligroso y para nada en interés del público”.

El mismo martes, las principales organizaciones de críticos de Estados Unidos se sumaron al boicot contra Disney. La Asociación de Críticos de Los Ángeles, el Círculo de Críticos de Nueva York, la Sociedad de Críticos de Cine de Boston y la Sociedad Nacional de Críticos de Cine publicaron un comunicado conjunto en contra del veto de Disney al Times. Además, anunciaban que las películas de Disney no entrarían en consideración para sus votos de premios a final de año. Poco después, se sumó la Asociación de Críticos de Televisión.

Las críticas a Disney crecieron también en las redes durante el fin de semana. Jake Tapper, incluyente presentador de CNN, publicó un tuit en el que anunciaba que había contratado una suscripción al Times en solidaridad tras el veto.

A mediodía de este martes, Disney anunció que ponía fin al veto contra el diario angelino: “Hemos tenido unas conversaciones productivas con el nuevo liderazgo de Los Angeles Times sobre nuestras preocupaciones, y como resultado hemos accedido a devolverles el acceso a sus críticos a los preestrenos”.

Toda la dirección del Times cambió por sorpresa el pasado 21 de agosto. La compañía matriz, Tronc, despidió fulminantemente al director, Davan Maharaj, y a tres de los directores adjuntos y los reemplazó por Ross Levinsohn, nuevo primer ejecutivo del periódico, y Jim Kirk como director interino. La investigación sobre los manejos de Disney en Anaheim se publicó cuando llevaban un mes en sus puestos. Los Angeles Times nunca se ha retractado de la historia. El pasado viernes, en pleno revuelo en las redes sociales sobre el veto, el editor de tecnología del Times, Ben Muessing, tuiteó que la pieza más vista del día en el periódico era precisamente esa.

Vetos y presiones en España

GREGORIO BELINCHÓN

En España también se han dado vetos desde las distribuidoras de cine, pero más a periodistas puntuales que a medios de comunicación en general. Han surgido por enfados de los artistas entrevistados (directores o intérpretes) a los que no les han gustado alguna pregunta o el reflejo de sus declaraciones en el medio. Eso no quiere decir que exista una relación fluida: habitualmente, la información cinematográfica tiende a ser amable, y cualquier noticia que vaya más lejos de la promoción provoca inmediatas presiones desde la industria, como las que sufrió EL PAÍS con el fraude del taquillazo o sobre el precio de las entradas de las salas.

Tampoco es un país en el que sea fácil el acceso a datos económicos o a la información, a la vez que escasea el tiempo con los actores o directores. Ante la cantidad de medios, en las promociones se recurre a entrevistas de cinco o seis minutos o a las mesas redondas, en las que a veces, por culpa del poco tiempo y la cantidad de periodistas, puede ocurrir que ni siquiera dé tiempo a hacer una pregunta a todos los informadores presentes. Tampoco ayuda mucho otra costumbre que empieza a generalizarse: las charlas con actores tras descubrir solo un parte de la película. El último ejemplo fue Blade Runner 2049: los periodistas españoles que entrevistaban a Ryan Gosling o a Harrison Ford solo habían podido ver 20 minutos del filme, ya que 10 días antes The New York Times reveló en un reportaje con sus creadores un spoiler, un detalle clave para la trama, y los productores enfurecieron, retirando todos los pases previos del largometraje en el resto del mundo. Otras cancelaciones (pocas, eso sí) de proyecciones destinadas a la prensa se han producido en los últimos años coincidiendo —para algunos no es nada casual— con las críticas negativas recibidas por la película en cuestión en EE UU.

Otro cáncer del periodismo cinematográfico del siglo XXI son los embargos, bien en visionados de prensa, bien en entrevistas. Cada día se firman más, en un movimiento absurdo contra el devenir de los tiempos digitales. Es habitual firmar en España antes de un pase de prensa (proyección para periodistas) que no se publicará una crítica de una película hasta un día prefijado, cuando ya se pueden leer en ese mismo momento artículos estadounidenses sobre ese filme en Internet. ¿Culpable de estas pequeñas censuras? El miedo a que cualquier comentario que se salga de lo laudatorio o de lo meramente promocional afecte al resultado económico de la película.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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