El autor de ‘Curial e Güelfa’, una de las obras cumbres de la literatura catalana, nació en Toledo
Una tesis de 5.200 páginas revela que la novela de caballerías del siglo XV la escribió Enyego d'Àvalos, camarlengo de Alfonso El Magnánimo
El autor de Curial e Güelfa, novela de caballerías del siglo XV considerada como una de las obras cumbre de la literatura catalana, nació en Toledo. Se llamaba Enyego d'Àvalos (Íñigo Dávalos), vivió entre 1414 y 1484 y era hijo de uno de los nobles más ricos y poderosos de Castilla, el condestable Ruy López Dávalos, que tuvo que huir a la Corona de Aragón hacia el año 1421 tras verse involucrado en una fallida conjura. Con apenas siete años, D'Àvalos fue acogido por el rey de la Corona de Aragón Alfonso El Magnánimo en el Palacio Real de Valencia, donde tenía la corte. Y más tarde acompañó al monarca a Italia, donde fue su embajador en Milán y llegó a ser su camarlengo en Nápoles.
Curial e Güelfa, cuyo manuscrito fue encontrado en la Biblioteca Nacional por Manuel Milà i Fontanals en 1876, ha permanecido hasta ahora catalogada como obra anónima y su autoría ha sido objeto de intensos debates por parte de los especialistas. La tesis doctoral de Abel Soler, de 5.200 páginas, dirigida por el catedrático de Filología Catalana Antoni Ferrando y presentada este lunes en La Nau de la Universidad de Valencia, arroja luz sobre el misterio: "Su autor nació en Castilla, creció en Valencia y estaba fascinado por la literatura italiana", ha afirmado Soler.
El hallazgo no deja de ser una "hipótesis", ha reconocido Ferrando, porque no hay un documento que establezca de forma indubitada la autoría. "Pero lo mismo ocurre con El Quijote y Cervantes o con la obra de Isabel de Villena. Además, respecto al Curial, no hay alternativa posible", considera el catedrático, uno de los grandes especialistas en el libro. La novela narra el proceso de formación de un joven caballero italiano, Curial, y sus aventuras amorosas y bélicas hasta hacerse merecedor de la mano de Güelfa.
El trabajo "detectivesco" de Soler se ha basado en el análisis de indicios, muchos de los cuales han sido abordados por otros especialistas en la última década. Uno de estas pistas es la abundancia en el texto de valencianismos, palabras usadas principalmente (aunque no solo) en la variedad del catalán hablada en el Reino de Valencia, como "febra (fiebre), bambolla (burbuja), alquería (masía) y rabosa (zorro)".
La tesis también se apoya en el papel utilizado en el códice que se conserva en la Biblioteca Nacional —que contiene la misma marca de serpiente que se usaba en el papel utilizado en la corte milanesa—. En la onomástica, ya que varios de los personajes de ficción remiten a personajes históricos vinculados a la biografía de D'Àvalos. Y en el dominio de la geografía lombarda, así como en el conocimiento del italiano tanto literario como coloquial (lombardismos incluidos) plasmados en la redacción de la novela.
Las armas heráldicas que Curial utiliza en honor de Güelfa, un león rampante que atraviesa los dos colores de un escudo partido, coinciden con las que adoptó el propio Enyego D'Àvalos en 1443 al casarse con la noble napolitana Antonella de Aquino. Y el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional contiene erratas "que solo hallamos en un códice ducal milanés". Estas erratas fueron trasladadas al Curial al copiar el fragmento de la obra milanesa, concluye Soler, que ha destacado que el plagio de párrafos enteros estaba muy extendido y aceptado en la época medieval.
La investigación literaria ha repasado más de 300 trabajos previos y ha buceado en la biografía de 200 miembros de la corte napolitana de Alfonso El Magnánimo, a la que desde la primera edición de la novela, en 1901, se ha sospechado que pertenecía el autor. La conclusión es que D'Àvalos, humanista, amante de la música, la literatura y el arte y propietario de la segunda mayor biblioteca del sur de Italia después de la del rey, la escribió hacia los años 1445 y 1448 entre Milán y Nápoles.
D'Àvalos murió en esta ciudad del sur de Italia en 1484 tras haber entroncado su linaje con el de una rica familia local y haber recibido los máximos honores en el terreno de la diplomacia, como la Orden de la Jarretera que concedía el rey de Inglaterra.
Su difusión en la época fue "confidencial", cree Soler. Esto es, estaba pensada para ser recitada entre un pequeño grupo de nobles de la corte napolitana, lo cual explica su contenido "moderno y muchas veces provocador".
Así se explica que el libro no se difundiera en su época y que solo se conozca la existencia de un manuscrito. En la hipótesis que manejan Soler y Ferrando, este llegó a Toledo a través de un hermano de D'Àvalos, y se ha conservado tan bien gracias a la extraordinaria encuadernación que se hizo del mismo en la ciudad castellana.
La tesis doctoral se publicará, ha anunciado el vicerrector de Cultura de la Universidad de Valencia, Antonio Ariño. Y el descubrimiento, añade Soler, sitúa a D'Àvalos entre los grandes nombres del siglo de oro de la literatura catalanovalenciana, junto a Ausiàs March, Joanot Martorell, Jaume Roig, Isabel de Villena y Joan Roís de Corella.
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