Un pelo negro guiando al pueblo
El provocador Wilfredo Prieto expone en Kurimanzutto su obra, que explota el poder de lo nimio
Wilfredo Prieto (Sancti Spíritus, Cuba, 1978) es un provocador de aspecto sencillo. Explica sus desconcertantes obras con la naturalidad de un pintor de caballete. Igual que el pintor de caballete te podría decir “esto es un monte del que baja un río”, Prieto, haciendo un recorrido por el montaje de su exposición en la galería Kurimanzutto, la más prestigiosa de la Ciudad de México, donde muestra su obra por primera vez, se acerca a una esquina de la nave central y te dice sin más: “Pelo danzando con pasa”, y eso es el título de una de sus obras, que consiste en una uva pasa atrapando contra el suelo un cabello negro y largo que vuela, sin soltarse, al recibir el aire continuo de un antiguo ventilador.
Poco después, José Kuri, propietario de la galería con su esposa Mónica Manzutto, se para junto a Pelo danzando con pasa y ríe.
–Luego quieren que yo venda esto…
Mientras, el pelo sigue su vuelo, apisonado por el fruto seco pero con un movimiento ágil, resuelto y determinado que recuerda al de la bandera francesa de La libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix.
En 2015 Prieto agitó en ARCO la correosa polémica sobre lo que es arte y lo que no lo es al exhibir un vaso de agua medio lleno al que su galerista le puso un precio de 20.000 euros. Él busca en lo cotidiano y lo nimio la obra de arte, un enfoque que, al mismo tiempo que apunta a cuestiones filosóficas como la del valor en sí de las cosas, por su expresa radicalidad concita el interés estructural de los medios de comunicación y del mercado del arte. Pelo danzando con pasa, por ejemplo, se abre a reflexiones sobre lo que es el movimiento, e incluso la libertad, y a la vez plantea abiertamente la pregunta sobre lo que es o no es una tomadura de pelo.
No se puede hacer una revolución con guantes de seda, nombre de la exposición, se podrá ver en Kurimanzutto hasta el 27 de agosto. Prieto ha utilizado todos los espacios de la galería para distribuir sus obras, rompiendo el adentro y el afuera de lo que se entiende por espacio expositivo. En la librería ha instalado No más clip: un clip desencliptado, o sea estirado como un sola línea de metal, y apoyado en vertical contra una pared. Prácticamente imperceptible.
En el patio interior ha colocado un equipo de sonido oculto que emite números de teléfono sacados de anuncios publicitarios y ha puesto contra una pared un teléfono inteligente con la luz del flash encendida. Esta pieza, con un bello título que es un haiku japonés, Por el arroyo corre tras su reflejo una libélula, implica una crítica “a los medios de comunicación”, dice el autor, “a lo que nos engancha por factores no naturales, como una lámpara a una mosca”.
Un jardín con olor a perfume de Chanel. Una piedra envuelta en seda. Un fajo de billetes cubanos, Dinero rojo. Una flor ahorcada de un largo hilo que pende del techo. Uñas dispersas por el suelo de hormigón. Prieto ha creado una ruta de sorpresas en Kurimanzutto. Consejo: usen el plano de la exposición.
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