El Gobierno polaco quiere entregar a Roman Polanski a Estados Unidos
El Ejecutivo conservador de Beata Szydlo recurrirá el fallo del Supremo contra la extradición del cineasta
El Gobierno polaco ha anunciado que va a recurrir la decisión del Tribunal Supremo del país en contra de la extradición del cineasta Roman Polanski, de 83 años, a Estados Unidos, donde está condenado desde 1977 por abuso de menores. El ministro de Justicia y fiscal general de Polonia, Zbigniew Ziobro, ha anunciado la intención de impulsar el proceso de entrega a las autoridades norteamericanas. El director de cine, que reside habitualmente en París -tiene también nacionalidad francesa y Francia no tiene acuerdo de extradición con EE UU- mantiene una batalla judicial de casi 40 años con Estados Unidos, que parecía haber acabado, al menos en Polonia, el pasado noviembre.
"He decidido presentar un recurso contra la sentencia del Tribunal Supremo que decidió no extraditar a Polanski a EE UU, que le acusa de un terrible delito contra la infancia, de la violación de una niña", ha dicho el ministro, según la agencia estatal de noticias PAP.
La noticia llega meses después de que la propia fiscalía de Cracovia (Polonia) decidiera en noviembre no recurrir la sentencia que rechazó la petición de extradición a Estados Unidos del cineasta, que tiene piso en Cracovia, ciudad en la que pasó parte de su infancia y donde estuvo la semana pasada.
El abogado de Polanski se esperaba una decisión como esta del Gobierno polaco, dirigido por la ultraconservadora Beata Szydlo: "Ziobro dijo que lo iba a hacer, pero de momento preferimos no comentar nada hasta saber si ya ha recurrido o si está a punto de hacerlo", ha declarado el letrado Jerzy Stachowicz a la agencia France Presse
EE UU solicitó al país la detención de Polanski en 2014, durante una notoria visita del director a Varsovia, aunque entonces las autoridades hicieron caso omiso. Fue el pasado enero, tras una nueva petición estadounidense, cuando la Fiscalía de Cracovia decidió aplicar el tratado de extradición bilateral sin condiciones, aunque desechó detener al cineasta, como habían pedido las autoridades norteamericanas.
La pesadilla para el oscarizado director se remonta a 1977, cuando fue denunciado por violación a Samantha Geimer, de 13 años, después de una sesión fotográfica en la casa de Jack Nicholson en Los Ángeles. Tras declararse culpable, fue puesto en libertad bajo fianza tras pasar 42 días en la cárcel. Huyó de Estados Unidos al año siguiente, mientras estaba en libertad bajo fianza de 2.500 dólares, pensando que el juez anularía el acuerdo y lo enviaría a prisión durante años.
Aunque el cineasta llegó hace años a un acuerdo económico con Geimer (esta retiró los cargos) y cree que sus décadas de exilio ya han sido suficiente castigo, el pasado diciembre un tribunal de Los Ángeles rechazó la petición de su defensa para cerrar definitivamente el caso, lo que le impide en la práctica pisar Estados Unidos.
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