Las chicas Bond hablan español
La mujer Bond del año 2015 es latinoamericana, pero antes de Stephanie Sigman hubo otras dos
Muchas veces modelos o misses, sin más atributos que su belleza, las rubias espectaculares que poblaban las películas de James Bond están pasadas de moda. A Daniel Craig, al menos, le gustan morenas y que hablen español o, en su defecto, mediterráneas (francesas como Léa Seydoux e italianas como Mónica Bellucci), aunque sea por exigencias del guión y de los escenarios de rodaje. O al menos esa es la tendencia en las dos últimas películas de la saga más longeva del cine: Skyfall (2012) y ahora Spectre, en la que Stéphanie Sigman se ha convertido en la primera chica Bond mexicana, pero no en la primera latinoamericana que ama al agente británico más famoso de todos los tiempos.
Bárbara Carrera. Nunca digas nunca jamás (1983)
La marginación de las latinoamericanas fue tal que tuvieron que pasar 21 años, desde la primera película del Agente 007 en 1962, para que la industria cinematográfica convirtiera a una en chica Bond y encima no fue en una película oficial de la serie. La actriz que lo logró fue la nicaragüense Bárbara Carrera en Nunca digas nunca jamás (1983), en la que actuó junto al agente secreto original, Sean Connery, 12 años después de su papel en Los diamantes son para siempre. “Fue una experiencia maravillosa, algo que jamás olvidaré. Fue el papel que me puso en el mapa como actriz, que me llevó a cada rincón del mundo”, dice vía telefónica desde Beverly Hills.
Bárbara Kingsbury Cajina nació en el departamento de Río San Juan en Nicaragua. Nunca ha dicho su edad, cree que no se le debería preguntar a una mujer cuántos años tiene y por eso, dice que seguirá mintiendo. En algunas de sus biografías se dice que nació en 1945, y en otras, en 1951. “Toda mi vida he tenido la edad del rol que me ha tocado interpretar”, afirma entre risas. Vivió en el país centroamericano sus primeros 10 años, después viajó con su madre a Estados Unidos, donde comenzó una carrera como modelo. De ahí en adelante decidió que se llamaría Bárbara Carrera.
En 1981, el director Irvin Kershner, a quien Carrera conocía hacía algunos años, le ofreció convertirse en una chica Bond. “Eres perfecta para la chica que busco. Quiero que seas la villana”, le dijo durante un Festival de Cine en Manila, Filipinas, al que ella había asistido para proyectarse como actriz. El director le contó que se trataba del regreso de Connery como Bond, aunque fuera de la franquicia oficial, No titubeó, inmediatamente dijo que sí y fue así que se convirtió en Fatima Blush. “Él fue mi motivación, volvía y los ojos del mundo estarían atentos. Con él había crecido, era mí Bond”, afirma.
En esos mismos días, a Carrera le habían ofrecido el mismo papel en Octopussy, que también saldría en 1983 y con Roger Moore como el agente 007. Ella prefirió a Connery. “No me arrepiento. Trabajar con él fue maravilloso. Me sentí tan agradecida. No podría creer que me estaban pagando por algo que disfrutaba tanto”, dice.
Para la época que Kershner le ofreció el rol, Carrera ya era una modelo consagrada. Había aparecido en las portadas de Vogue, Playboy, Harper´s Bazaar, Anna Bella. Sin embargo, no era tan reconocida como actriz. Su debut lo había realizado en 1975 en la película The Master Gunfighter que le mereció una nominación a los Globos de Oro, pero fue con Bond que alcanzó la fama.
Ahora, vive alejada de las pantallas y se dedica al arte, a la pintura. Su última colección la llamó Journey . Desde 2011, lucha contra el cáncer de mama. “He peleado y hoy soy una superviviente. Perdí todo, mi pelo, mis uñas, pero ahora estoy más feliz que nunca, he aprendido a apreciar cosas a las que nunca le había puesto mente”, asegura. Han pasado 32 años desde que se convirtió en una chica Bond y desde entonces no ha dejado de ver ni una sola de las películas de la saga. Sus favoritas, cuenta, son las últimas.
Talisa Soto. Licencia para matar (1989)
Miriam Talisa Soto nació en 1967 en Brooklyn, Nueva York. De ascendencia puertorriqueña, Soto fue la segunda chica Bond latinoamericana tras encarnar a Lupe Lamora en Licencia para matar (1989), la última cinta en la que el mítico agente del MI6 es interpretado por Timothy Dalton. La menor de cuatro hermanos, Soto empezó su carrera como modelo a los 15 años de edad y apareció en las portadas de revistas como Vogue, Elle, Glamour y Sports Illustrated. Su debut cinematográfico fue en 1988, como India en la comedia Spike of Bensonhurst.
Al año siguiente y con apenas 22 años, Soto fue elegida para ser una de las chicas Bond de Licencia para Matar. En la película, la actriz encarna a la amante del narcotraficante Franz Sánchez (Robert Davi), perseguido por James Bond por asesinar la esposa de su amigo Félix Leiter, agente de la Agencia para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés). A lo largo de trama, Bond y Lamora flirtean y llegan a tener una especie de affaire, pero la atención del protagonista está dividida entre el personaje de Soto y la otra chica Bond de la película, Pam Bouvier, interpretada por Carey Lowell.
La carrera de Talisa Soto en el cine despegó con su papel de chica Bond. Desde entonces, la actriz ha participado en cerca de 25 películas, Mortal Kombat y su secuela, Mortal Kombat Aniquilación. En 1990, Soto apareció en la lista de las 50 mujeres más atractivas del mundo de la revista People Magazine. La estadounidense está casada desde 2002 con el actor Benjamin Bratt, a quien conoció durante la grabación de la película Piñero en 2001. La pareja tiene dos hijos y vive en Los Ángeles.
Stéphanie Sigman. Spectre (2015)
“Soy una muchacha de Cajeme”. Así se presenta la nueva chica Bond, Stéphanie Sigman que, a diferencia de muchas de sus predecesoras en las pantallas es mexicana, morena y habla español. Cajeme es un municipio de Ciudad Obregón, en Sonora, un Estado con una fuerte presencia indígena yaqui y con una larga tradición agrícola y ganadera, pero donde también campan el cartel de Sinaloa, la pobreza y la desigualdad social. Así que las palabras de Sigman, de 28 años, más que una frase hecha, son el símbolo de alguien que ha visto una dura realidad desde niña. “Crecer en Ciudad Obregón te obliga a tener que mirar siempre a tus espaldas. Es bueno que los dos estemos ya fuera de allí”, declaró a la prensa mexicana su hermano, Kenneth, ahora jugador de béisbol en los Sultanes de Monterrey. “Todas las chicas guapas que conocí y se quedaron allí salen con narcos”.
Sigman abandonó su ciudad natal en 1998, pero curiosamente, todos sus papeles importantes hasta ahora han tenido que ver con el origen del que escapó y han sido polémicos: en Miss Bala (2011), la película que la lanzó a la fama después de sus inicios como modelo y actriz de televisión, interpretaba a Laura Zúñiga, una reina de la belleza atrapada entre narcos y policías corruptos, en la serie danesa de televisión The Bridge su personaje vive en la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso y en Narcos, de Netflix, encarna a Virginia Vallejo, una de las amantes más famosas de Pablo Escobar. En Spectre, es Estrella, una despampanante belleza latina que besa a Bond en una escena que dura dos minutos y apenas tiene diálogo. Dicen que su breve aparición como la primera chica Bond mexicana ha sido una imposición del Gobierno mexicano, pero tampoco habrìa que descartar que los productores de Bond vieran el video de Artic Monkeys Snap Out of it en el que Stigman sale de una piscina, sin nada que envidiar a Ursula Andress o a Halle Berry, y hayan pensado que estaba predestinada a formar parte de la iconografía del agente 007.
Babelia
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