Pelé como icono del cambio y la superación social a través del deporte
La exposición del BID ‘Goles para el desarrollo’ explora el poder transformador del fútbol en la juventud de América Latina a través del ejemplo vital del delantero brasileño
"Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada qué ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol", escribió el novelista argentino Eduardo Sacheri. Quienes sí sepan un poco de fútbol y otro poco de la vida probablemente coincidan en que Edson Arantes do Nascimento, Pelé, es el jugador que mejor personifica esa frase. Pelé es un símbolo del fútbol, un icono del éxito forjado a través del esfuerzo, la superación, el tesón, la ambición, el talento, los reveses y la humildad, atributos con los que se fragua la vida de un hombre. El periplo vital del delantero brasileño, que alcanzó la gloria desde unos orígenes muy humildes, es, además, un paradigma del deporte como motor del desarrollo social, como esperanza del cambio y como impulsor de la autoestima nacional, un ejemplo que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha querido glosar en su exposición, Goles para el desarrollo, que hasta el 24 de enero combina la vida del astro y los proyectos que el BID ha auspiciado en América Latina para fomentar la inclusión social a través del deporte.
El periplo vital de Pelé, que alcanzó la gloria desde unos orígenes muy humildes, es un paradigma del deporte como motor del desarrollo social, un ejemplo que el BID ha querido glosar en su exposición, Goles para el desarrollo"
“Pelé fue uno de los impulsores de todo este proyecto del deporte para el desarrollo del BID”, cuenta a EL PAÍS Fabián Koss, el coordinador del programa de Juventud del banco. “En su calidad de ministro de Deportes de Brasil [durante el mandato del presidente Henrique Cardoso] Pelé visitó el BID y nos instó a utilizar el deporte como una herramienta para el desarrollo. Él fue el impulsor de uno de nuestros primeros proyectos al respecto, A ganar!, que comenzó en tres países, Brasil, Uruguay y Ecuador, y que ahora se ha extendido a 18”, explica Koss.
En la exposición del BID se intercalan fotos de la trayectoria futbolística de Pelé con las imágenes de los proyectos deportivos en los que ha participado la institución a través de su Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), que ha invertido más de 15 millones de dólares. Junto a la foto en blanco y negro de un Edson adolescente, pero que ya vestía la casaca del Santos, se asoma la cara de un chaval de Haití que sonríe radiante a la cámara con una camiseta del Chelsea. Es un Pelé anónimo al que el fútbol ayuda a evadirse de la miseria que azota a su país desde el terremoto, un ejemplo de que la vida continúa, de cómo el deporte es un peldaño hacia la superación de la fragilidad que lo rodea, como deja entrever su mirada confiada.
La exposición trata de establecer también un paralelismo entre la trayectoria del futbolista y los valores esenciales para la vida que la práctica deportiva ayuda a desarrollar y que son un puntal esencial en el mundo laboral
El Pelé anónimo de Haití se repite, con otros rostros pero con las mismas sonrisas, en otras fotografías, como la que muestra a un niño de El Alto, en Bolivia, aferrado a un balón. Allí, el BID desarrolló uno de los proyectos del programa A ganar! en el que contó con la colaboración del Club Bolívar, el de más éxito del país. En su iniciativa del deporte para el desarrollo, el banco cuenta con “grandes socios estratégicos, como el FC Barcelona, la Fundación Real Madrid o el Atlético de Madrid”, señala Koss. Con el BID también colabora la FIFA, a través de un convenio que firmaron en 2007, la Fundación Nike o la NBA. “El banco trabaja con muchísimos otros deportes, en República Dominicana, con el baseball, en Jamaica, con el críquet, en Argentina, con el rugby, en Brasil, con el voleibol, en México, con el fútbol americano...”, explica Koss.
La correspondencia entre Pelé y los proyectos del BID va más allá del mero desarrollo social a través del deporte. La exposición trata de establecer también un paralelismo entre la trayectoria del futbolista y los valores esenciales para la vida que la práctica deportiva ayuda a desarrollar y que son un puntal esencial en el mundo laboral -no hay que olvidar que el BID no persigue forjar estrellas, sino ofrecer oportunidades de futuro a jóvenes en situación de vulnerabilidad- como el trabajo en equipo, la generosidad, la comunicación, la disciplina, la puntualidad...
El puesto que Pelé ocupa en el Olimpo del fútbol puede ser discutido, pero lo que no está en cuestión es que este deporte forma parte de la identidad de América Latina
Pelé era un joven flacucho cuando llegó al Santos. Sus directivos le exigieron que mejorara su complexión física si es que quería debutar alguna vez con el primer equipo. El BID muestra una imagen del delantero corriendo solo en la cancha, un ejemplo de esa disciplina que busca retratar el banco y a la que acompaña, al lado, la foto de una niña de Cancún entrenando a fútbol americano. En otra fotografía se ve a Pelé junto con varios de sus compañeros de selección con los que ganó el Mundial de Suecia en 1958, una instantánea que reseña el trabajo en equipo y que está junto a otra de unos chavales de Paraguay, abrazados tras disputar un partido de fútbol. Ambos retratos hacen buena la frase, "Ningún jugador es tan bueno como todos juntos", que pronunciara Alfredo Di Stefano hace varias décadas.
La camaradería se aprecia en una foto en la intimidad de un hotel en la que un Pelé, vendado y recostado en la cama, conversa con Coutinho. La empatía entre la pareja propició que el Santos se consagrara por segunda vez como campeón de la Copa Libertadores en 1963, al imponerse por 2 a 1 al Boca Juniors, con sendos goles de ambos jugadores, precedidos, también, de sendos pases del otro.
El puesto que Pelé ocupa en el Olimpo del fútbol puede ser discutido, pero lo que no está en cuestión es que este deporte forma parte de la identidad de América Latina y que se ha convertido en uno de los mejores embajadores de cada uno de sus países. “El pueblo brasileño debe estar orgulloso de lo que Pelé ha hecho para promover y defender al país”, ha dicho él mismo en más de una ocasión. Ese orgullo al que apela el delantero brasileño también ha sido recogido en la exposición del BID que ve en el deporte un pilar para encumbrar la dignidad nacional. Pelé es irrepetible pero su legado sí puede propagarse, como muestra Goles para el desarrollo.
Babelia
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