Un lustro de deriva independentista en Cataluña

Alrededor de dos millones de personas (según datos de los organizadores) formaron parte de la manifestación que recorrió la capital catalana. Convocada por la entidad independentista Asamblea Nacional Catalana superó numéricamente a la de 1977, que reivindicó el Estatuto, y a la de julio de 2010, tras el recorte de dicha norma llevada a cabo por el Tribunal Constitucional. El lema de la concentración fue “Cataluña, nuevo Estado de Europa”.

Un par de meses antes de las elecciones catalanas del 25 de noviembre de 2012, Artur Mas logró un espaldarazo del Parlamento catalán para la celebración de una consulta sobre la soberanía de Cataluña. La resolución contó con 84 votos a favor (de un total de 131 diputados presentes) y la suscribieron, además de CIU, las formaciones de Esquerra Republicana, Iniciativa per Catalunya y Solidaritat per Catalunya.

Barómetro noviembre: A favor de la independencia: 57%. No: 20,5%

Artur Mas consigue retener el poder aunque pierde más de un millón de votos con respecto a 2010. La inestabilidad de CIU —tuvo que pactar con Esquerra Republicana para ser investido— retrasó el comienzo del proceso independentista. La CUP entró, por primera vez, en el Parlamento al obtener tres escaños. La representación de los partidos soberanistas, con un voto más fragmentado, no consiguió ampliar su peso en el Parlament hasta los dos tercios del total.

Barómetro junio: A favor de la independencia: 55,6%. No: 23,4%

Nueve meses después de que el Parlament aprobara la declaración en el que se proclama “al pueblo catalán como sujeto político y jurídico soberano”, en enero de 2013, y apenas cuatro mesés más tarde de que el Tribunal Constitucional la suspendiera, se celebró una segunda Diada multitudinaria con una cadena humana que unió las localidades (Tarragona) con El Pertús (en la frontera francesa) para reclamar la independencia de la comunidad. La demoninada Via Catalana, organizada por la ANC, contó con 5.000 voluntarios.

Barómetro noviembre: A favor de la independencia: 54,7%. No: 22,1%

El camino hacia la autodeterminación llevó a Mas a presentar las dos preguntas que recogería la consulta catalana del 9 de noviembre de 2014 en diciembre del año anterior. La propuesta, a la que se unieron ERC, ICV y la CUP (una representación del 64,4% de la cámara catalana) trataba de forzar al Ejecutivo de Rajoy a negociar. Mas afirmó que la convocatoria se llevaría a cabo solo si el Gobierno “la autorizara”. Rajoy, con el apoyo del PSOE, tachó la consulta de “inconstitucional” y añadió “que no tendría lugar”.

El fallo del tribunal estimó ilegal el principio recogido en la declaración de enero de 2013 por el que se afirmaba que el pueblo catalán era un “sujeto político y jurídico soberano”. Sin embargo, el TC no considera inconstitucional “el derecho a decidir” de los ciudadanos de Cataluña siempre y cuando se adapte dicha referencia dentro del marco legal vigente. El fallo adviertió de que cualquier iniciativa debe plantearse mediante una propuesta de reforma de la Constitución.

El Tribunal Constitucional tumbó por unanimidad el decreto de convocatoria del referéndum de soberanía del 9 de noviembre y la ley de consultas (su marco jurídico) tras admitir a trámite los recursos del Gobierno. El tribunal especificaba que también se suspendían “las restantes actuaciones de preparación para la convocatoria de dicha consulta o vinculadas a ella”. El Ejecutivo sostuvo que la ley catalana era un ejercicio de “fraude de ley” y “un acto de insumisión” a la Constitución.

Casi dos millones de personas (el 80,76%) votaron por la independencia catalana en la consulta del 9 de noviembre marcando el sí en ambas preguntas propuestas. Pese a que los partidos convocantes manifestaron su satisfacción por el “éxito de convocatoria” la participación no llegó al 35%. La justicia, que no interfirió en el desarrollo normal de la jornada, sí abrió una investigación tras una denuncia presentada por UPyD para determinar si los organizadores incurrieron en algún delito de desobediencia.

Tan solo tres meses antes de celebrarse las últimas elecciones catalanas, la dirección de Unió Democrática de Cataluña, socio minoritario de la federación CIU liderado por Durán y Lleida, se negó a apoyar la independencia de cara a los comicios. La decisión provocó la salida de los tres consejeros de Unió del Ejecutivo dirigido por Artur Mas. Este paso dio una mayor libertad de movimientos a Mas para plantear su apuesta independentista.

Barómetro julio: A favor de la independencia: 42,9%. No: 50%

La coalición soberanista de Junts pel Sí se convirtió en la fuerza más votada con 62 escaños en las últimas elecciones autonómicas. Sin embargo, junto a los 10 parlamentarios que obtuvo la CUP ambas formaciones se quedaron a las puertas de superar el 50% de los votos, aunque su unión sí logra la mayoría absoluta en escaños. Artur Mas declaró tras la victoria electoral: “Tenemos una mayoría más que suficiente para tirar adelante la independencia de Cataluña”. Cuatro meses más tarde, la presidencia de la Generalitat cambiaría de rostro tras el nombramiento de Carles Puigdemont.

Barómetro julio: A favor de la independencia: 47,7%. No: 42,4%

Con motivo de la Diada y en el habitual encuentro con periodistas de medios de comunicación extranjeros presentes en España, el presidente de la Generalitat muestra su disponibilidad a acordar con el Gobierno central las condiciones del referéndum. Es su apuesta por la vía escocesa, la de la consulta pactada, senda que gusta más entre la vieja dirección de su partido.

Puigdemont suma los apoyos necesarios y supera la moción de confianza en el Parlament. La CUP salva su cabeza y la continuidad del Gobierno pero se niega a comprometerse a aprobar los Presupuestos de 2017, que desde Junts pel Sí habían marcado como un punto ineludible en el debate. A cambio del apoyo anticapitalista, Puigdemont se compromete a convocar un referéndum vinculante en septiembre de 2017. El reto, ahora, fuerza a las formaciones independentistas a no volver a repetir el proceso participativo del 9-N (en el cual no se contó con un censo oficial de votantes) y preparar una “consulta vinculante”.

Barómetro marzo: A favor de la independencia: 44,3%. No: 48,5%

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña inhabilitó a Artur Mas por un tiempo de dos años al considerarle culpable del delito de desobediencia por la organización del 9-N, pese a la prohibición impuesta por el TC. Durante el juicio, el político declaró que el “9-N no fue un capricho individual” y aseguró “ser el responsable de todo”. El fallo también condenó por “pervertir los principios democráticos” a otros dos cargos de su gabinete: la vicepresidenta Joana Ortega (21 meses de inhabilitación) y la consejera de Enseñanza Irene Rigau (18 meses).

Un año y medio después de tomar posesión como presidente de Cataluña, Puigdemont anunció la fecha del referéndum sobre la independencia: el 1 de octubre. La pregunta, esta vez, añade un nuevo elemento al incidir en la forma de gobierno en que estaría organizado el nuevo estado catalán tras la votación. La declaración unilateral, que requerirá la adhesión de al menos 4.000 funcionarios para llevarla a cabo, cuenta con el rechazo frontal del Gobierno de Rajoy y las resoluciones previas (todas negativas) del Tribunal Constitucional.

Barómetro julio: A favor de la independencia: 41,1%. No: 49,4%

El 6 de septiembre la cámara catalana aprueba la Ley del Referéndum —suspendida un día después por el Tribunal Constitucional— y los decretos para la consulta de autodeterminación (firmados por Puigdemont y sus consejeros) en una jornada maratoniana marcada por el rechazo del resto de los partidos no soberanistas, y un debate parlamentario bronco que acabó con el abandono del pleno de Ciudadanos, PSC y PP. 24 horas más tarde, Junts pel Sí y la CUP volvieron a imponer su mayoría para sacar adelante la ley de transitoriedad (con tan solo 10 votos en contra) que daría paso a la República catalana tras la votación del 1 de octubre.