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Puigdemont mantiene la vía de Mas

El nuevo presidente de la Generalitat ha sido investido con los votos de Junts pel Sí y de la CUP tras calcar el programa político de su antecesor

Carles Puigdemont durante su discurso de investidura.Foto: atlas | Vídeo: A. Garcia

El relevo en la presidencia de la Generalitat se demostró ayer como un mero cambio en las formas, que no en el fondo. El nuevo presidente catalán, Carles Puigdemont, defendió en su investidura una hoja de ruta calcada a la pactada por los partidos secesionistas bajo la tutela de Artur Mas. El nuevo Gobierno no solo defenderá proclamar la independencia en 18 meses, sino también los pasos de la declaración de ruptura invalidada por el Tribunal Constitucional. Puigdemont sostuvo que no es tiempo para “cobardes” y se definió como presidente de la “posautonomía y de la preindependencia”.

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Puigdemont fue elegido con los votos de los 62 diputados de Junts pel Sí y ocho de los anticapitalistas de la CUP. “Visca Catalunya lliure”,dijo nada más ser votado. Dos diputados de la CUP se abstuvieron y los 63 que suman Ciudadanos, el PSC, el PP y Catalunya Sí que es Pot votaron en contra. La elección llegó tras un debate insólito tanto por el cambio de candidato en el último momento como por su brevedad, menos de cinco horas. El pleno tenía que concluir antes de medianoche para no sobrepasar el plazo legal para la convocatoria de nuevas elecciones autonómicas. La improvisación por el relevo de Mas casi en tiempo de descuento fue tal que Puigdemont llegó a reconocer que apenas había tenido tiempo para prepararse el discurso de investidura. “Como pueden imaginarse, no había pensado que hoy estaría aquí en esta situación”, dijo antes de pedir disculpas por esa escasa preparación.

Puigdemont aseguró que su Gobierno tendrá la misión de “negociar con el Estado español” y con las autoridades europeas la constitución de un Estado en Cataluña. Insistió en que cuenta con Mas para esa misión, lo que avivó las sospechas de la oposición sobre la escasa autonomía que tendrá el nuevo president.

Por si no quedaba suficientemente claro que el plan no ha variado, Puigdemont lo reconoció explícitamente: “El programa de gobierno que les presento reitera el programa que ya les presentó el presidente Mas el 9 de noviembre”. También se refirió a la declaración independentista de ese día, anulada por el Constitucional el pasado 2 de diciembre: “La declaración abría el proceso constituyente y espero que al final de la sesión tengamos los instrumentos para llevarla a cabo”.

Apoyo limitado al nuevo mandatario

La CUP quiso dejar claro que no acaba de fiarse del sustituto de Artur Mas. Los anticapitalistas dividieron los votos de sus 10 parlamentarios: ocho apoyaron a Carles Puigdemont (dos más de los necesarios) y los dos restantes (Gabriela Serra y Josep Manel Busqueta) se abstuvieron. La diputada Anna Gabriel calificó la maniobra de “gesto de confianza” a favor de la república catalana, el proceso constituyente y el rescate social. La parlamentaria sí garantizó la “responsabilidad necesaria” para cumplir el pacto que su grupo ha cerrado con Junts pel Sí.

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En este sentido, destacó que su objetivo es la independencia para mejorar la calidad de vida de los catalanes, en un guiño a sus socios de extrema izquierda. “Iniciamos un proceso nada fácil y nada cómodo. Pondremos valor y coraje, pero no temeridad ni renuncias. Este proceso [independentista] es imprescindible si queremos atender como toca a nuestros ciudadanos”, indicó. Pese a esta defensa del independentismo y de los derechos sociales, la CUP no aplaudió a su candidato. En correspondencia, los aplausos a la portavoz de la CUP, Anna Gabriel, desde las bancadas de Junts pel Sí fueron muy discretos.

El discurso de Puigdemont careció de la épica que suele imprimir Mas a sus intervenciones, pero defendió la creación de las llamadas estructuras de Estado previstas en la declaración anulada por el Tribunal Constitucional, como la Seguridad Social catalana, el banco central de Cataluña o la Hacienda propia.

La CUP dejó claro desde el primer momento que su apoyo está condicionado estrictamente a que se avance hacia la ruptura con España. Fue Anna Gabriel, la abanderada del discurso más duro de los anticapitalistas, la encargada de defender las posiciones de su partido. Y aunque se mostró amable en la forma, no lo fue en el fondo. “Carles, tienes el reto de abrir el proceso, de hacer el proyecto más transversal, pero sin demoras innecesarias. Tenemos que cerrar etapas que no podemos volver a abrir. Tenemos la oportunidad de comenzar un nuevo camino”.

 Y avisó, tuteando en todo momento al candidato: “Tienes 18 meses”. El discurso de Gabriel también sirvió como autodefensa frente a quienes acusan a la CUP de haber renunciado a sus valores. “Eso son lecturas partidistas”, dijo, para rebatir esa interpretación del pacto entre las dos formaciones, antes de dirigirse a los “ilusos enterradores de la CUP”, porque la formación “no ha venido a desaparecer”, dijo.

El pleno acabó con Carles Puigdemont y Artur Mas saliendo juntos del Parlamento catalán. En los pasillos y rodeado de una nube de cámaras, Mas quiso dar un mensaje optimista a quienes no entienden su renuncia: “Estoy contento, reconfortado y confiado en que todo irá bien”.

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