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Unos 5.000 ‘sin techo’ fueron atendidos en albergues catalanes en 2012

La Mesa del Tercer Sector culpa del incremento de gente sin hogar a las restricciones de acceso a una vivienda

Jessica Mouzo

La crisis económica y las dificultades para acceder a una vivienda han dibujado un paisaje urbano con albergues a rebosar. Así lo ha denunciado esta mañana la Mesa del Tercer Sector en el informe Crisis, empobrecimiento y gente sin hogar. “El cojín familiar para resistir la crisis se ha erosionado notablemente.La familia y las redes de relación social de proximidad han perdido buena parte de su capacidad de reacción solidaria”, han explicado las entidades sociales. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) recogidas por el Tercer Sector, 4.888 indigentes catalanes fueron asistidos en centros de atención a gente sin hogar en 2012. Solo en la ciudad de Barcelona, la Red de Atención a personas sin hogar de Barcelona (XAPSLL, en sus siglas en catalán), ha certificado que el número de gente sin techo se ha incrementado un 42% desde 2008.

La encuesta a personas sin hogar del INE ha revelado que la crisis es el desencadenante que aboca a la mayoría de las personas sin hogar a vivir en la calle. El número de sin techo que atribuyen su situación a la pérdida de empleo se ha incrementado cerca de un 55% con respecto a 2005. Asimismo, las personas sin hogar que llevan más de un año buscando trabajo han aumentado un 132% en siete años y los que tienen como única fuente de ingresos una renta mínima de inserción, alrededor de un 200%.

Así, ante el aumento de indigentes derivado de la situación económica, las entidades sociales han hecho hincapié en la necesidad de “desestigmatizar” al colectivo. Si bien es cierto que a las personas que se ven abocadas a vivir en la calle les han fallado otras estructuras de protección social – como el llamado “cojín familiar”-, la Mesa ha denunciado que la indigencia es un problema de acceso a la vivienda: “Aunque es cierto que la situación encarnada por las personas que pernoctan en el espacio público requiere el fallo de muchos más elementos de protección social que el propio acceso a la vivienda, un ciclo vital marcado por la imposibilidad de disponer de una vivienda digna conduce con toda probabilidad a padecer exclusión en otras dimensiones de las relaciones humanas”.

En el informe, elaborado por el politólogo Albert Sales, las entidades sociales han denunciado también “la falta de estudios que permitan conocer la dimensión real del problema para poder organizar y planificar respuestas adecuadas”. La Mesa del Tercer Sector ha instado a las Administraciones a actuar desde un ámbito “supramunicipal” para ayudar a la gente sin hogar: “Hay que atacar el problema a través de medidas estructurales y coordinadas entre las diferentes administraciones públicas y las entidades sociales”. Además, la Mesa ha agradecido el papel coordinado de ayuntamientos y organizaciones humanitarias, que han conseguido que “en estos últimos años , el número de personas sin hogar no haya crecido de forma significativa”.

“Cualquier personas que viva en la calle está sufriendo y eso no lo podemos permitir”, ha insistido Ferran Busquets, el presidente de la Fundación Arrels –que asiste a gente sin techo en Barcelona- en un coloquio posterior a la presentación del informe. Busquets ha reclamado, además, más inversión en políticas y formación para hacer frente a la problemática de la gente sin hogar. La indigencia, concluyen las entidades sociales, “constituye la cara más visible de una exclusión muy extensa que requiere una profunda reflexión sobre los modelos de atención social y sobre el rol de las instituciones en la lucha contra la pobreza”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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