“Un libro para alguien a quien le gusta…”: recomendaciones que los lectores han pedido a ‘Babelia’
Con la lista de los mejores títulos del año ya publicada, el periodista y crítico Javier Rodríguez Marcos aconseja qué título regalar en Navidad a familiares o amigos, aportando antes alguna pista
¿Qué libro regalar a alguien al que le encanta la historia? ¿Y a un chico de 16 años que se pirra por el deporte, pero que no suele leer? ¿Uno para los que buscan finales sorprendentes? ¿O para una mamá que está retomando la lectura? ¿Sobre psicología, pero no naif? ¿Una novela para alguien que echa mucho de menos a Almudena Grandes? La lista de los mejores libros del año es extensa —puedes consultarla aquí—, pero no ofrece propuestas para todo el mundo. Por eso, hemos vuelto a abrir el consultorio del periodista y crítico de Babelia Javier Rodríguez Marcos para que, a partir de las pistas proporcionadas, les proponga títulos que, con suerte, harán las delicias de los lectores.
La consulta, lanzada desde las cuentas de EL PAÍS en Instagram y TikTok, recibió un centenar de preguntas sobre todo de temáticas, aunque se nota que entre los lectores abundan los fanáticos de los libros de historia y las novelas negras. A buena parte de ellas les ha dado respuesta Rodríguez Marcos, intentando agruparlas por géneros y afinidades, con sentido del humor y, sobre todo, con ganas de que quienes reciban el preciado regalo de un libro lo disfruten.
- “Le gustan las sorpresas inesperadas”: El final del affaire, de Graham Greene. Sorpresa “inesperada” total.
- “Adolescente muy, muy lectora”: El cuerpo en que nací, de Guadalupe Nettel. Muy bien escrito y perfecto para alguien que busca su sitio en el mundo, adolescente o no.
- “Historias reales que tengan que ver con la naturaleza”: Un año en los bosques, de Sue Hubbell. Real como la vida misma. La de los protagonistas, que creyeron que otro mundo es posible y se fueron a vivir en él. También creyeron en esta frase de Thoreau que le sonará: “Fui a los bosques porque quería vivir conscientemente y desechar lo falso. Para no darme cuenta, en el momento de morir, de que no había vivido”.
- “Novela Negra”: Plata quemada, de Ricardo Piglia. Lo confieso, tengo debilidad por este libro. Y por la cita de Brecht que lo abre (y casi lo explica): “¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo?”.
- “Novela negra pero clásica”: La piedra lunar, de Wilkie Collins. Igual me he pasado de clásico, pero he de confesar que su “pero” me impresionó. La piedra lunar es un diamante, por cierto. Y maldito, dicen. También por cierto.
- “Autoficción”: El acontecimiento, la obra maestra de Annie Ernaux, la última premio Nobel y maestra de la autoficción. Ella, que es rojilla, la llama auto-socio-biografía, pero no se asuste. Eso sí, el libro es duro. Pero magistral.
- “Para quien echa mucho de menos a Almudena Grandes”: Tea Rooms, de Luisa Carnés, una autora que le gustaba mucho a Almudena.
- “Le encanta la historia”: El queso y los gusanos, de Carlo Ginzburg. Un título fundamental de la microhistoria aplicada a la Edad Media. Parte del expediente de la Inquisición a un molinero por meterse a lector. Ojo pues.
- “Ciencia ficción, pero actualizado”: Exhalación, de Ted Chiang. El libro de ciencia ficción que leyeron todos los borgianos del mundo (yo incluido) después de terminar La historia de tu vida, que inspiró la película La llegada. Llámeme fetichista.
- “Niño de 9 años, juega al padel y al fútbol. Le gustan los dragones y la naturaleza y prefiere la novela gráfica”: Y entonces nos perdimos, de Ryan Andrews. Imagino que tiene bicicleta. Si no, regálele una y esta novela gráfica. Aventura clásica, amistad, naturaleza. Qué tiempos.
- “Psicología, no naif”: Las personas más raras del mundo, de Joseph Henrich. Responde a la gran pregunta de si nos condicionan más los genes o la educación. Spoiler mínimo: usted está entre las personas más raras del mundo. ¿Por qué? Porque piensa en un libro como regalo.
- “Le gusta la poesía y leer a mujeres”: Poesía masculina, de Luna Miguel (el título es irónico, no se asuste) o Ararat, de Louise Glück, la premio Nobel. Dos grandes libros de poesía clara pero no plana. Madres, hijas, hijos, parejas y dos generaciones muy distintas. Si no tiene ánimo para leer poesía (a veces pasa): Cauterio, de Lucía Lijtmaer, una de las grandes novelas de 2022.
- “Quiere aprender a escribir”: Las clases de Hebe Uhart, de Liliana Villanueva. Adjetivos, metáforas, monólogos, personajes, vicios y virtudes de la escritura… todo está en este librito de 150 páginas. Práctico y profundo.
- “Le gusta Philip Roth. Le gusta la muerte, la belleza, la locura...”: ¿De verdad le gusta la muerte? Entonces, Herzog, de Saul Bellow, el maestro de Roth (porque supongo que ya ha leído El animal moribundo, del propio Roth). Si le gusta la vida, Las chicas del campo, de Edna O’Brien, la escritora favorita de su autor favorito.
- “Chico, 16 años, obsesionado con la calistenia, le cuesta coger un libro desde siempre. ¿Qué recomiendas?”: Olímpicas, de Juan Antonio González Iglesias (puede leer un poema entre ejercicio y ejercicio). O bien, si le asusta la poesía (aunque no hay motivo), El secreto de la fuerza sobrehumana, de Alison Bechdel. Una novela gráfica sobre alguien obsesionado con el ejercicio. Quedamos en que tenía 16 años y sentido del humor, ¿verdad?
- “Le encantan los libros de historia”: La esclavitud en las Españas, de José Antonio Piqueras. Un episodio poco conocido que se podría resumir en una frase, eso sí, larga: buena parte del progreso económico español en el siglo XIX (y lo que sigue) se debió al tráfico de esclavos africanos hacia América y a su atroz explotación. Pues sí, fuimos negreros.
- “Mamá de dos hijos, le encanta cocinar y está retomando la lectura. En busca de libro favorito”: Querido Miguel, de Natalia Ginzburg. Una maravillosa novela epistolar maternofilial. Si prefiere algo más “luminoso” (con madre al fondo), Ganarse la vida, de David Trueba. De hecho, es el libro que recomendaría a todas las personas que han pedido consejo este año. Tiene 64 páginas y no llega a 10 euros. Se subtitula Una celebración y lo es. Maravilla absoluta. Otro que recomiendo urbi et orbi es Agua y jabón, de Marta D. Riezu. Otra maravilla, esta vez en fragmentos. Contiene además el emocionante retrato de una madre.
- “Su escritor favorito es Herman Hesse”: Al filo de la navaja, de W. Somerset Maugham. Entre la novela histórica y la espiritual (con gran guerra por medio).
- “Novela gráfica sobre temas sociales o políticos. Muchas gracias, Javier”: Hierba, de Keum Suk Gendry-Kim. Social, política e histórica. Y terrorífica, literalmente. Sobre las mujeres coreanas (esclavas sexuales de los soldados japoneses) durante la Segunda Guerra Mundial.
- “Novela erótica”: Cinco Esquinas, de Mario Vargas Llosa. Tal vez no sea el mejor libro de su autor, pero Vargas Llosa es incapaz de escribir mal. Usted pidió erotismo y ahí lo tiene. Y del bueno, Y muchas más cosas: thriller, periodismo chungo, política… Todo muy excitante, ya ve.
- “Historias sobre la Segunda Guerra Mundial”: Hiroshima, de John Hersey, o Sobre la historia natural de la destrucción, de W. G. Sebald. Dos visiones de la guerra desde el punto de vista de los derrotados: Japón y Alemania. Para completar la foto más allá de la versión de los vencedores, que también causaron sus estragos pero lo cuentan poco.
- “Le gustan mucho los libros de historias de terror estilo Stephen King”: La casa al final de Needless Street, de Catriona Ward. Una mujer busca a su hermana desaparecida y… paro aquí. Stephen King dijo en Twitter que era lo mejor del siglo XXI y hasta los no aficionados al género le dedicamos parte del verano pasado. Eso sí, de día.
- “Le gustan las historias de inmigración, resilencia, amistades y familia”: Desencajada, de Margaryta Yakovenko. Tiene las cuatro cosas que pide usted. Además, aprenderá mucho sobre Ucrania. Y sobre Murcia.
- “Fantasía Juvenil y los clásicos de ciencia ficción”: Los desposeídos, una metáfora de la desigualdad y la injusticia terrícola pero fuera de la Tierra y sin sacrificar el relato a ninguna metáfora. Para muchos, es la obra cumbre de su autora, Ursula K. Le Guin, maestra del género. Yo tengo un poco atrofiada la imaginación, pero me fascinó.
- “Le gusta la naturaleza, los viajes, la política con humor”: Queridos niños, de David Trueba. Humor, política y viajes (aunque en autobús, por toda España, con una candidata a presidenta del Gobierno en campaña electoral). Te partes de risa… hasta que deja de hacerte gracia tanto cinismo. Entonces empieza lo bueno.
- “Le gusta la novela negra y viajar”: Personas decentes, de Leonardo Padura. La nueva obra del autor cubano y creador de Mario Conde (el detective, no el banquero). Yo la empecé atraído por la marca Padura y por la trama (sale en viaje de Obama a La Habana) y no paré hasta el final.
- “Novela negra”: Esas mujeres, de Ivy Pochoda. “Un libro para estampar en la cabeza a los que sacan a pasear sus prejuicios estéticos contra el género”, nos dice el gran experto en novela negra de EL PAÍS, Juan Carlos Galindo. Yo le creo. También cuando dice que la autora es una maestra sintetizando “sobriedad, personajes complejos que incomodan e historias que marcan al lector”. Lo voy a pedir para Reyes (junto al tiempo que necesitaré para leerlo; eso se lo pediré a mis jefes).
- “Le gusta cumbres borrascosas”: El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. Ingenio y mala onda a partes iguales. La eterna juventud por la tremenda. Como en nuestros días.
- “Le interesa la américa profunda”: El club de los mentirosos, de Mary Karr. La vida de una chica avispada rodeada de americanos profundos que saben usar tanto una botella como una pistola, según corresponda. Una obra maestra en primera persona.
- “Historia tipo Dan Brown”: El péndulo de Foucalt, de Umberto Eco. Tiene algo de El Código Da Vinci pero mucho antes y mucho mejor. Templarios, París, ciencia, tecnología... Por momentos, también da miedo.
- “Le encanta el pádel y el surf, padre de dos niños y le gustó Open”: Años salvajes, de William Finnegan. Ganó el Pulitzer. Lo terminas con ganas de subirte a una tabla (luego se te pasan, claro).
- “Literatura latinoamericana”: La dimensión desconocida, de Nona Fernández. Una historia real en el Chile de Pinochet con el ritmo de una novela de espías de John le Carré y el punto personal de Emmanuel Carrère. Si cree que exagero, hablamos cuando la haya leído. Yo pago el café. Y les enseño el periódico. A usted y al objetivo de su regalo.
- “Sociología y filosofía”: Contra la igualdad de oportunidades, de César Rendueles. Un ensayo brillante sobre el falso mito de la meritocracia. Cualquier libro de Rendueles valdría. Pocos como él combinan claridad, humor y rigor. Y una de impagables comprimidos (aforismos): Caminos de intemperie, de Ramón Andrés.
- “Su escritor favorito es Cormac McCarthy”: Cualquier recopilación de cuentos de Flannery O’Connor. Puede empezar por El negro artificial o La buena gente del campo.
- “Ciencia”: Un universo de la nada. El origen sin creador, de Lawrence Kraus. Leí que este libro es a la física lo que El origen de las especies a la biología y me lo compré. Y lo leí. Y lo entendí. Creo. Hasta escribí un artículo veraniego en este periódico titulado “Dos billones de agostos”. Son los que faltan para que la expansión del universo lo convierta en imposible de observar. Eso sí, el sol se extinguirá antes: en 5.000 millones de años. Aproveche la playa.
- “Roma antigua”: El mundo en la antigüedad tardía, de Peter Brown. Para entender por qué se acabó la antigua Roma y descubrir que las invasiones bárbaras se parecen más a las actuales olas migratorias desde el sur que a una estrategia organizada desde el norte por un tal Atila.
- “La psicología y el realismo mágico”: Ustedes brillan en lo oscuro, de la autora boliviana Liliana Colanzi. Un libro de relatos en el que lo mágico puede ser una central nuclear o las relaciones en una familia. Llámelo realismo psicológico o psicología mágica. Es gran literatura.
- “Me gusta la naturaleza, me gusta aprender leyendo. Me encanta lo intelectual”: Ideas para una imaginación impura, de Jorge Wagensberg, que era sabio y divertido. El ensayo perfecto para alguien que quiere aprender y que dice que le encanta “lo intelectual”, es decir, que tiene retranca, ¿o no? (Nota: el libro es mucho mejor que el título).
- “Vidas de reyes y reinas. Ha leído últimamente uno de Victoria, la mujer de Alfonso XIII y le encantó”: Isabel II, de Isabel Burdiel. Para que conozca a la abuela de Alfonso XIII y el origen de varias de nuestras actuales “peculiaridades”. Fue Premio Nacional de Historia y lo podía haber sido de Narrativa porque está escrito de maravilla.
- “Es chef, le encanta cocinar al aire libre y las historias de terror”: Hannibal, de Thomas Harris. Es una novela, pero funciona como libro de cocina para recetas de carne… humana.
- “La guerra civil española”: Qué hacer con un pasado sucio, de José Álvarez Junco. Mezcla perfecta de historia y ensayo. El título lo dice todo, ¿no?
- “Viajar, sobre todo por Asia e India”: India, del Nobel V. S. Naipaul, al que uno leería escribiera de lo que escribiera. Si ya lo conoce, uno de Patrick French con el mismo título, India. Esta vez recomendado por nuestro experto en ese país, Jesús Aguado (que yo me fui con Naipaul por otros caminos).
- “Le interesa el comunismo, el drama de los exiliados y la guerra fría”: La hija del comunista, de Aroa Moreno Durán. Algo más que una novela de comunistas españoles en el Berlín de la posguerra. Un episodio poco conocido. Si prefiere no ficción: las memorias de Jorge Semprún (alias Federico Sánchez).
- “Sus escritores son Borges y Javier Marías”: Vidas escritas, de Javier Marías. Un conjunto de retratos de grandes escritores a partir de pequeñas cosas, ya sea un paseo rutinario o un albornoz.
- “Novela histórica”: El entenado, de Juan José Saer. Esta novela es histórica en todos los sentidos: por su tema y porque es una obra canónica de la literatura del siglo XX. Un marino y conquistador español cae en manos de unos antropófagos del Río de la Plata y convive con ellos a la espera de que se lo coman. Añada el suspense a sus muchas virtudes.
- “Ficción histórica o suspenso psicológico”: La piel fría, de Albert Sánchez Piñol. “Nunca estamos infinitamente lejos de aquellos a los que odiamos”. Detrás de esa primera frase hay una isla a la que nunca querrías ir. Del libro, sin embargo, no quieres irte. Con permiso de El entenado, la palabra suspense se inventó para una historia así, contada además magistralmente.
- “Me gustaría regalarme un libro ahora que viene mi cumpleaños. Siempre leí literatura, pero he perdido el hábito”: El adversario, de Emmanuel Carrère. Lea la primera página. Si con este no recupera el gusto por la lectura, es que lo tiene muy perdido. Podemos buscar otro. Felicidades, por cierto.
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