‘TintaLibre’ reproduce las reflexiones de Bernat Castany donde anima a la ciudadanía a cuestionar las prácticas comunes y a tomar consciencia de sus acciones, especialmente en relación con el uso de la tecnología móvil
Podríamos llamar “sincinesia lingüística” al hecho de que nuestra hipocondría identitaria nos lleve a mordernos nuestra lengua bífida, hasta arrancarnos una de sus puntas
El edificante ejemplo de Pedroche infundirá en muchos de nosotros los beneficiosos sentimientos de culpa y de vergüenza, que nos llevarán a mortificarnos, aún más, con la esperanza de salvarnos
Hay que aprender a someter la opinión personal a la búsqueda en común de la verdad, a denunciar sin miedo la mentira y a defender nuestro sistema educativo
Frente a la combinación de nacionalismo y neoliberalismo y frente a la procrastinación política del sedicente nacionalismo de izquierdas es necesario rescatar la vieja noción de autodeterminación
El concepto “identidad” es una madeja de paradojas. De nada sirve que nos creamos libres de sentirnos lo que queramos, si estamos esclavizados por nuestra propia ignorancia, soledad, adicciones o miseria
El problema es que hemos perdido la capacidad de trascender nuestras propias reivindicaciones para identificarnos con las de todos los demás. No nos sentimos “un pedazo de un alma más grande”, como decía el personaje de Steinbeck , sino solo un individuo defendiendo los derechos de un grupo de individuos afines
¿Se siente superior a los demás? ¿Esto es, tiene un sentido exagerado de su propia valía, que le confiere, en su opinión, el privilegio de no tener que respetar las mismas normas o leyes que el común de los mortales?
No hay que temer a usar adversativas como “pero”, “sin embargo” o “no obstante”: introducen matices y dinamizan la discusión. Cuando en las conversaciones domina el blanco y negro, en las calles acaban mandando los grises, o los rojipardos
Hagamos el humor en los tiempos de la cólera, y en lugar de imitar la comicidad triste de las redes y de las pirañas políticas, busquemos formas de comicidad alegres
El grito de guerra de Voltaire (“aplastad al infame”) es más necesario que nunca. Frente al dogmático, el triste y el antidemócrata, pero también frente a esa parte de todos ellos que cada uno llevamos dentro
Escarnecer al catolicismo como una realidad unánimemente retrógrada sin comprender que se halla atravesado por numerosas tensiones no va a favorecer que surjan en él las voces críticas que contribuyan a renovarlo
Si bien la memoria es necesaria, no debe obstaculizar la historia, el intento por comprender de forma mínimamente racional qué es lo que pasó, con el objetivo de encauzar lo que pasará
Hemos pasado de ver la vida como un valle de lágrimas por el que debíamos pasar como gato sobre brasas a concebirla como una pista de carreras que debemos sobrevolar
No se trata de construir una mística de la enseñanza. Se trata de dinero, esto es, de menos precariedad entre los profesores, de menos alumnos por clase, de menos purpurina pedagógica
Los niños del futuro confundirán los nacionalismos, les parecerá todo lo mismo porque una identidad sólida solo se construye sobre una ética que busque la verdad y la justicia, no sobre el odio al diferente
Los himnos tienen la misión de cantar los atributos de la nación idealizada: todo lo que afirman es desmentido inmediatamente por los hechos, que son contingentes, cambiantes, diversos y plurales
Es falso que esta disciplina esté en peligro de extinción: aunque le espere una nueva Edad Media, seguirá avanzando enmascarada hasta volver a renacer. Pero para ello necesita aire fresco, no respiración artificial
La nueva estrella de la política francesa, Éric Zemmour, hace gala de la energía y la complicidad que se gastan los nuevos mastines de la ultraderecha, mientras los esponjosos conejos de la democracia discuten si son galgos o podencos
Tenemos todo el derecho, y aun la obligación, de refutar todas aquellas ideas que nos parezcan falsas o perniciosas pero, aunque hay muchos que hacen todo lo posible para merecer ser insultados, no hay nadie que se merezca insultarlos