Spotify cumple 10 años y desafía a los periódicos vaticinios de desaparición
La plataforma musical dispone de más de 180 millones de usuarios activos, presencia en 65 países y más de 83 millones de clientes Premium
Muchas de las compañías y herramientas tecnológicas, de esas que nos da la sensación de que llevan en nuestros móviles toda la vida, comienzan a cumplir ya décadas. Precisamente este año hemos asistido al décimo aniversario del navegador Chrome, del sistema operativo Android, ambos de Google, de la App Store de Apple o incluso del primer Facebook en español. A estos se suma que este 7 de octubre Spotify cumple 10 años.
A pesar de que cada poco tiempo docenas de voces preconizan la caída de Spotify, lo cierto es que la plataforma de streaming que revolucionó la música online presume de tener mucha vida en el ecosistema digital, algo que ha ido demostrando a través de su constante evolución. No en vano cuenta con 180 millones de usuarios activos, presencia en 65 países y más de 83 millones de clientes Premium, según datos de la compañía de junio de 2018. Esta confianza en su negocio les ha llevado también a salir a bolsa el pasado abril en una jornada memorable donde sus acciones abrieron con un 26% sobre el precio de referencia establecido en Wall Street y marcaron el máximo de la sesión.
Primeros pasos
Para empezar hay que decir que el proyecto fue creado en 2006, pero las negociaciones con las compañías discográficas por los derechos de las canciones retrasaron dos años la puesta en marcha de la compañía. La idea partió del precoz empresario de origen sueco, Daniel Ek, un apasionado de la informática y de la música, que con solo 14 años ya había fundado su propia empresa de creación y diseño de páginas web y con 16 ya estaba revolucionando el marketing digital con su empresa Advertigo. La otra parte de Spotify es Martin Lorentzon, fundador de Tradedoubler, empresa que compró Advertigo a Daniel Ek en 2006, precisamente este momento fue el germen de la plataforma de streaming.
Al parecer el origen del nombre no es más que un malentendido entre Ek y Lorentzon en plena tormenta de ideas para darle entidad a su proyecto. Alguien entendió “Spotify” cuando se decía otra cosa y así se quedó.
Una de las claves disruptivas de esta compañía es que conseguía dar visibilidad a grupos de toda índole, que no tenían demasiadas posibilidades fuera de los circuitos comerciales, con los que además compartía parte de los beneficios.
Origen nativo en PC
En 2008 todavía no se pensaba en consumir música en streaming, las conexiones aún no daban banda ancha suficiente, por lo que el inicio de Spotify está vinculado necesariamente al ordenador personal o PC. Curiosamente uno de los primeros fichajes de la compañía fue Ludvig Strigeus, creador de uTorrent, el programa para compartir archivos usando pocos recursos del ordenador, adquirido posteriormente por BitTorrent y muy utilizado para distribuir contenido ilegalmente, sobre todo películas y música.
Los primeros usuarios de Spotify pudieron disfrutar de millones de canciones sin tener que descargarlas en el disco duro, de manera gratuita, con un modelo freemium, tan solo interrumpidas por algunos anuncios entre canciones. Eso sí, hacía falta una invitación para poder hacer el registro y solo estaba disponible en Suecia, Finlandia, Noruega, Francia, Reino Unido y España.
Llegada al móvil
En 2009 la compañía, que hasta entonces ofrecía dudas sobre si su modelo de negocio sería rentable, dio un salto hacia los smartphones creando su propia aplicación. Este paso dio paso a su oferta Premium, donde el usuario, por un precio relativamente asequible, podía acceder a toda su música sin estar conectado a Internet y sin tener que soportar cortes publicitarios de ningún tipo.
La posibilidad de llevar en el bolsillo la música, hizo que muchos de los primeros usuarios se pasaran a la modalidad Premium, aunque el hecho de poder seguir accediendo a un consumo pleno y gratuito desde el PC, hizo que muchos otros rechazaran el modelo de pago. La ofensiva de Spotify fue, además de una campaña de sensibilización hacia el apoyo a la industria musical, limitar el tiempo a 20 horas mensuales para los usuarios gratuitos.
La hora de hacer las Américas
La férrea lucha proteccionista de las compañías discográficas estadounidenses no permitió desembarcar a Spotify en su territorio hasta 2011. Tampoco lo puso fácil Apple para que esta fuerte competencia de iTunes se implantara en el país. Desde luego la desconfianza de las majors musicales era grande, sobre todo porque todo aquello les recordaba a Napster, una plataforma de intercambio de archivos musicales entre usuarios a quien la industria consideraba piratería y que consiguió quitarse de en medio.
Sin embargo Spotify para demostrar que venía con un proyecto innovador, anunció por entonces la Spotify Platform, abriendo su API para desarrolladores y sumándose así a la corriente imperante en Internet del uso de plataformas abiertas (Open Platform), fomentadas por Google, con las que conseguían una enorme valoración por parte de los usuarios. En esta plataforma comenzaron a introducirse aplicaciones de terceros y canales patrocinados con medios musicales, uno de los más anunciados fue el que se creó con la revista Rolling Stone.
Experiencia de usuario
Lo cierto es que las propuestas de Spotify no han parado de crecer en estos diez años, y aunque ha tenido que rectificar en algunas ocasiones la orientación de su modelo de negocio, como la retirada en 2014 del límite de 20 horas mensuales en el acceso gratuito (aunque todavía se resisten a modificar reproducción aleatoria en el móvil), siempre han sabido dar la vuelta de tuerca justa para seguir siendo una de las opciones preferidas del concurrido panorama del streaming musical.
Sus apuestas más recientes han pasado por añadir a la plataforma merchandising de artistas, colaborar con marcas, como convertirse en el hilo musical oficial de los cafés Starbucks o ser un complemento extra de un modelo de coche, como el SEAT Ibiza Spotify del 2011. E incluso ha sabido aterrizar y converger con redes sociales como Facebook y Tiwtter, con quienes firma sendos acuerdos en 2016 para que sus usuarios pudieran compartir música de Spotify desde sus propios perfiles.
Pronto llegó la personalización del servicio, donde un algortimo crea listas particulares basadas en los gustos musicales de cada usuario, la primera fue la llamada “Discover Weekly” (Descubrimientos de la semana), pero hay otras que recomiendan temas, por ejemplo, basados en los recuerdos musicales del verano, o mixes que intuyen que podrían interesarnos como la lista diaria Dayli Mix.
Una de las últimas iniciativas de Spotify propone firmar acuerdos directos de licencia con algunos artistas independientes para que puedan entrar de manera continua a la plataforma de música y tener una relación más cercana con la empresa. Esto les permite mantenerse al margen de las grandes compañías discográficas. Por supuesto la industria considera esto una amenaza potencial que podría dar lugar a una absoluta transformación del negocio, sobre todo si se tiene en cuenta que artistas de renombre como Taylor Swift, una artista que pretende ser dueña de su obra, ve con buenos ojos que los artistas intervengan también en los canales de distribución y puede que Daniel Ek tenga la clave del futuro de todo esto.
No sabemos el número de canciones de felicitación de cumpleaños que podemos encontrar en Spotify, seguramente muchas, pero vista su trayectoria se merece una buena parte de ellas
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