Los nuevos matrimonios caen en China a su nivel más bajo en cuatro décadas
Pese a los intentos de Pekín para fomentar una “cultura de la maternidad”, en 2024 el número de bodas se desplomó unido a la crisis demográfica
![Matrimonios China](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JDRJNQWYBRDFVLNXEM2CPMMGWU.jpg?auth=18af48a4afc50ed04c922c24bfe73f1c636ea216abd1fe38230f4031e0627b67&width=414)
El número de nuevos matrimonios en China se desplomó en 2024 a su nivel más bajo desde que comenzaron los registros en 1986, según ha revelado el Ministerio de Asuntos Civiles. La situación agrava los problemas demográficos del gigante asiático, ya que la mayoría de las provincias del país solo permiten inscribir en el registro civil a los bebés de padres casados. La crisis de natalidad es uno de los mayores retos que enfrenta la segunda economía del planeta. La población china se ha contraído durante tres años consecutivos, y el envejecimiento acelerado de sus habitantes y, en consecuencia, la reducción progresiva de su fuerza productiva, amenaza con socavar su modelo de desarrollo económico y el sistema de bienestar social.
Un total de 6,10 millones de parejas pasaron por el altar en 2024. El dato representa una caída del 20,5% con respecto a 2023, y es menos de la mitad de los 13 millones de matrimonios que se registraron en 2013, el máximo histórico. La reducción interanual ha sido especialmente significativa porque en 2023 se produjo el primer incremento en la cifra de casamientos en una década (fueron 7,68 millones). No obstante, dicho aumento no fue fruto de un cambio en la mentalidad de los chinos, sino que se atribuyó a los múltiples retrasos que se produjeron durante casi tres años de restricciones antipandémicas.
El Ministerio de Asuntos Civiles también ha anunciado que en 2024 hubo 2,82 millones de divorcios, lo que supone un 1,1% más que el año anterior. Mientras que la cifra de matrimonios no ha parado de caer desde 2013 (con la excepción de 2023), la de divorcios creció todos los años entre 2014 y 2019, calendario en el que se registró la cifra más alta, 3,4 millones. En 2021, se introdujo un “periodo de reflexión” de 30 días para las personas que solicitan legalmente la separación. La medida, que no está exenta de controversia, contribuyó a rebajar el número de divorcios hasta los dos millones en 2021 y 2022.
Las trabas para divorciarse se han convertido ahora en uno de los motivos que muchas mujeres jóvenes mencionan para no casarse. Aunque este plazo de reflexión no debería aplicarse a los divorcios que impliquen violencia doméstica, varios casos de abusos que han saltado a la luz han planteado serias dudas sobre la implementación real de esta medida.
Pekín quiere que haya más bodas para intentar ralentizar su crisis demográfica. La gran mayoría de los nacimientos en China tienen lugar dentro del matrimonio. A pesar de que cada vez más voces abogan por un cambio, el sistema solo permite el acceso a tecnología de reproducción asistida a las mujeres casadas, y muy pocas regiones permiten a las madres solteras registrar a sus bebés. Por eso, los expertos alertan ya de que en 2025 la tasa de natalidad volverá a disminuir. El año pasado se produjo un ligero repunte en los nacimientos por primera vez desde 2017. Los demógrafos lo relacionaron con el mencionado aumento de los matrimonios en 2023 y con el hecho de que el 2024 coincidió en el calendario lunar con el año del dragón, que se considera uno de los signos más auspiciosos el zodiaco chino, lo que podría haber motivado a algunos padres a retrasar la concepción con la esperanza de tener un “bebé dragón”.
La Asociación de Planificación Familiar de China ha puesto en marcha distintos programas para crear una “nueva cultura de matrimonio y maternidad”. Pero su mensaje no termina de calar entre la población joven, que lidia con el encarecimiento de los costes de la vida y menos oportunidades laborales que la generación de sus padres. El Consejo de Estado (el Ejecutivo) instó en noviembre a los gobiernos locales a destinar recursos para animar a “casarse y tener hijos a la edad adecuada”. Muchos ayuntamientos ofrecen beneficios fiscales, ayudas para la compra de una vivienda, dinero en efectivo o subsidios para el cuidado y la educación de los niños. China es uno de los países más caros del mundo para criar hijos, según un estudio del año pasado publicado por el Instituto de Investigación Demográfica YuWa, con sede en la capital china.
Otra de las medidas tomadas el año pasado para abordar el problema fue incluir en el currículum de algunas universidades y centros de formación profesional clases de “educación sobre el amor”. Según cuenta una alumna de la Universidad de Pekín en Xiaohongshu (el Instagram chino), su profesora les enseña “el significado y las complejidades del amor” y les insiste en que “tienen la mejor edad” y “están en el mejor lugar” para encontrar a su media naranja.
El propio presidente Xi Jinping ha calificado como “necesario” que las mujeres “desempeñen un papel único en la promoción de las virtudes tradicionales de la nación china y el establecimiento de buenas costumbres familiares”. Pero la brecha entre las expectativas del Partido Comunista y las aspiraciones de las mujeres se está ampliando, y cada vez son más las que priorizan su desarrollo personal y su carrera laboral. También han retrasado la edad a la que contraen matrimonio: en 2013, solo una de cada 10 mujeres de 30 años no se había casado, mientras que una década más tarde era una de cada cinco.
La enorme capacidad de intervención del Gobierno en la vida de los ciudadanos ha hecho saltar las alarmas. Sociólogos y oenegés alertan del riesgo de que Pekín “apriete las tuercas” de los derechos reproductivos de las mujeres, como se hizo durante la durísima política del hijo único (en vigor entre 1980 y 2015), pero esta vez para impulsar el crecimiento demográfico, que viene desacelerándose desde 2016. El objetivo oficial declarado es que las parejas casadas tengan hasta tres hijos, pero pocos hogares tienen tantos miembros.
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