El País Vasco recibe un suspenso sin paliativos en el informe PISA en plena tramitación de la reforma educativa
El Gobierno autónomo atribuye el descenso en el informe a los efectos de la pandemia y la caída general en la UE
Los estudiantes vascos han sacado las peores notas de su historia en la última evaluación realizada en el informe internacional PISA. El País Vasco cae de la tercera a la novena posición en matemáticas, se sitúa en la duodécima en ciencias y retrocede hasta el puesto 14º en Lectura. El prestigio educativo que esta comunidad autónoma solía tener entre las regiones de la OCDE ya no es el que era, según este estudio internacional. Muestra síntomas evidentes de una pérdida de calidad en la enseñanza. El fuerte descenso se produce en plena tramitación de la reforma educativa en el Parlamento. El departamento del ramo ha atribuido este empeoramiento al “efecto covid” y a la tendencia generalizada a la baja en el conjunto de la UE.
El informe PISA evaluó las capacidades de los estudiantes en abril de 2022. En Euskadi se realizaron pruebas en 96 centros escolares con cerca de 3.350 alumnos (el 84% de los que cursaban cuarto curso de la ESO). En Matemáticas obtuvieron 482 puntos (17 menos que en 2018), aunque por encima de la media de UE y de España. En esta materia se produce una bajada de 23 puntos con respecto al análisis de una década antes. En lectura, los estudiantes vascos están, con 466 puntos, por debajo del promedio europeo, y se colocan a la cola en España (en el puesto 14 sobre 17 comunidades). Y en ciencias otro tanto, porque obtienen 480 puntos y caen cuatro puestos (hasta la posición 12 a nivel nacional). Esto ocurre en una comunidad autónoma que destina un gasto anual de 6.795 euros por estudiante, la cifra más alta en España. La partida educativa se eleva a 2.038 millones de euros en Euskadi.
“Euskadi venía retrocediendo en la última década y esta tendencia se ha vuelto a confirmar en este último informe. La pérdida de calidad va a más, sobre todo en comprensión lectora”, afirma Lucas Gortázar, director adjunto de EsadeEcPol. Julen Llanos, secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO, sostiene que los resultados de PISA “no son los más deseables”. “No nos deja en un buen lugar y esta es la consecuencia de una política del Departamento [vasco] de Educación enfocada exclusivamente en la aprobación de la nueva ley educativa y que ha descuidado la calidad en las escuelas”, añade.
El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, ha atribuido estos malos resultados a una tendencia generalizada a la baja en el conjunto de los países y a “las consecuencias de una pandemia que limitó la actividad educativa por el cierre de los centros y afectó a la situación emocional de los alumnos”. No ha realizado ningún tipo de autocrítica y ha remarcado que los resultados “son estimaciones” que “solo incluyen un pequeño número de áreas académicas” que no tienen en cuenta “muchos aspectos que deben ser incluidos para medir el éxito” en el aprendizaje de los estudiantes.
“PISA es un indicador más, no es el único. Y en esta ocasión se ha visto muy condicionado por la pandemia”, ha afirmado Bildarratz. La consejería vasca ha argumentado que el informe internacional no mide el currículo educativo vasco, sino solo una parte del mismo. La evaluación otorga al País Vasco una bajada superior a la que experimentan el resto de comunidades autónomas, una tendencia que se va acentuando sobre todo desde 2012.
El informe PISA pone al descubierto que en la escuela vasca hay una gran diferencia entre los resultados obtenidos por los alumnos autóctonos y los foráneos, lo que pone en solfa las políticas para reducir el nivel de segregación escolar. Los inmigrantes sacan 423 puntos, frente a los 493 (70 puntos de diferencia) de sus compañeros nacidos en Euskadi. No hay otra comunidad autónoma en la que este salto sea tan grande. “Es un tema que ya se está abordando para que los centros sean diversos e integradores”, ha afirmado hoy la viceconsejera Begoña Pedrosa.
La educación ha sido uno de los caballos de batalla del Gobierno vasco durante esta legislatura que pronto tocará a su fin. Con las elecciones autonómicas a la vista (previstas para esta próxima primavera), la oposición ha criticado duramente la gestión que el Ejecutivo en esta materia. Uno de los objetivos centrales del departamento del ramo ha sido la aprobación de la reforma educativa, que saldrá adelante este mes de marzo, aunque solo contará con el apoyo de los socios de del Gobierno (el PNV y el PSE-EE). Existía un amplio consenso educativo en torno la futura normativa, pero dos partidos de la oposición (EH Bildu y Podemos) se han desmarcado durante su tramitación. Los independentistas la rechazarán porque finalmente se mantienen los modelos lingüísticos (solo en euskera, solo en castellano y mixto) en la enseñanza. La coalición abertzale había pactado con el PNV establecer un único modelo con el euskera como idioma preponderante, pero la presión ejercida por los socialistas ha conseguido salvar el actual sistema. Podemos tampoco la apoyará porque, según esta formación, “se consolida la privatización de la enseñanza” y no se prioriza a la escuela pública. Las asociaciones de padres y madres Ehige incide precisamente en que la reforma educativa “blinda el actual sistema dual y equipara a los centros públicos y los privados”.
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