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Informe PISA 2023

Alegría defiende los resultados en PISA pese a la caída: “España se sitúa en niveles similares a las medias internacionales”

El PP achaca los malos datos a la aplicación de la ‘Ley Celáa’, que todavía no se había implantado en el curso de los alumnos que hicieron las pruebas

Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)
La ministra de Educación Pilar Alegría, seguida por la de Igualdad, Ana Redondo, a su llegada a la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.Zipi (EFE)

La ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, no ha hecho autocrítica de los datos españoles en su valoración del Informe PISA marcado por el cierre de los centros educativos por la pandemia de coronavirus, más bien al contrario: “España se sitúa en niveles similares a las medias internacionales”. “Pese a la fuerte caída de los países”, ha insistido la ministra portavoz, “los centros educativos se adaptan mucho mejor a la adversidad que han vivido las escuelas en el continente europeo”. España baja 8 puntos, frente a los 17 de la OCDE y los 20 de Europa.

La OCDE, organizadora de las pruebas junto a los países, sin embargo, considera “simplista” atribuir a la pandemia la importante caída global de los resultados académicos, ya que hay una serie de evidencias que sugieren que la covid-19 “intensificó una tendencia negativa” que venía de antes.

La nueva vicesecretaria de Sanidad y Educación del Partido Popular, Ester Muñoz, ha denunciado que España ha tenido sus “peores resultados desde el año 2000″ en el primer informe con “la nefasta ley socialista” de educación (en referencia a la Lomloe) “completamente implantada en todo el territorio”. Sin embargo, lo cierto es que los alumnos que hicieron las pruebas habían seguido por completo el currículo de la Lomce, aprobada por el propio PP. En el curso 2021-2022 se implantaron los contenidos y criterios de evaluación de la nueva ley educativa, la Lomloe, en los niveles impares: primero, tercero y quinto de primaria; primero y tercero de la ESO, y primero de Bachillerato. Los exámenes de PISA tuvieron lugar en la primavera de 2022, y los realizaron fundamentalmente los alumnos que estudiaban en ese momento cuarto de la ESO (salvo una pequeña minoría que podía estar en cursos anteriores por haber repetido curso). Por tanto, eran alumnos que no habían estudiado nunca con la Lomloe, sino que habían realizado su escolarización obligatoria con la anterior ley, aprobada por el PP en 2013.

Además, los populares han destacado el retroceso de los alumnos de Cataluña y País Vasco, que son los que más han bajado en sus competencias en matemáticas y en lectura, para denunciar que Pedro Sánchez ha intercambiado “comodines parlamentarios a cambio de que Cataluña imponga su modelo lingüístico”. “Cuando uno va al ranquin de lectura ve que Galicia está entre los primeros de la tabla con su modelo de bilingüismo cooperativo, y tenemos también el modelo de Cataluña y País Vasco que están los últimos en la tabla. Quienes salen perjudicados son los alumnos y por tanto le tenemos que pedir a Sánchez que deje de meter sus manos en la educación”, ha señalado.

En Cataluña se concentran en esta edición las mayores críticas a los resultados de PISA, tras su debacle. El Govern no ha ocultado el mazazo que ha atribuido a la pandemia en un primer momento por boca de su portavoz, aunque luego su secretario de Políticas Educativas lo ha relacionado con la llegada de inmigrantes: los resultados “caen especialmente en entornos con más complejidad social y Cataluña es uno de los territorios con una complejidad más elevada en niveles de pobreza, incorporación de los alumnos a lo largo de la escolarización y la alta movilidad de muchos”. Lo que provoca que “no puedan completar un ciclo educativo con las mismas oportunidades que otros”.

Euskadi, la comunidad que más invierte en educación, desciende 17 puntos en matemáticas, 9 en lectura y 7 en ciencias respecto a 2018, unos datos nada positivos que, sin embargo, su consejo Jokin Bildarratz enmarca dentro de la caída general, aunque en su caso el descenso ha sido más acusado que en otras autonomías. “Si no hay más de diez puntos [entre regiones], es una diferencia que no es estadísticamente significativa”, de manera que “todo lo que está en ese intervalo [de diez puntos) se considera que está en la misma puntuación”, ha destacado.

Castilla y León lidera por primera vez las tres áreas estructurales (lectura, ciencias y matemáticas), un hecho “histórico” ―nunca lo había conseguido una comunidad española, aseguran― que su presidente Mañueco no ha tardado en remarcar. “Si Castilla y León fuera un país”, con las cifras alcanzadas se situaría en el “top 10” mundial entre los 81 estados de la OCDE que han sido analizados.

Andalucía, que arrastra un retraso histórico en nivel educativo de sus alumnos, prosigue por debajo de la media española, pero cae menos que otras regiones y la consejería en una nota se ha felicitado por ello: “Las comparativas avalan las medidas que el Gobierno andaluz tomó durante la pandemia, no solo en inversión en recursos, sino en la decisión de abrir los centros educativos cuando hubo quien lo cuestionaba”.

La Comunidad de Madrid, con la mayor renta per cápita y el menor gasto per cápita en educación, ha optado por obviar el batacazo de 2018 ―quedó entonces por debajo de la media― y, dada la mejora, califica de “excelentes” los resultados. Su consejero, Emilio Viciana, ha rechazado comparar con 2018, porque ha apuntado que esa edición “adolecía de deficiencias en la formulación de preguntas y la propia organización consideraba que había datos que no eran válidos”. Sus alumnos contestaron con desgana la parte de comprensión lectora y la OCDE se vio forzada a anular esa prueba en España.

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