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Un juez condena a dos cazadores a pagar 57.000 euros por matar un lobo en una montería

El fallo considera probado que cometieron un delito contra la fauna e impone a uno de ellos una pena de seis meses de cárcel por tenencia ilícita de armas

Un lobo ibérico.
Un lobo ibérico.Cordon Press (Nature / Cordon Press)
Esther Sánchez

El juzgado de lo Penal 1 de Ávila considera responsables de un delito contra la fauna a las dos personas acusadas de matar un lobo, una especie protegida, el 29 de noviembre de 2015 en una montería que se celebró en la finca de Valdeciervos de los Arroyos, ubicada en Tornadizos de Ávila. El cuerpo del lobo nunca apareció, lo que implicaba un importante obstáculo a la hora de determinar lo ocurrido. El fallo condena a cada uno de los imputados a ocho meses de multa a razón de 100 euros diarios (24.000 euros por persona), cantidad a la que hay que sumar 9.261 euros de indemnización a la Junta de Castilla y León. Además, el fallo impone a uno de ellos seis meses de prisión por tenencia ilícita de armas e inhabilita a ambos para cazar durante tres años. La sentencia se puede recurrir en apelación en un plazo de 10 días.

Miguel Ángel Hernández, de Ecologistas en Acción, una de las asociaciones conservacionistas que ejercieron la acusación particular junto con Anadel y Lobo Marley, considera que esta sentencia, “la primera en vía penal de este género, puede desincentivar la gran cantidad de muertes de lobos que se producen a manos de cazadores en los lugares donde existe la especie". Se lamenta, sin embargo, de que todavía no se condene a penas de cárcel por este tipo de delitos. Ellos pedían para los autores de los disparos penas de dos años de prisión y cuatro de inhabilitación para cazar. La Junta de Castilla y León solicitaba 16 meses de multa a razón de 100 euros diarios, inhabilitación para cazar por cuatro años, y la indemnización.

El juez considera probado que “durante el transcurso de la cacería los acusados efectuaron varios disparos a un lobo desde el puesto número 15 en la montería, dos de ellos se solaparon y solamente uno de ellos produjo la muerte del lobo, pese a que la especie animal que abatieron era una especie protegida”. Durante la celebración del juicio, uno de los testigos, que se encontraba en el puesto número 14, declaró que vio enfrente de él a un lobo a unos 40 o 50 metros. "En ese momento, escuché tres detonaciones y ya no vi al animal. Desapareció. Me quedé asombrado, nunca había visto a un lobo así”, explicó por videoconferencia.

Aunque el cuerpo del animal no se llegó a encontrar, el estudio morfológico realizado por los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) de las pruebas “indica que los pelos recogidos son, sin duda, característicos del lobo ibérico (Canis lupus signatus)” y con una probabilidad “indubitada” de hermandad con un lobo de la zona del 99,9996%. El juez también advierte de que en el procedimiento se ha producido una “dilación indebida y extraordinaria durante su tramitación”. El fiscal pidió durante la fase de diligencias previas el archivo y no ejerció la acusación.

Uno de los acusados manifestó durante el juicio “no recordar mucho de lo que aconteció el día de autos”, pero aseguró que “no vio a ningún lobo”. Tampoco recordaba el tipo de arma que empleó durante la montería-cacería. El otro acusado aseguró que disparó a un jabalí. “Analizado el interrogatorio de los acusados, se infiere y se deduce que fue un contenido exculpatorio y de contenido de autoencumbrimiento y de encubrimiento mutuo, vislumbrándose una intencionalidad de no incriminación entre ellos”, explica el juez en el fallo.

Las organizaciones conservacionistas luchan por proteger al lobo, una de las especies que más conflictos causa debido a los ataques a la cabaña ganadera. El último censo oficial de la especie (2012-2014) estimó en 297 las manadas, que se distribuyen por Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria, Madrid y Castilla-La Mancha. Están estrictamente protegidos al sur del Duero y es especie cinegética por encima del Duero. Hasta ahí llegan, con alguna presencia esporádica sin reproducción en el pirineo catalán, País Vasco y La Rioja. En Portugal el último conteo oficial (2002-2003) localizó a 63 manadas. “Dado el estado de conservación, debería estar declarado, al menos, como vulnerable en toda España”, concreta Hernández.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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