_
_
_
_

MSF suspende sus actividades en el epicentro de la epidemia de ébola en Congo tras sufrir dos ataques

Hombres armados sin identificar incendian las instalaciones de la ONG en Butembo y Katwa

José Naranjo
Un trabajador, en el centro de Médicos Sin Fronteras para tratar el ébola atacado el 25 de febrero en Katwa (Congo).
Un trabajador, en el centro de Médicos Sin Fronteras para tratar el ébola atacado el 25 de febrero en Katwa (Congo). Meinie Nicolai (MSF / REUTERS)

La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras (MSF) ha suspendido sus actividades contra la epidemia de ébola en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) tras los dos ataques sufridos en dos de sus centros de tratamiento en los últimos días. En ambos casos personas armadas sin identificar penetraron a la fuerza en los centros e incendiaron vehículos y parte de las instalaciones. “Es una decisión muy dolorosa, pero no tenemos otra opción que suspender nuestras actividades hasta nueva orden”, aseguró Hugues Roberts, responsable de Emergencias de MSF. El país sufre el brote más letal que le ha afectado hasta ahora, y es el segundo más grave de toda la historia, después del que afectó a África occidental entre 2014 y 2016. 

Más información
La epidemia de ébola que sufre el Congo es ya la peor de toda su historia
La violencia y la resistencia de la población complican el ébola en Congo
Médicos sin Fronteras: “Lo más preocupante es que hay cadenas ocultas de transmisión del ébola”
El ébola llega a una gran ciudad de Congo

El primer ataque se produjo el domingo pasado por la noche. Un grupo de hombres armados prendió fuego al centro de tratamiento de Katwa y MSF se vio obligada a evacuar a 10 pacientes, cuatro diagnosticados como enfermos de ébola y otros seis casos sospechosos, que fueron trasladados a otras instalaciones sanitarias. Un familiar de uno de los pacientes fue hallado muerto cerca del centro, supuestamente cuando trataba de huir. No era la primera vez que el personal médico sufría la hostilidad de la población. El pasado 19 de febrero un enfermero fue asesinado en Vuhovi, a 15 kilómetros de Katwa, por un grupo de personas.

Sin embargo, tres días más tarde volvía a ocurrir. De nuevo hombres armados lanzaban un ataque contra otro centro de tratamiento, en este caso en la ciudad de Butembo. Varias de las tiendas de campaña y algunos vehículos fueron incendiados y aunque las llamas pudieron ser controladas por el personal, los equipos médicos se vieron obligados a suspender de inmediato la atención de los enfermos. Uno de los policías que protegía las instalaciones falleció durante el ataque, según la prensa local. En ese momento había 57 pacientes en el interior de las dependencias, de los que 15 estaban confirmados como afectados por el ébola. Una treintena de casos sospechosos huyeron.

“Estamos muy tristes por estos ataques a nuestras instalaciones médicas que no solo ponen en peligro las vidas de nuestros equipos sino también a las personas más vulnerables, los pacientes”, dijo Roberts. MSF suspende sus actividades en Katwa y Butembo, pero continúa trabajando en otras localidades de Kivu Norte, como Kayna y Lubéru, y en la provincia de Ituri, donde cuenta con dos centros de tratamiento, los de Bwanasura y Bunia.

Aunque aún se desconoce la identidad de los atacantes, existe una gran incomprensión de la población respecto al ébola. Esto, en un contexto de gran violencia con la presencia de numerosos grupos armados en el noreste del Congo, ha complicado la atención a los pacientes desde que se declaró la epidemia el pasado 1 de agosto. Rumores y noticias falsas como que el virus en realidad no existe y que en los centros de tratamiento se mata a los pacientes se han extendido entre las comunidades, y los esfuerzos de sensibilización e información no han sido suficientes.

La epidemia de ébola del noreste de la RDC ha afectado ya a 879 personas, de las que han fallecido 553. La Organización Mundial de la Salud, que no la considera una emergencia sanitaria global pero sí de carácter regional por el riesgo de expansión a los países fronterizos, reiteró esta semana la necesidad urgente de recaudar 130 millones de euros para hacer frente al avance de la enfermedad. El Ministerio de Sanidad congolés ha condenado con firmeza los ataques a los centros de tratamiento y la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, se ha declarado “horrorizada” por estas acciones violentas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_