El engaño del ‘caso Nadia’ llega al fin a juicio
Fernando Blanco, acusado de estafar 1,1 millones, ha intentado retrasar la vista
Fernando Blanco ha intentado evitar, a toda costa, que llegara el día del juicio. El presunto estafador logró que se le concediera un aplazamiento en primavera alegando que había cambiado de abogado. Lo intentó de nuevo solicitando la recusación del tribunal que debe juzgarle, esta vez sin éxito. De modo que, a partir del martes, se sentará en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Lleida por haberse apropiado de 1,1 millones de euros en donativos que debían servir, en teoría, para salvar la vida de su hija menor, Nadia Nerea.
A Blanco —que permanece en prisión provisional— le acompañará en el juicio su mujer, Margarida Garau. La Fiscalía pide para ambos seis años de cárcel por un presunto delito continuado de estafa.
En diciembre de 2016 se destapó que el padre de Nadia había construido un relato ficticio sobre los tratamientos necesarios para su hija, que entonces tenía 11 años y padece tricotiodistrofia, una de las llamadas enfermedades raras. Blanco recorrió las calles de Organyà (Lleida) y los platós de televisión explicando que la vida de su hijo corría peligro. Con ello obtuvo cientos de miles de euros que canalizó a través de la Asociación Nadia Nerea, que ellos mismos crearon para los recaudar fondos. Según la Fiscalía, los padres de la menor, cuya vida no estaba en riesgo, crearon la asociación con el "ánimo de obtener un lucro patrimonial ilícito".
La investigación judicial reveló después que los padres de Nadia emplearon la mayoría de ese dinero en satisfacer sus propias necesidades —hoteles, coches y gastos varios— y no en costear los carísimos tratamientos que, supuestamente, necesitaba la niña. Los padres de Nadia fueron investigados por exhibicionismo y pornografía infantil —los Mossos hallaron fotos de la menor en los registros—, aunque finalmente ese caso quedó archivado.
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