El Ejecutivo y Podemos coinciden: no peligra su pacto de fondo
El asunto de la vivienda es clave para la formación morada, que surgió entre otras cosas de los movimientos antidesahucios
El Gobierno trata de minimizar el impacto del primer gran fiasco parlamentario, pero nadie niega que llega en mal momento. En plena crisis interna de Podemos, con las encuestas alentando la posibilidad de que se consolide la ola de derecha que se vio en Andalucía, un gesto de debilidad parlamentaria alimenta los nervios que se viven sobre todo entre algunos barones socialistas. Sin embargo, tanto en el Gobierno como en Podemos insisten en que no se puede elevar a categoría un choque puntual.
La alianza entre el PSOE y Podemos es la base de la legislatura, y desde los dos lados insisten en que eso no está en peligro porque es una decisión estratégica de fondo. Podemos ha apostado muy fuerte por la aprobación de los Presupuestos, su gran éxito político, y va a seguir haciéndolo porque quiere, como el PSOE, agotar la legislatura si se puede.
El de la vivienda, explican, es un asunto muy sensible para la formación morada, que nació entre otras cosas en los movimientos contra los desahucios, el mundo del que salió Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, y Rafa Mayoral, uno de los hombres fuertes de Podemos y el principal negociador de este decreto con Pedro Saura, el secretario de Estado de Infraestructuras y Vivienda.
Saura y Mayoral se conocen bien de varias negociaciones parlamentarias anteriores, pero esta vez fue imposible el acuerdo. Antes de navidades, el Gobierno empezó a presionar para buscar el apoyo de Podemos. Desde el primer momento, Pablo Iglesias había anunciado que votarían en contra, pero el Ejecutivo confiaba en convencerles. Después de navidades hubo otros encuentros, pero no se avanzaba nada porque Podemos insistía en su exigencia fundamental: que se retirara el decreto y se planteara uno nuevo que incluyera los límites al aumento de los precios del alquiler.
Eso era innegociable para el Gobierno. El Ejecutivo insiste en que es un asunto delicado que necesita tiempo y mucha negociación parlamentaria, y por eso le ofrecían a Podemos varias opciones: meterlo en enmiendas una vez que el decreto ley se convalidara, incluirlo en otro decreto posterior o en la ley de vivienda que el Ejecutivo prepara.
Cuando todo parecía roto, el pasado viernes hubo una nueva reunión y se acercaron posiciones, con intercambio de papeles durante todo el fin de semana. El Gobierno creyó que podría lograrlo, pero el lunes Podemos dio el no definitivo porque las fórmulas del Ejecutivo no le satisfacían. Hubo un último intento del ministro, José Luis Ábalos, con Irene Montero, portavoz de Podemos, pero la decisión ya estaba tomada. En Podemos están muy molestos desde que se presentó el decreto sin negociarlo con ellos. Admiten que las posiciones se acercaron en los últimos días pero insisten en que hacía falta un nuevo decreto que incluya el control de precios de los alquileres y mecanismos de protección de los inquilinos frente a la especulación de fondos de inversión. La negociación seguirá pese al golpe de la derrota parlamentaria.
El grupo de Iglesias marca así perfil propio en un asunto clave, mientras el Gobierno se lleva un golpe de imagen duro y se queda sin decreto. Aún así, la joya de la corona, que son los Presupuestos, siguen adelante a la espera de la decisión de los independentistas.
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