Inés Arrimadas: “Negar el conflicto social es no querer ver a media Cataluña”
La jefa de la oposición en Cataluña insiste en que el PP está aceptando “el marco del independentismo”
Inés Arrimadas, de 37 años, ganó las últimas elecciones en Cataluña encabezando la lista de Ciudadanos, pero acabó de jefa de la oposición. Desde el primer día de la legislatura se ha mostrado implacable con el independentismo. El miércoles decidió salir a la calle junto a Albert Rivera para quitar personalmente lazos amarillos, decisión que ha sido criticada por Pablo Casado y el PP, que les acusan de alimentar la crispación social, y que ha abierto una brecha en la posición de ambos partidos sobre Cataluña. Arrimadas insiste en que los populares están aceptando “el marco del independentismo”.
Pregunta. Albert Rivera había dicho que no quitaría lazos amarillos, pero el miércoles usted y él lo hicieron. ¿Por qué?
Respuesta. Han pasado muchas cosas en los últimos días y se sabe que los Mossos están identificando a las personas que quitan lazos, pero no a las que los ponen. Existe una criminalización por parte del Govern de la Generalitat y las cosas se están poniendo peor. Hay muchos catalanes como Albert Rivera que han cambiado de opinión sobre quitarlos personalmente porque la Administración no lo hace.
P. ¿No les preocupa proyectar la imagen de que intentan sacar rédito político de los lazos? Incluso el PP los ha acusado de alimentar la crispación.
R. No vamos asumir el marco mental de los separatistas, y me preocupa que Sánchez y Casado lo hagan. El nacionalismo ha roto la convivencia en Cataluña y provocado el conflicto. Son ellos los que quieren una Cataluña solo para una parte de la población.
P. En la concentración convocada el miércoles por Ciudadanos en Barcelona fue agredido un cámara. Es chocante que en un acto para condenar la agresión sufrida días antes por una mujer suceda lo mismo.
R. Hemos expresado nuestra condena más absoluta a cualquier agresión. Allí había mucha gente y es un hecho deleznable, pero puntual. También periodistas de medios nacionales han tenido problemas en manifestaciones independentistas. Hay catalanes que confían en un determinado cuerpo de seguridad y catalanes que confían en otro. Cataluña está rota, hay un conflicto social muy evidente. Los que niegan que lo hay o no viven en Cataluña o no quieren ver a media Cataluña. Cuando el separatismo cierra el Parlament y se ocupa el espacio público, cuando el día del aniversario de los atentados del 17 de agosto Torra llama a atacar el Estado, se ve claramente lo que pasa en Cataluña.
P. ¿Tiene algo que ver el endurecimiento de la postura de Ciudadanos con un intento de disputarle el voto al PP de Casado?
R. Casado está descolocado con Cataluña, y nosotros vamos a seguir defendiendo a todos aquellos catalanes que tienen que aguantar cada día las imposiciones de Torra. Por otro lado, nosotros no estamos disputando el voto de derechas a nadie. El PP es un partido conservador y Ciudadanos es liberal, demócrata y de centro, como lo que representa Macron en Francia. En España aún estamos en los cajones antiguos de la izquierda o la derecha, pero resulta que en medio hay otro cajón muy amplio.
P. Los ciudadanos sí aprecian un giro a la derecha. Una encuesta del CIS de julio situaba a su formación en un siete sobre 10, siendo el 10 la extrema derecha. Hace cuatro años estaban justo en el centro (5,5). ¿Le preocupa?
R. Lo que marca a un partido son las propuestas que presenta. ¿Quién defiende más la solidaridad y la igualdad entre todos los españoles que Ciudadanos? A mí las etiquetas me preocupan mucho menos que las políticas.
P. ¿El conflicto social no se soluciona con política? ¿Por qué se oponen a las reuniones del Gobierno con la Generalitat?
R. Más que a las reuniones, nos oponemos a blanquear a Torra. Claro que debe haber diálogo, pero dentro de la ley, algo que Torra ha dejado claro que ni hace ni va a hacer.
P. ¿Usted defiende que Pedro Sánchez hable con Torra?
R. Debe hablar, entre otras cosas para decirle que respete los derechos de todos los catalanes. El problema no es hablar, sino qué se le dice. No se puede aceptar que Torra diga que España es un Estado fascista. Diálogo siempre, pero dentro de la ley. Mirar para otro lado cuando violan los derechos de millones de tus ciudadanos, nunca, que es lo que hace Sánchez.
P. ¿Cómo se soluciona la situación catalana más allá del uso de la justicia y la policía?
R. En democracia siempre se deben cumplir las leyes y las resoluciones judiciales. Además, un Gobierno tiene que hacer política, pero dejando las cosas claras, haciendo un acuerdo entre constitucionalistas para garantizar los derechos de los catalanes.
P. Hablan ustedes de desobedecer a los Mossos cuando actúan como policía política.
R. Yo jamás he llamado a desobedecer a los Mossos. Lo que digo es que Torra quiere hacer de los Mossos una policía política y eso no se puede permitir. No puede darles indicaciones para que incumplan órdenes judiciales como pasó el 1 de octubre. En los Mossos hay 17.000 agentes y deben ser una policía integral y democrática.
P. ¿Es partidaria de la libertad provisional de los presos por el procés antes del juicio?
R. Soy política y no juez. No soy partidaria de que los políticos digamos a los jueces si las personas deben entrar o salir de la cárcel.
P. Pero debe tener opinión. Miquel Iceta, líder del PSC, ha dicho que el encarcelamiento le parece una medida desproporcionada. ¿Qué opina usted?
R. Yo respeto todas las decisiones judiciales. Los jueces han decretado prisión provisional entre otras cosas porque medio Govern se ha fugado.
P. ¿Una eventual condena por rebelión no enquistaría la situación por varias décadas?
R. Los políticos no podemos tener privilegios. Si un político se salta las leyes, la justicia tendrá que aplicarse. Y eso no es incompatible con que se siga haciendo política. Claro que reconozco que no solo con justicia sino también con política se va a solucionar el tema, pero jamás defenderé que la justicia no se aplique. Quienes han judicializado la vida política en Cataluña son los separatistas que se saltaron las leyes.
P. Su partido apuesta por aplicar de nuevo el 155. ¿Cómo?
R. Hemos dicho que se haga ya un requerimiento previo al señor Torra para iniciar los trámites. Ha de ser muy claro: ‘Ustedes, Govern, ¿van a respetar los derechos de todos los catalanes y las resoluciones judiciales y el ordenamiento jurídico? ¿Sí o no?’. Que Torra responda al requerimiento. Si no dice que sí, el constitucionalismo se tendrá que volver a unir.No puede ser que el Gobierno de Sánchez diga que está en unas muy buenas conversaciones con la Generalitat y que ataque a Ciudadanos.
P. ¿Teme un enfrentamiento civil en Cataluña con cierto grado de violencia a tenor del panorama que describe?
R. Espero que no. Pero el conflicto social no solo se manifiesta con agresiones físicas. Hay muchos grupos de amigos que se han roto, que tienen miedo a hablar en público o de sus ideas en el trabajo. Ya hay muchos trabajadores de la administración pública que tienen que ir callados porque su entorno de trabajo está lleno de simbología política. Hay una presión social tremenda. En los concursos de cuerpos funcionariales se ve cómo baja el interés por ir a Cataluña y sube el interés por salir de Cataluña. Estamos en una situación muy grave fruto de 35 años de nacionalismo con un Gobierno central pactando con ellos y mirando hacia otro lado.
“El Valle de los Caídos sí puede ser un lugar de reconciliación”
Pregunta. ¿Le gusta a Ciudadanos tener a Franco en el Valle de los Caídos?
Respuesta. No. Franco tiene que salir y el Valle de los Caídos se tiene que convertir en un espacio de reconciliación. Pero se tiene que hacer jurídicamente bien, a través de una ley, no de un decretazo.
P. ¿Puede ser un monumento a la reconciliación un espacio físico que Franco levantó para inmortalizar su victoria en la Guerra Civil? Depende de cómo se lleve a cabo, hablar de un espacio de reconciliación en un lugar que para tantos ciudadanos solo significa dolor y opresión es complicado.
R. Eso es así ahora. Pero, como dijeron los propios expertos de la comisión impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, si se reorienta y reconvierte en un espacio en el que quede muy clara cuál ha sido la historia de España, sí puede ser un lugar de reconciliación. Pero se debe hacer con consenso y Sánchez lo ha roto.
P. En 2017 Ciudadanos votó a favor de estudiar la nulidad de las condenas de los tribunales franquistas. ¿Por qué ahora lo califican de “revisionismo histórico judicial”.
R. Estas cuestiones deben abordarse con rigor jurídico. ¿El gobierno quiere anular las condenas de los tribunales franquistas, también sentencias de cuestiones que no tienen nada que ver con lo ideológico? El planteamiento [del Gobierno] no está concretado. La ley de memoria histórica ya declara que las condenas franquistas por motivos ideológicos son ilegítimas y nos parece muy bien. ¿A qué se refiere el Gobierno ahora con “anular las condenas franquistas”?
P. Pero la ley de memoria histórica se aprobó mucho antes de que ustedes apoyaran en 2017 esa proposición no de ley que pedía estudiar la revisión judicial.
R. Esa proposición se redactó de forma razonable porque habla de “estudiar” esa cuestión. Otra cosa distinta es que el Gobierno quiera llevarlo a cabo sin ni siquiera explicar a qué se refiere, cómo pretende hacerlo... vemos que el Gobierno de Sánchez necesita hacer muchos anuncios sin ningún rigor y que se centran solo en el pasado para tapar que no tiene proyecto de futuro para España.
P. Afirmar que van a hacer un discurso político sobre inmigración “sin complejos”, ¿no es populismo?
R. No. Lo que genera populismo es una mala gestión, la demagogia y la mala planificación. Yo he estado este verano en Cádiz y hay muchos Ayuntamientos desbordados. Esto requiere una política responsable.
P. ¿Le parece bien la expulsión colectiva de inmigrantes por saltar la valla de Ceuta?
R. Yo apuesto siempre por el cumplimiento de la ley.
P. El acuerdo con Marruecos es legal, pero es una opción política activarlo o no. El Tribunal de Estrasburgo ha condenado las expulsiones colectivas.
R.Yo critico la improvisación y la ausencia de una política migratoria. El Gobierno de España no está liderando el debate de la inmigración a nivel europeo, no tiene un criterio claro, y cuando hay demagogia hay riesgo de que crezca el populismo.
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