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Sonoro abucheo para Donald Trump en su regreso al tenis: “Su régimen fascista no es bienvenido”

El retorno del presidente a la Arthur Ashe, 15 años después de haber sido pitado durante un partido de las Williams, retrasa media hora la final y colapsa los accesos

Donald Trump, este domingo en la Arhur Ashe de Nueva York.Foto: Geoff Burke (IMAGN IMAGES via Reuters Connect) | Vídeo: EPV
Alejandro Ciriza

La visita del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, alteró el protocolo habitual del torneo el día de la final del US Open. En concreto, la organización y las fuerzas de seguridad desplegaron este domingo un dispositivo especial ante la visita del mandatario, que presenció el duelo entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner desde uno de los palcos de celebridades que envuelven la pista central, como invitado de una firma de relojes de lujo que patrocina al torneo. Desde la noche anterior, la policía inspeccionó de manera exhaustiva los alrededores del Billie Jean King National Tennis Center, ubicado junto al parque de Corona Park-Flushing Meadows, en el distrito de Queens.

Su aterrizaje en las instalaciones provocó que todo se ralentizase y se colapsaran los accesos, por lo que el protocolo inicial de la final se retrasó media hora: de las dos a las dos y media, hora local. Ya estaban los tenistas dando pelotazos cuando alrededor de 5.000 personas continuaban fuera. Trump, mientras tanto, se dejó ver en la grada antes del inicio del partido, interesándose por el trofeo para el campeón, y luego escuchó erguido el himno nacional de su país; en ese instante, cuando él apareció en el videomarcador, se entremezclaron aplausos y pitos por parte del público, aunque la pista —con capacidad par 23.700 espectadores— aún no se había llenado. Hubo tibieza, división.

No la hubo, sin embargo, cuando se cerró el primer set. Ahí, un sonoro abucheo acompañó al primer plano que se mostró en los pantallones, a lo que Trump reaccionó con un gesto altivo, en primera instancia, y enseñando el puño a continuación.

Embudos de aficionados en los exteriores de la Arthur Ashe.

Dos días antes, la Casa Blanca había confirmado la asistencia del político, quien antes de trasladarse a Washington residía en Nueva York y frecuentaba el US Open, por donde se dejan ver todo tipo de celebridades. La última vez que asistió a uno de sus partidos fue en 2015 y cabe recordar que entonces, hace una década, estuvo acompañado por su esposa Melania y recibió abucheos durante el encuentro entre las hermanas Williams, Venus y Serena, correspondiente a los cuartos de final. En esta ocasión, el dirigente y empresario, de 79 años, no quiso perderse el pulso entre las dos grandes estrellas del momento en el tenis.

Preguntado por ello dos días antes, después de haber resuelto el acceso a la final, Alcaraz (22 años) comentaba: “Creo que es un privilegio para los todos torneos tener al presidente de cada país apoyando al evento, al tenis. Trataré de no enfocarme en eso, de no pensarlo demasiado para no ponerme nervioso”.

Manifestantes exhiben pancartas contrarias a Trump.

Al conocerse la visita de Trump, el departamento de comunicación del torneo envió el sábado una serie de coordenadas a los periodistas, en nombre de la Federación Estadounidense de Tenis (USTA, por sus siglas en inglés), en las que se advertía de que el personal de seguridad y la policía llevarían a cabo controles exhaustivos desde primera hora, así como una recomendación de llegar al complejo antes de las diez de la mañana, cuatro horas antes del encuentro. Del mismo modo, instaba a los profesionales a abandonarlo el día previo, cuando se disputó la final femenina en la que triunfó de nuevo la bielorrusa Aryna Sabalenka, antes de las once de la noche.

Por otra parte, en un mensaje enviado a las cadenas con derechos de retransmisión por la USTA, se solicitó a las televisiones que censurasen cualquier protesta o reacción a la presencia de Trump, según informó un periodista especializado en el blog Bounces (botes) que tuvo acceso al correo electrónico interno en el que se especificaba la directriz.

Trump, en la central de Nueva York.

Se da la circunstancia de que Trump nació y creció en el distrito de Queens, en el seno de una familia acomodada que residía en el barrio de Jamaica States. Su presencia, sin embargo, no gustó a un grupo de manifestantes (Refuse Fascism, rechaza el fascismo) que se concentraron a la salida del metro —Mets–Willets Point, situada a unos 500 metros de la entrada principal del recinto— y protestaron a lo largo del trayecto con consignas y pancartas: “Demostremos alto y claro que Trump no es bienvenido en Nueva York, mientras impulsamos las históricas protestas no violentas que comenzarán el 5 de noviembre en Washington, cuando personas de todo el país inundarán las calles y no se irán hasta que su régimen fascista haya desaparecido”.

Trump se ha dejado ver en algunos espectáculos deportivos enmarcado en su país. En concreto, acudió a la Super Bowl, a las 500 millas de Daytona y ahora al US Open. Próximamente, el presidente norteamericano también estará presente en la Ryder Cup de golf, del 26 al 28 de septiembre en Long Island; concretamente, sobre el césped de Farmingdale.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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