Rajoy pide apoyo a sus barones para medidas “difíciles” en sanidad y educación
Las propuestas de los dirigentes indican gran preocupación por la deriva de la imagen del Ejecutivo Feijóo y otros piden una mejor comunicación y se quejan del trato de RTVE
En los momentos peores de su trayectoria política, Mariano Rajoy, un hombre de aparato de toda la vida, siempre encontró el mismo refugio: el partido. Ayer, cuando llegó el fin de semana y cerraron los mercados, y con ello el primer respiro tras cinco días de infarto, el presidente convocó de nuevo, por tercera vez en dos semanas, a los suyos. Primero fue a la dirección, después a los diputados, y ayer a los barones autonómicos.
Rajoy los convocó con tres objetivos claros. Primero, pedirles apoyo —lo encontró— para lo que él llama reformas educativa y sanitaria que implican importantes recortes. Se van a dar a conocer esta semana, con dos reuniones clave el lunes y el martes, y Rajoy quería garantizar que tiene el respaldo de unos barones que gobiernan en buena parte de España. Les dijo que va a haber medidas “difíciles” y les explicó que no hay opción con la situación de las cuentas públicas y de los mercados. Luis de Guindos, ministro de Economía, explicó esa situación de los mercados y animó a todos a comprometerse.
El presidente les pidió expresamente que no contaran nada de lo que pasaba en esa reunión clave. Según varios de los presentes, todos se mostraron dispuestos a apoyar las medidas, aunque no se llegaron a concretar. Dolores de Cospedal habló de un “gran pacto de los Gobiernos del PP con el Gobierno nacional” para sacar adelante esas reformas.
El segundo objetivo era claro: lanzar el mensaje a Bruselas y a los mercados, muy preocupados por las cuentas autonómicas, de que él es el jefe de un partido cohesionado, que las medidas duras que se van a anunciar esta semana van en serio y se van a cumplir porque Rajoy tiene la fuerza política para imponerlas al menos en sus autonomías, y las demás se verán arrastradas, creen en el PP.
Por último, el objetivo era recuperar el pulso político y sobre todo unificar el discurso del PP, que esta semana ha chirriado, con dirigentes desautorizando a ministros o Esperanza Aguirre planteando recuperar competencias. Ayer, según comentan varios asistentes, Aguirre no fue ni mucho menos tan clara y no habló de recuperar competencias, aunque sí muy claramente de la necesidad de recortar en sanidad y educación.
Rajoy pidió unidad de discurso y se encontró con una sorpresa. Todos se mostraron dispuestos a ayudar, pero muchos, en tono constructivo, hablaron abiertamente de los problemas de comunicación del Gobierno. Alberto Núñez Feijóo, Pedro Sanz, José Ramón Bauzá, Alicia Sánchez Camacho, José Antonio Monago y otros pidieron que se explique mejor la razón de las medidas, que se intente evitar que se interprete todo solo como recortes.
Rajoy contestó que toma nota de estas sugerencias, aunque aclaró que él mismo ha comparecido en tres ocasiones esta misma semana —el martes en el Senado, el miércoles ante sus diputados, el jueves en una rueda de prensa en Varsovia— para intentar explicar lo que está haciendo el Gobierno. Las propuestas de esos dirigentes indican la gran preocupación que hay en el PP por la deriva de la imagen del Ejecutivo justo ahora que empieza la fase más difícil de los recortes.
En ese contexto, algunos dirigentes, entre ellos Feijóo, según varios de los presentes, se quejaron amargamente del trato de que RTVE da al Gobierno. Buena parte del ala más dura del PP y de algunos medios conservadores está presionando al Ejecutivo para que cambie por decreto la ley y elija al nuevo presidente de RTVE sin consenso con el PSOE. La norma actual, que cambió José Luis Rodríguez Zapatero, implica que este cargo debe ser elegido con pacto entre los dos grandes partidos. Los barones no llegaron a apuntarse a las críticas más extremas de ese sector, según las mismas fuentes, pero sí dejaron claro su malestar. Rajoy tendrá que decidir ahora si pacta con Alfredo Pérez Rubalcaba o cambia la ley y toma el control de RTVE. El presidente no aclaró qué hará, y de RTVE más bien se mostró preocupado por su situación económica.
Monago, según varios de los presentes, fue el que más claramente planteó la necesidad de un pacto con el PSOE para hacer estas reformas duras. Rajoy dijo que él está abierto, pero cree que los socialistas, al votar no a la ley de estabilidad, han demostrado que no quieren. Muchos se fueron con la impresión de que ese pacto no es posible. Rajoy les dijo que él va a gobernar con su mayoría absoluta y su apoyo. El gesto político de convocarlos a todos cuando aún no ha habido cita con Rubalcaba pese a la durísima crisis es en sí muy evidente.
Semana negra
- Lunes. La presión de los mercados fuerza a Rajoy a adelantar los planes de recorte. El Gobierno anuncia un ajuste de 10.000 millones en gasto social.
- Martes. Rajoy sale por el garaje de las Cortes para eludir a los periodistas. Se recrudece el ataque a la deuda española, la prima de riesgo alcanza su máximo de la era Rajoy y la bolsa cae a niveles de 2009. El gobernador del Banco de España propone una ley para expulsar a las cajas de ahorro del negocio financiero y culpa a los políticos autonómicos de las fusiones fallidas.
- Miércoles. Con la prima de riesgo disparada y el caos informativo, Rajoy carga contra los líderes europeos Monti y Sarkozy, que desacreditan a España. Niega que haya riesgo de intervención. El Banco Central Europeo tiene que salir en defensa de España y frenar el acoso contra su deuda.
- Jueves. Viaje a Polonia, donde busca aliados para olvidarse de la intervención.
- Viernes. Argentina planea expropiar YPF. Rajoy tiene que activar a la UE y EE UU para defenderse.
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