Sin paz ni escuelas: el drama de las niñas en Sudán
Al menos 17 millones de los 19 millones de menores en edad escolar del país han visto interrumpida su educación como consecuencia del conflicto

Sudán continúa atravesando por segundo año un conflicto devastador que ha desplazado internamente a 12,36 millones de personas y forzado a otros 3,27 millones a buscar refugio en países vecinos como Chad, Egipto y Sudán del Sur, según los últimos datos de Naciones Unidas. Entre todos ellos, hay muchos niños y niñas que han dejado atrás sus hogares y, con ellos, las aulas. Las hostilidades han impedido que unos 400.000 estudiantes se presenten a sus exámenes de secundaria en diciembre de 2024, según el Comité de Maestros de Sudán. Los desafíos educativos también afectan a las naciones vecinas que acogen refugiados, donde las barreras legales y las infraestructuras precarias aumentan el riesgo de abandono escolar.
La educación no solo es un derecho humano básico, sino que también es un pilar esencial para el futuro de Sudán. Privar a toda una generación de su educación es perpetuar la pobreza, la desigualdad y la violencia. En el marco del último Día Internacional de la Educación, recordamos que los niños y niñas de Sudán han demostrado una resiliencia admirable frente a casi dos años de conflicto, trauma e incertidumbre. Pero no podemos permitir que esa resiliencia se convierta en resignación.
El impacto de esta crisis, una de las peores del mundo, sobre la infancia es inmenso, pero son sin duda las niñas quienes se enfrentan a las peores consecuencias. Las normas de género, ya de por sí restrictivas en tiempos de paz, se convierten en sentencias en medio de una crisis de esta magnitud. Para ellas, abandonar la escuela en mitad de un conflicto así es prácticamente inevitable. La educación de las niñas es vista siempre como secundaria frente a sus supuestas responsabilidades: hacerse cargo de los cuidados del hogar o de sus hermanos, ir en busca de agua, leña o alimentos, o incluso someterse a un matrimonio forzado siendo aún menores. Las niñas y jóvenes están expuestas a abusos y violencia en todo el mundo, pero mucho más en un contexto de conflicto como el que observamos en Sudán.
Garantizar el acceso a las escuelas es crucial, especialmente para las niñas, quienes son las primeras en ser desplazadas de las aulas y las últimas en regresar
Esta situación se ve agravada por el hambre. El último análisis del Sistema Integrado de Clasificación de Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés) destacó las condiciones de hambruna que experimentan varias regiones de Sudán, y ha proyectado un empeoramiento de las condiciones si continúa la dinámica actual del conflicto. Sin embargo, el gobierno sudanés ha rechazado estas conclusiones y ha decidido abandonar el IPC, complicando aún más la respuesta humanitaria en un país donde el acceso ya es un reto.
El impacto de esta situación amenaza con perpetuar un ciclo intergeneracional de pobreza, desigualdad y violencia. Más de 17 millones, de los 19 millones de niños en edad escolar en Sudán, han visto interrumpida su educación. En la espiral de violencia que continúa asolando el país desde abril de 2023, tan solo el 20% de las escuelas han podido reabrir sus puertas. Desde Plan International sabemos que, sin intervenciones inmediatas, esta crisis educativa podría condenar a toda una generación a un futuro sin oportunidades.
La educación nunca debería considerarse nada menos que un derecho humano básico y una herramienta vital para la reconstrucción de un país y una sociedad agredida y traumatizada. Proteger y garantizar el acceso a las escuelas es crucial, especialmente para las niñas, quienes son las primeras en ser desplazadas de las aulas y las últimas en regresar. Esto requiere que los gobiernos, la comunidad internacional y actores locales sigamos trabajando juntos para crear rutas seguras hacia las escuelas y establecer alternativas educativas adaptadas al contexto del conflicto, como programas de aprendizaje a distancia o escuelas temporales en los campos de refugiados de toda la región.
Es hora de actuar. Por el futuro de estos niños y niñas, por el futuro de Sudán, el acceso seguro a la educación debe ser siempre una prioridad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Más información
Archivado En
Últimas noticias
La última apuesta de Petro: salario mínimo histórico, reforma laboral en marcha y ley de financiamiento por decreto
La presidenta Sheinbaum afronta la tragedia del Tren Interoceánico como remate de un año “complicado”
El descarrilamiento del Tren Interoceánico alimenta las críticas de la oposición y señalamientos contra el proyecto
Detenido un implicado en el homicidio de Carlos Manzo que participó en el chat donde se planeó
Lo más visto
- La Audiencia Nacional avala la decisión de Robles de retirar el nombre de Franco a una bandera de la Legión
- Trump anuncia la destrucción de una instalación de producción de drogas en Venezuela
- Rusia amenaza con romper las negociaciones tras acusar a Ucrania de atacar una residencia de Putin
- Alain Aspect, Nobel de Física: “Einstein era tan inteligente que habría tenido que reconocer el entrelazamiento cuántico”
- La larga sombra del hijo único: China paga con una crisis demográfica su mayor experimento social





























































