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China denuncia la “ley de la selva” a la que arrastra el ‘América Primero’ de Trump

El ministro chino de Exteriores, Wang Yi, aboga por la negociación de una “paz justa y duradera” en Ucrania

El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, abandona la sala tras celebrar una rueda de prensa este viernes en Pekín.
El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, abandona la sala tras celebrar una rueda de prensa este viernes en Pekín.ANDRES MARTINEZ CASARES (EFE)
Guillermo Abril

Ante un mundo turbulento, poblado de incendios, y con los vientos de Donald Trump propagándose en múltiples direcciones, China se ve a sí misma como un remanso de estabilidad: “La certidumbre es un recurso cada vez más escaso”, ha asegurado el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, en una comparecencia este viernes en Pekín. En su intervención, en respuesta a preguntas pactadas de antemano, ha denunciado la política de “dos caras” de Estados Unidos frente a su país y criticado la doctrina del América Primero recién instalada en la Casa Blanca: “Si todo el mundo pusiera el acento en ‘mi país primero’ y se obsesionara con una posición de fuerza, volvería a reinar la ley de la selva”, ha criticado.

Wang también ha subrayado el apoyo chino a una negociación en Ucrania que dé lugar a “un acuerdo de paz justo, duradero y vinculante”, aunque sin aclarar qué rol podría desempeñar China o quiénes deberían sentarse a la mesa, y ha abogado por “resolver” de forma “amistosa” las tensiones comerciales con la Unión Europea. Al ser interrogado por la propuesta de Trump de construir un resort sobre los escombros de Gaza, ha afirmado: “Gaza pertenece al pueblo palestino y es parte integral del territorio palestino. Cualquier intento de cambiar por la fuerza el estatus de Gaza no traerá paz sino que solo provocará nuevos disturbios”.

La única rueda de prensa anual del ministro de Exteriores chino es un espacio en el que Wang, un veterano que lleva más de 12 años en el cargo, se desenvuelve de forma cómoda. Durante cerca de hora y media, ante una sala repleta de periodistas de las cuatro esquinas del planeta, ha tocado casi todos los palos, a menudo subrayando la posición cada vez más central de China en el teatro geopolítico, hablando de “multipolaridad” (el eufemismo habitual para referirse a un mundo en el que Estados Unidos no dicta las normas), de la necesidad de que todos los países tengan voz en la escena mundial, de la importancia de la ONU, y del rol de su país como estandarte del sur global.

En este campo también hay certidumbre: ante las preguntas debidamente filtradas, Wang lee sus respuestas de los folios que tiene sobre la mesa, y esto es parte clave del modelo que ofrece China al mundo. Nadie pregunta, por ejemplo, por Qin Gang, el ministro de Exteriores que ocupó el cargo unos meses en 2023, antes de desaparecer sin más explicaciones de Pekín. Y muchas de las cuestiones planteadas suenan a propaganda: “Usted ha dicho que la diplomacia china ha aportado la tan necesaria estabilidad a un mundo cambiante y turbulento en 2024; dado que se esperan más transformaciones y caos en 2025, ¿qué papel desempeñará China en el mundo?”.

Las relaciones con Estados Unidos han protagonizado buena parte de la comparecencia. Cuando se le ha preguntado por cómo, en menos de dos meses, Trump ha hablado de abandonar organizaciones internacionales, de suspender la ayuda estadounidense al resto del mundo y de las amenazas a sus tradicionales aliados, Wang ha replicado: “Los grandes países deben asumir sus obligaciones internacionales y cumplir con sus responsabilidades”.

Ha celebrado que cada vez más naciones se sumen a las iniciativas globales propuestas por el presidente chino, Xi Jinping, “para construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad”, que entroncan con la tradición de la civilización china y con “el espíritu internacionalista de los comunistas chinos”, ha dicho.

A favor de la paz

En el terreno de Ucrania, ha dado pocas pistas. Cree que las partes comparten argumentos suficientes para sentarse a la mesa. Y cree que esa mesa es la forma de poner fin a la guerra. Ha enfatizado que China siempre ha estado a favor de la paz, a pesar de que desde Occidente se ha criticado su calculado equilibrio escorado hacia Moscú, por su apoyo económico fundamental y el suministro a Rusia de materiales de doble uso civil y militar.

Este jueves, el enviado especial de China para Asuntos Europeos, Lu Shaye, aseguró que estaba “consternado” por la forma en que Trump había tratado a los aliados europeos, y subrayó que cualquier proceso de paz debe contar con el reconocimiento y la participación de todas las partes implicadas, incluidas las naciones europeas. Wang no ha ido tan lejos.

“China está dispuesta a seguir desempeñando su papel constructivo de acuerdo con los deseos de las partes interesadas y a trabajar con la comunidad internacional para resolver en última instancia la crisis y lograr una paz duradera”, ha dicho, sin contestar a la pregunta de si Pekín estaría dispuesto a enviar tropas de mantenimiento de la paz.

Sí ha asegurado, igual que Trump, que la guerra en Europa se podría haber evitado: “La seguridad de un país no puede construirse sobre la inseguridad de otros países”, ha dicho, en un mensaje que parece validar los argumentos del presidente ruso, Vladímir Putin. Y que sirve igualmente para censurar la estrategia de Washington en el Indo-Pacífico: “China se opone firmemente al despliegue de misiles de alcance intermedio por parte de Estados Unidos en las zonas que rodean a China”. Según su visión, la presencia del país norteamericano en la región “no ha hecho más que provocar problemas y crear divisiones”.

Wang ha criticado con dureza la nueva contienda arancelaria de Trump, que ha elevado en un 20% los gravámenes a todas las importaciones chinas, ha exigido “respeto mutuo” en los lazos con Washington, y asegurado que Pekín “contraatacará decididamente” si persiste la presión. “Ningún país puede imaginar que puede reprimir y contener a China y al mismo tiempo desarrollar buenas relaciones con ella”, ha denunciado lo que denomina una política estadounidense de “dos caras”. Pero ha sonado más suave que uno de los portavoces chinos de Exteriores, que esta semana aseguraba que el país está listo para enfrentarse con Estados Unidos “hasta el final” en una guerra arancelaria “o cualquier otro tipo de guerra”.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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