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China responde a los nuevos aranceles de Trump con más impuestos a productos de EE UU

Pekín anuncia gravámenes de hasta el 15% a la importación de algunos productos agroalimentarios y la restricción de exportación de productos de doble uso a 15 empresas de seguridad y defensa estadounidenses

Un agricultor cosechaba maíz en un campo de Iowa, en octubre de 2019.
Un agricultor cosechaba maíz en un campo de Iowa, en octubre de 2019.KIA JOHNSON (Reuters)
Guillermo Abril

La guerra comercial entre China y Estados Unidos es ya un hecho. Ante la nueva subida de aranceles del 10% a productos chinos importados en el mercado de Estados Unidos decretada por Donald Trump y que ha entrado en vigor este martes, Pekín ha respondido de la misma manera que hace un mes: de forma inmediata, teledirigida contra sectores concretos y en múltiples frentes, pero sin hacer demasiado ruido. China impondrá a partir del 10 de marzo nuevos aranceles adicionales de hasta el 15% contra diversos productos del sector agroalimentario estadounidense; ha restringido las exportaciones de productos chinos a 15 empresas estadounidenses vinculadas a defensa y seguridad por su potencial doble uso civil y militar, y ha añadido 10 nuevas empresas del país norteamericano a la lista de entidades no fiables (lo que permite a Pekín imponer medidas punitivas).

Los aranceles adicionales estadounidenses, que se suman a los que ya soportaban los productos chinos de forma previa ―incluido el 10% que entró en vigor el 4 de febrero―, “violan las normas de la OMC y socavan el sistema multilateral de comercio”, ha afirmado este martes un portavoz del Ministerio de Comercio de China. Esta voz oficial ha denunciado, una vez más, que las nuevas barreras comerciales se hayan impuesto por motivos relacionados con la entrada ilegal de fentanilo en Estados Unidos, un potente opiáceo sintético que está causando una verdadera epidemia. “China está muy descontenta con esto y se opone firmemente, y tomará contramedidas para salvaguardar con firmeza sus propios derechos e intereses”, argumentaba el portavoz poco antes de que los ministerios correspondientes anunciaran la batería de réplicas.

Los gravámenes chinos, publicados poco después de la una de la tarde en China (medianoche en Estados Unidos: esto es, cuando arrancaba el día 4 en este país), serán del 15% adicional al pollo, el trigo, el maíz y el algodón estadounidenses y del 10% adicional al sorgo, la soja, la carne de cerdo, la carne de vacuno, los productos de mar y de río, las frutas, las verduras y los lácteos, según ha anunciado el Ministerio de Finanzas chino en un comunicado.

Además, 15 empresas estadounidenses vinculadas a sectores tecnológicos, de defensa y seguridad han sido añadidas a la lista de control de exportaciones de China por su potencial doble uso civil y militar “con el fin de salvaguardar la seguridad y los intereses nacionales y cumplir con las obligaciones internacionales como la no proliferación”, según el comunicado del Ministerio de Comercio, que será el organismo encargado de autorizar de forma previa la exportación de productos a estas entidades.

La lista de compañías incluye a Leidos, dedicada a la aviación y la investigación biomédica; Gibbs & Cox, la mayor empresa independiente estadounidense de arquitectura naval e ingeniería marina; IP Video Market Info, centrada en la tecnología de seguridad física, videovigilancia, la robótica y la detección de armas. Además hay empresas de inteligencia artificial, como Shield Al y HavocAI, y fabricantes de drones como Skydio y Red Six Solution.

Otras 10 compañías de Estados Unidos han sido incluidas en la lista de entidades no fiables de China por su implicación en la venta de armas a Taiwán, la isla autogobernada que Pekín considera una parte irrenunciable de su territorio y a la que Washington apoya militarmente. Estas empresas no podrán realizar actividades de importación ni exportación con China ni nuevas inversiones en el gigante asiático, según el anuncio del Ministerio de Comercio.

Sobre Illumina Inc, una empresa estadounidense de biotecnología incluida en la lista de entidades no fiables hace un mes (en la primera réplica china contra los aranceles de Trump), Pekín ha especificado también este martes que no podrá exportar a China sus secuenciadores genéticos.

Las medidas chinas se suman a la respuesta de hace un mes, cuando Pekín anunció gravámenes adicionales de entre el 10% y el 15% a diferentes productos energéticos, maquinaria agrícola y automóviles de gran cilindrada; restricciones a la exportación de varios productos relacionados con minerales críticos clave en la producción de tecnología y armamento, además de una investigación antimonopolio contra Google, que sigue abierta.

La nueva salva de Trump golpea a China en un momento incómodo, justo coincidiendo con el arranque de uno de los eventos políticos más importantes del año, las llamadas Dos Sesiones, durante el cual se reúnen en Pekín la Asamblea Nacional Popular (el Parlamento chino) y la Conferencia Consultiva (un organismo asesor). En los próximos días se espera una intervención del primer ministro chino, Li Qiang, en la que fijará objetivos importantes para este 2025, como la cifra de crecimiento de la economía y el presupuesto dedicado a defensa, y la celebración de la única rueda de prensa anual del ministro de Exteriores, Wang Yi (en la que, en cualquier caso, las preguntas son pactadas de antemano). Ambas, así como las comparecencias sin acceso a la prensa que tiene previstas el presidente del país, Xi Jinping, podrían ofrecer pistas de cómo valora el liderazgo comunista esta nueva contienda.

En Pekín, alejada de la política del tuit y el espectáculo televisivo instalada en la Casa Blanca, apenas ha habido pronunciamientos oficiales sobre los zarpazos arancelarios, más allá de los habituales portavoces. Al poco de la primera embestida tarifaria, Trump aseguró que tenía previsto hablar en los días siguientes con su homólogo chino. Pero hasta la fecha no se ha producido ningún contacto oficial entre los máximos líderes de la primera y la segunda potencia mundial para tratar de limar asperezas o alcanzar un acuerdo.

China sí aseguró la semana pasada que su Ministerio de Comercio ha estado en contacto con sus contrapartes estadounidenses, y el ministro de Comercio, Wang Wentao, escribió también la semana pasada una carta a Jamieson Greer, nuevo representante comercial de Estados Unidos, en el que le felicitaba por el nombramiento y expresaba su preocupación por la política arancelaria de Washington.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.
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