_
_
_
_

El jefe de policía de Houston: “El debate de la inmigración es solo teatro político”

Art Acevedo habla en esta entrevista de por qué no se han visto escenas de caos y saqueos en Houston durante el desastre del huracán Harvey

Pablo Ximénez de Sandoval
El jefe de policía de Houston, Art Acevedo.
El jefe de policía de Houston, Art Acevedo.AP

En medio del torrente de información que acompaña desde hace una semana al desastre del huracán Harvey en Houston falta algo. Crímenes. Saqueos. Alguien que se haya puesto nervioso y haya pegado un tiro. No se ha visto. Quedan meses de recuperación y drama para miles de familias, pero hasta ahora la historia de Harvey es de civismo en medio del caos. Al frente del Departamento de Policía está Art Acevedo, el primer latino en dirigir la policía de Houston. Acevedo atendió a EL PAÍS mientras visitaba a los refugiados del mega albergue del Centro de Convenciones.

Más información
El huracán Harvey pone a prueba a Estados Unidos
La última esperanza de las víctimas sin papeles de Harvey
La lluvia de Harvey desborda los embalses de Houston
Los paisajes que ha dejado a su paso el huracán Harvey

“Se ha visto algo, pero muy poco”, responde cuando se le pregunta por delitos cometidos aprovechando el caos. “Esta es la cuarta ciudad del país, tenemos 2,4 millones de habitantes y 1.600 kilómetros cuadrados. La región entera son 6,5 millones de personas. Si te pones a pensar con todo lo que ha pasado el poco crimen que ha habido es una prueba de que el Departamento de Policía y nuestros colegas de las fuerzas de seguridad son un ejemplo de profesionalismo y liderazgo de esta comunidad. Es importante que la gente sepa que seguimos manteniendo la seguridad al mismo tiempo que hacemos de bomberos. Este departamento ha rescatado a más de 6.000 personas de sus casas. Nuestros policías lo hicieron sin el entrenamiento y sin el equipo, solo con coraje”.

La clave de estos días, explica, es que “nunca paramos de proteger contra los delincuentes”. “Cuando la lluvia caía bien fuerte y teníamos emergencias, teníamos agentes rescatando y al mismo tiempo a los pocos pandilleros que salieron les caímos encima, y los llevamos presos, incluso cuando nos dispararon”. Acevedo se refiere a algunos incidentes aislados de saqueos que extendieron el pánico entre los vecinos de zonas inundadas. No está claro cuántos casos ha habido, pero el fiscal del condado dijo el martes pasado que había 14 personas acusadas de robo.

Ante los rumores, el alcalde decretó un toque de queda desde la medianoche hasta el amanecer que básicamente sirvió a la policía para parar a cualquiera por la calle. El jefe salió en persona a dar una rueda de prensa en la que dijo que no permitiría que nadie se aprovechara de los vecinos “en el momento más bajo de sus vidas”. Y la fiscalía anunció un aumento de penas obligatorias instantáneo para cualquiera acusado de robo durante la inundación. “Lo estamos parando en seco”, dijo Acevedo el miércoles pasado.

“Nunca paramos de hacer una cosa por hacer la otra”, asegura Acevedo. “La decisión más importante fue el sábado. Sabíamos que venía la tormenta y el viernes habíamos puesto a todos los agentes en alerta táctica, que significa que todo el mundo tiene que trabajar un turno de 12 horas y descansar otras 12. Pero el sábado por la mañana, cuando vimos el informe del Servicio Meteorológico Nacional sabíamos que lo que iba a caer era algo que no se había visto. Ya habíamos dicho a los agentes que se trajeran mudas, ropa y almohadas, porque existía la posibilidad de que no les dejáramos irse a su casa. Desde el sábado, todo el mundo trabajó 24 horas durante cuatro días”.

El departamento de Acevedo lo componen 5.200 agentes y 1.200 personas de apoyo civil que tenían sus propios problemas personales durante la tormenta. “Más de 400 agentes tenían sus casas bajo el agua. Y ni uno se fue. Todos se quedaron. Durmieron en sus coches, el suelo, no se quejaron y no puedo estar más orgulloso”, dice Acevedo.

El jefe de policía de la cuarta ciudad más grande de EE UU nació en Cuba en 1964. La entrevista es en español, con un curioso acento cubano americano. La familia Acevedo emigró a EE UU cuando él tenía cuatro años. Creció en California. Desde el año pasado, se encuentra al frente de la seguridad de una de las ciudades con más inmigrantes del país y con más indocumentados (alrededor de 600.000, la tercera después de Nueva York y Los Ángeles), en medio de un desastre y con el debate de la inmigración muy caliente, hasta el punto de que se convirtió en una preocupación de las autoridades. La furia antiinmigrantes del Gobierno federal y estatal amenazaba con asustar a la gente y que no quisieran salir de sus casas. No ha habido roces políticos estos días, pero existe una tensión evidente entre el Gobierno de Texas y las grandes ciudades como Houston, que es ciudad santuario, es decir, que su policía no persigue inmigrantes.

“Siempre decimos que el debate de la inmigración no es más que teatro político”, contesta Acevedo. “En esta ciudad, el alcalde Sylvester Turner ha dejado claro que todo el mundo es bienvenido. La gente está aquí para trabajar y ser honrada. A este departamento de policía le da igual si estás aquí legal o no, nos centramos en el comportamiento. Si cometes un crimen violento o contra la propiedad vamos a ir a por ti como si no hubiera mañana, pero si lo único que haces es intentar ganarte la vida, la inmigración es un tema del Gobierno federal. Esta comunidad sabe que no tiene que temer a este jefe de policía, que habla español y que es un inmigrante. Por último, para los que dicen que la diversidad es un problema, esta es la ciudad más diversa del estado, del país y del mundo, y dime lo que has visto en los últimos siete días, dime que la diversidad no es hermosa”.

Acevedo tiene un mensaje por si queda alguien metido en su casa o que no se atreve a pedir ayuda o acudir a un refugio por miedo a tratar con las autoridades. “Estamos aquí para ayudar. Hasta nuestros amigos del Departamento de Seguridad Nacional, que están aquí investigando, no están haciendo labores rutinarias de inmigración, están aquí para buscar y rescatar y para proteger a la comunidad, y eso me lo han dicho a mi directamente el secretario y el director de la zona”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_