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Médicos Sin Fronteras rechazará fondos de la UE y sus Gobiernos por su política migratoria

La ONG cree que el acuerdo con Turquía "pone en peligro el propio concepto de refugiado"

Una médico de Médicos Sin Fronteras atiende a un migrante en el barco Dignity I.Foto: reuters_live | Vídeo: Claudio Álvarez
Naiara Galarraga Gortázar

Médicos Sin Fronteras ha dado este jueves un golpe en la mesa. A partir de ahora esta ONG rechazará el dinero de la Unión Europea y de los 28 Gobiernos que la integran en protesta por una política que consideran centrada en “externalizar el control migratorio” y que “sienta un peligroso precedente”. Los fondos a los que renuncian supusieron el año pasado 63 millones de euros (19 millones de Bruselas y el resto de Ejecutivos comunitarios, incluidos 625.000 euros del español).

“MSF lleva meses denunciando la vergonzosa respuesta europea, centrada en disuadir a estas personas en lugar de darles la ayuda y protección que necesitan”, ha recalcado Jerome Oberreit, secretario general de la ONG, en una conferencia de prensa en Ginebra al anunciar la drástica medida. Es una de las protestas más sonoras contra una política que descansa sobre el pacto de la UE con Turquía por el que esta ha frenado la salida de pateras y acepta a los expulsados a cambio de 6.000 millones y de que los turcos viajen a Europa sin visado. Detalla MSF que mil de esos millones son destinados a "ayuda humanitaria" en ese país, que acoge más de dos millones de refugiados sirios. Y asegura que esa ayuda sin duda es necesaria pero la critica como "una instrumentalización inaceptable de la ayuda humanitaria" porque "se ha negociado como recompensa a las promesas de control fronterizo".

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El dinero al que renuncia supone una pequeña parte del que maneja porque esta ONG, que en 2015 tuvo un presupuesto de 1.200 millones, se financia en un 92% con fondos privados aportados por sus seis millones de socios. Sus responsables son conscientes de no afectará a la política europea, al menos a corto plazo, pero la consideran como una “declaración política” contra una política con la que rechazan colaborar. “Hemos tomado esta decisión por principio, para distanciarnos de una política que generan dolor y sufrimiento”, explica por teléfono Joan Tubau, director general de MSF en España.

“Si la UE puede negar la entrada de cuatro millones de sirios y les viene a decir que se queden en Turquía, Líbano o Jordania o que intenten llegar a Libia para intentar cruzar a Italia por el Mediterráneo…, ¿Qué no hará Kenia con los refugiados de Somalia?”, se pregunta Tubau en referencia a la reciente amenaza de las autoridades kenianas de clausurar el campo de Daadab, el mayor del mundo con 350.000 acogidos.

Médicos Sin Fronteras alerta de que el pacto migratorio con Turquía “pone el peligro el mismo concepto de refugiado y la protección que este ofrece a las personas en peligro”. A la Unión han llegado en lo que va de año han llegado 211.000 personas y otras 2.868 han m uerto ahogadas. Pero el cierre de fronteras en los Balcanes y la clausura de la ruta de Turquía a Grecia ha dejado atrapadas en este país a unas 50.000 personas cuya única opción es ahora solicitar asilo en el país de la Unión más golpeado por la crisis.

Otros planes que sopesan las instituciones europeas también causan honda preocupación en la organización. El reciente anuncio de la Comisión de que planea retirar ayudas a países africanos que no frenen la salida de migrantes o acepten a los deportados indigna especialmente a MSF porque entre esos países están Somalia (un Estado fallido donde operan milicias yihadistas), Eritrea (uno de los países más represivos del mundo), Sudán y Afganistán.

La ONG ya había expresado en los últimos meses sus profundas discrepancias con la manera en la que los Gobiernos europeos y la Unión han afrontado un desembarco inédito en la región de personas que huyen de la guerra y otras persecuciones o buscan una vida digna. MSF fue de los primeros en abandonar su trabajo en los centros de registro de Grecia que el acuerdo con Turquía convirtió de un día para otro en centros de detención de migrantes.

Esta decisión no afectara a los programas en marcha, recalca la organización médico humanitaria.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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