Eladio Carrión: “A los profesores deberían pagarles como a los doctores, son quienes están moldeando a la gente”
Hay un ‘trap’ luminoso y nadie lo hace como el puertorriqueño Eladio Carrión, que empezó haciendo vídeos de humor en las redes y está a punto de llenar tres noches el Wizink sorteando con ingenio los tópicos de su género
“Ayer fui al concierto de Kanye. Es mi artista favorito, la inspiración más grande de mi música. Apenas grabé tres videos y ni siquiera miraba al cel cuando lo hacía”, dice Eladio Carrión (Kansas, 29 años) en una lujosa habitación de hotel en Madrid, recién llegado de la Fashion Week de París. Viste acorde a la estrella de música urbana que es: cascos a medio colocar en la cabeza, chaqueta amplia de cuero negro de Off-White, sudadera oversize, pantalones vaqueros, unos zuecos negros y, cómo no, su enorme reloj de diamantes en la muñeca izquierda. De complexión corpulenta, —fue nadador profesional representando a Puerto Rico—, voz grave, manos grandes, tatuajes y barba perfilada, de primeras impone. Pero se relaja en cuanto se sienta en un sillón de terciopelo al lado de la enorme cama donde se apoya, en silencio y con una grabadora extra, su equipo de prensa.
El uso de los móviles en los conciertos es algo que le obsesiona: “Entiendo que haya gente que quiera tener su recuerdo, pero si fuera por mí mandaría quitar el teléfono todo el concierto”, asegura. “Estamos pegados al celular. Hay gente que ve los conciertos enteros a través de él. Es increíble y la energía que se transmite al artista es diferente. Vivimos demasiado en las redes. Queremos postear todo lo que pasamos en vez de vivir la experiencia”.
Hace poco se viralizó un vídeo de uno de sus directos en Costa Rica en el que pedía a sus fans que no grabasen mientras sonaba su canción Mbappe. Fue una petición tan poco usual que lo recuerda como algo casi contracultural. “Se pusieron como en Woodstock [se ríe]. Sin teléfono, todo el mundo brincando y saltando a lo loco”. Durante mayo y junio estará de gira en 11 ciudades españolas y otras seis europeas. Ya ha anunciado varios conciertos con entradas agotadas. Entre ellos, en el momento que se escribe este artículo, dos seguidos en el WiZink Center de Madrid (y un tercero con el 80% de las entradas ya vendidas) y otro en el Palau Sant Jordi de Barcelona. ¿Pedirá que apaguen los móviles? “Claaaro, hermano”, exclama. “Es la primera vez que hago una gira por aquí. Tenía muchas ganas”.
Hasta ahora Carrión solo había actuado en España en festivales, pero eso, dice, no es ni parecido: “No tiene nada que ver un directo de 40 minutos con uno de casi dos horas. España merece ya un showcito mío. A Italia y Suiza vamos a experimentar qué tal, pero aquí llevan mucho tiempo activos conmigo y se lo merecen. No hay nada mejor que estar en un show. Hoy se pueden comprar views, pero no puedes comprar las emociones que siente la gente con tu música. A veces flipo con que mis fanáticos se sepan todas mis canciones verso a verso”.
A Eladio Carrión le escuchan 21,6 millones de personas en Spotify al mes y su música acumula más de cinco mil millones de reproducciones entre las diferentes plataformas digitales. Con TQMQA (acrónimo de Te quiero más que ayer), el primer sencillo de su nuevo disco, Sol María, consiguió por primera vez un número 1 en Estados Unidos: el de la Latin Pop Airplay de Billboard. Hace reguetón, rap, dembow e incluso R’N’B o Jersey club, pero sobre todo trap. De hecho hay quien lo considera el máximo referente del trap en español. Entre ellos una voz tan autorizada como su compatriota Bad Bunny. “Hace rato me quité del trap. Yo se lo dejé a Eladio”, cantaba la gran estrella mundial del momento el año pasado en MONACO, el primer sencillo de su último disco.
“El reguetón está cabrón, está muy duro para transmitir felicidad y llegar a las radios, pero no me da la oportunidad para expresarme bien”
Se conocieron en el momento justo. Carrión era un influencer que había firmado con lo que entonces era una pequeña compañía local, Rimas. Confuso sobre su futuro, decidió matricularse en el Colegio de Cinematografía, Artes y Televisión de San Juan de Puerto Rico. Al parecer, cuando él entraba por la puerta salía Bad Bunny, entonces solo Benito, y se hicieron amigos. Carrión, que presume de tener “un oído cabrón” para los éxitos, escuchó la versión original de la ahora mítica Diles y fue quien le habló a Noah Assad, capo de Rimas, de aquel chavalito. El resto es historia.
Hoy, a Eladio Carrión la etiqueta música urbana le resulta demasiado amplia. Él prefiere hablar de trap y hip hop. “Se me hace más fácil contar mi historia. Es el challenge que me gusta: meter diez punchlines en ocho barras, flotar en un ritmo, ofrecer referencias que la gente entienda…”. Y contrapone: “El reguetón está cabrón, está muy duro para transmitir felicidad y llegar a las radios, pero no me da la oportunidad para expresarme bien. Es más como un juego de buscar ese estribillo repetitivo, esa melodía”. Eso sí, para él también es challenging hacerlo y que guste mundialmente. Si por algo destaca Carrión es por su versatilidad: puede ser igual de melódico que la música de baile, pero sabe complementarlo con la voluntad narrativa de las letras del rap. Los temas oscilan entre la autosuperación, la redención, lo romántico y lo sexual. Pero sortea con ingenio los tópicos del género.
Su carrera musical comenzó en 2015. Era su tercer reinicio. Antes había sido una figura del humor en Internet. Se hizo cómico cuando en 2013 descubrió que ser nadador profesional y competir contra Michael Phelps representando a Puerto Rico no daba para vivir.
De cómico ganó fama imitando a otros artistas como Arcángel, Ñejo o Cosculluela, con los que ha acabado colaborando. Cuando empezó a ser conocido por eso, lo dejó y apostó todo por la música. Ahora abomina de las redes sociales, pero de humorista ganó fama a través de Instagram o la ya extinta Vine. “Es por eso que me quité de Vine. Al principio me gustaba porque era algo sencillo, grabado así con el dedo al momento [hace el gesto de hacerse un selfi]. Luego requería mucho más tiempo. No tengo tres horas para editar un vídeo que dura segundos”, responde. “Hermano, siento que empezó como una buena herramienta de exposición, pero se volvió algo más maligno. Hay muchas personas malas en redes, que lo usan para cosas que no son”. Pero aunque las critique, reconoce: “El día que mis hijos den sus primeros pasos sé que voy a ir corriendo a por el cel, en lugar de gozarme tanto la experiencia directamente con mis ojos. Son muchos años así, de lavado de cerebros. Pero eso ya son otros temas”, zanja entre risas.
Porque el artista multiplatino está en una nueva etapa vital. Acaba de ser padre de gemelos; nacieron el pasado noviembre, justo cuando, tras varios años de nominaciones, Carrión ganó por fin el Grammy Latino a mejor canción de hip hop por Coco Chanel, junto a Bad Bunny. No lo pudo recoger. El parto fue justo el día de la gala, que se celebró en Sevilla. La suerte está echada con su sexto álbum, Sol María, editado a principios de este año y que lleva el nombre de su madre. Mama’s Boy, la última canción del disco —que interpreta con el rapero español Nach—, está dedicada a ella. “Tengo un corazón gigante y es por cómo tú me has criado”, canta Carrión. “Es un disco para ella. Quería darle las gracias a través de la música”, dice ahora. El álbum y su nueva familia le han hecho reflexionar “sobre cuando me decían: ‘Nunca vas a entender esto hasta que seas papá’. Pues ya entendí. Estoy viviendo una experiencia super linda con mis hijos, es algo inexplicable”, responde con una sonrisa de oreja a oreja. Este sexto álbum es su confirmación. En él hay talentos consolidados de la música latinoamericana como Arcángel, De La Ghetto, Yandel o Duki. Pero también aúpa a los más emergentes, como al adolescente Milo J. Con el joven argentino en La Canción Feliz Del Disco se muestra feliz, inmune ante posibles críticas y, sobre todo, tranquilo. “Hoy en día me siento bendecido y afortunado”, declara.
“Uno tiene que valorar lo que está cantando, porque como influencia es mucho. Especialmente, si son niños pequeños que están pegados a YouTube, están en la edad de absorber todo el conocimiento”
Carrión reivindica su identidad boricua. “Soy de la H, no la de Travis. Yo tengo la salsa flow Héctor Lavoe”, canta al inicio de su sesión con Bizarrap. Eladio Carrión fue el primer puertorriqueño en grabar con el súper productor argentino. Su tema acumula 220 millones de reproducciones en YouTube. La H es por Humacao, el pueblo donde creció, frente a Houston, ciudad donde nació la figura mundial del trap Travis Scott. Carrión tiene lo mejor de ambos mundos: nacido en Estados Unidos, su primer idioma fue el inglés y, a juzgar por como habla con su séquito, en su vida diaria salta con naturalidad entre inglés y español. Probablemente es el artista puertorriqueño con un estilo más cercano al hip hop estadounidense, pero para rapear siempre usa el español.
Puerto Rico, la isla de Bad Bunny, Myke Towers, Daddy Yankee, Arcángel o Rauw Alejandro, con quienes ha colaborado. ¿Por qué un lugar tan pequeño manda en la escena internacional? “Siempre ha sido el powerhouse de la música urbana latina”, responde. “Incluso hubo un momento en el que si no eras de allí no te tomaban en serio. Luego salieron artistas potentísimos de todas partes. Tenemos influencias de diferentes culturas; la caribeña, la norteamericana y el hip hop. Hay mucho pasando ahí en esa islita. Creo que es por todo lo que tenemos a nuestro alrededor, nos adaptamos”. La isla vive años de inestabilidad política. En 2019, los artistas boricuas Ricky Martin, Residente y Bad Bunny encabezaron las protestas contra el gobernador Ricardo Roselló, que terminó dimitiendo. El actual, Pedro Pierluisi, externalizó la propiedad de la electricidad estatal a la empresa Luma Energy y abundan los repentinos cortes de luz en el país. Bad Bunny criticó y analizó toda esta situación en su videoclip-documental El Apagón. “Soy Luma pa’ mis haters porque no les voy a dar luz”, dice Carrión en Air France. “Son muchos años de una mala administración en Puerto Rico. Pasa allí y en muchos más lugares del mundo”. Respira y reflexiona, de nuevo, sobre la importancia de la educación en una sociedad: “En Puerto Rico, el sistema de educación está cayéndose. No están apoyando a los maestros. En un mundo perfecto siento que a los profesores deberían pagarles como a los doctores, porque son quienes están moldeando a la gente. Pero en Puerto Rico hay muchas cosas buenas pasando a la vez que las malas”, precisa.
Carrión también ha colaborado con superestrellas del género urbano de fuera de la isla. Muchos son sus influencias: Future, Lil Wayne o 50 Cent. Él habla como si lo tuviera todo pensado desde hace años: “Yo ya tenía el feature en mi cabeza para cada americano con quien he colaborado, con temas guardados para ellos. Conozco sus gustos. Estudiaba mucho a esos artistas, los consumía, conozco sus productores, qué ritmos les iban a gustar…”.
En la mano derecha lleva tatuado el logo de su primer álbum, Sauce Boy. Una rosa sobre una planta de marihuana, no oculta que le encanta el cannabis. Mucha gente se tatuó ese mismo símbolo con la salida de ese disco. Al decírselo, Carrión sonríe y se palmea dos veces el dorso. “Es un movimiento. Es mucho más que música. Cuando uno trata la música con respeto y con amor se convierte en algo más que un trabajo o dinero. Esto es ya un compromiso con la sociedad, con la comunidad y con mis fanáticos. Al final, eres una influencia para estos niños y adolescentes”. Con el tiempo se está convirtiendo en un artista para toda la familia. Cuenta que cada vez ve a más padres con niños en sus conciertos. A lo largo de su último álbum se muestra consciente de su responsabilidad como artista. “Uno tiene que valorar lo que está cantando, porque como influencia es mucho. Especialmente, si son niños pequeños que están pegados a YouTube, están en la edad de absorber todo el conocimiento”. Confiesa que sabe que hay canciones que pueden tener un “foco de ignorancia”, pero que él intenta dar un producto que sea puro.
Durante el tránsito hacia el artista que es hoy llegó a dormir en coches y en los sofás de sus amigos en los estudios. Su ambición por lograr su sueño era gigantesca. Tras todos sus éxitos mundiales está claro que ahora no le falta liquidez. “Aprendí que el dinero no es felicidad”, defiende en Fé, Cojones y Paciencia. “Cualquier persona que haya hecho una gran cantidad de dinero y haya vivido las dos etapas, la de tener y la de no tener, te dirá que no es el dinero lo que da la felicidad. Pero quien solo haya vivido con dinero no lo sabrá. El dinero no da felicidad, da comodidad. La felicidad es cuando veo a mis bebés sonriendo. No puedo pagarles 20 pesos para que sonrían. Eso no se puede comprar”, responde, también, sonriendo.
Es trabajador: para Carrión, una sesión de grabación de menos de 12 horas “no es una sesión”. Reivindica la importancia del contenido en sus canciones y dar el máximo de sí mismo. Ser una buena influencia y acumular hits. Se considera un storyteller de las experiencias que pueda tener la gente: “Me gusta contar historias. No me gusta hacer las cosas por hacer. Da gusto montar esa peliculita en la que cuentas algo en una canción”. ¿Qué es lo que más le satisface de su trabajo? “Que la gente se sienta identificada con tu música es lo mejor del arte. Me gusta hacer que la gente se sienta bien al final del día”.
¿Se ha sentido vacío en algún momento con sus éxitos? “¡Qué va!”, responde veloz. “¡Hay más trabajo que hacer! Tengo la misma hambre desde el día que empecé. Sigo creciendo gracias a Dios y es lo que quiero”. ¿Y el futuro? “Nueva música, grandes shows y hacer crecer mi marca de cerveza o el SauceBoyz Fest”, dice, refiriéndose a su exitoso festival en Puerto Rico. Acaba la entrevista, se levanta rápido, estrecha la mano y da las gracias. Sale veloz de la habitación junto a su equipo. Le esperan para las fotos con ICON. Pero antes tiene cita con su barbero de confianza, recién llegado desde Sevilla. Lo primero es lo primero.
Realización Alfredo Santamaría / Maquillaje y peluquería: Miky Vallés (Another Artist) / Asistente de fotografía: Luis Calvo / Asistente de realización: Nicole Katzky
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